Cuando la virgen María sintió acercarse su fin sobre la tierra llamó en oración, según se lo había encargado Jesús, a los apóstoles junto a su lecho. Tenía ahora 63 años de edad, como yo. Cuando nació Jesús tenía sólo 15 años.
Antes de
su ascensión. Jesús había enseñado a María, en la casa de Lázaro en Betania,
como debía llamar a los apóstoles junto a sí y darles su última bendición que
debía serles de gran provecho. Le encargó también diversos trabajos
espirituales, cumplidos los cuales debían verse satisfechos sus vehementes
deseos de reunirse con Jesús en el cielo. En esa ocasión Jesús había mandado a
Magdalena que debía vivir en la soledad allá adonde la llevarían y a Marta que
debía vivir en una comunidad de mujeres, y que él, Jesús, estaría siempre con
ellas. Mediante la oración de María, los ángeles recibieron el encargo de
avisar a los apóstoles dispersos que se juntaran en Éfeso junto a la virgen
María…
Próxima
ya a la muerte, estaba tendida en el lecho de su celda. He visto que la criada
de María se afligía: en un rincón y aun delante de la casa se echaba de cara al
suelo, orando con grande aflicción y tristeza con los brazos levantados. He
visto acudir a dos parientes próximos de María y a cinco discípulos…
He visto
que los apóstoles primeros en llegar arreglaron, en la parte anterior de la
casa, un lugar para celebrar la misa y orar. Se preparó un altar con tela roja
y encima otra blanca donde colocaron un crucifijo que parecía de madreperla. La
cruz era como la de Malta. Esta cruz era como un relicario, pues se podía abrir
y tenía cinco compartimentos en forma de la misma cruz. Con este recipiente
trajo Pedro la Comunión a María Los demás apóstoles y discípulos se dispusieron
en dos hileras desde el altar hasta el lecho de la virgen y se inclinaron
profundamente al paso del Sacramento. El altar, donde se veía también un atril
con rollos de las escrituras, no estaba en el medio de la sala, donde se
hallaba el hogar, sino al lado derecho de la pieza, y era removido al dejar de
usarse… Los discípulos y las santas mujeres estaban alineados a los lados… He
visto que la virgen María estaba en su lecho sentada y que cada apóstol venia y
se hincaba. Y que María oraba, y con las manos cruzadas sobre la cabeza, los
bendecía. Lo mismo hizo con los discípulos y las santas mujeres. Una, que se
inclinó mucho sobre ella, fue abrazada. Cuando se acercó Pedro, he visto que
tenía un rollo de escritura en las manos. Habló la virgen María a todos, en
general; y esto lo hizo según lo que le había mandado Jesús en Betania. He
visto también que dijo a Juan cómo debían hacer con su cuerpo y que debía
repartir los vestidos que quedaban a la criada y a las otras mujeres que a
veces venían a ayudarla.
TOMADO DE: las Visiones completas de Ana Catalina Emmerick (XXIII Llegada de los apóstoles para la muerte de María Santísima). Ana Catalina Emmerick, alemana, beata de la iglesia católica, monja de las Canonesas de la Santa Cruz, fallecida en 1824.
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