El Vaticano autorizó abrir el proceso para la beatificación del P. Cícero Romao Batista, un querido sacerdote brasileño que estuvo relacionado a un presunto milagro eucarístico.
El 20 de agosto, el Obispo de Crato, en Ceará, Mons. Magnus Henrique,
anunció con “gran alegría” que el Papa
Francisco proclamó Siervo de Dios al P. Cícero Romao Batista al autorizar el
inicio del proceso para su beatificación.
El Prelado dijo que el Dicasterio para las Causas de los Santos del
Vaticano le envió una carta firmada el 24 de junio con la autorización de la
proclamación del P. Cícero, que es llamado “Padim
Ciço” de forma afectuosa por los fieles del país.
El Prelado explicó que el 12 de mayo de este año se reunió con el Papa
Francisco en el Vaticano, y le entregó una carta pidiéndole la apertura del
proceso de beatificación del sacerdote “amado y
venerado”.
“Esperamos que Su Santidad, en el momento oportuno,
examine con corazón de padre y como sucesor de Pedro esta petición ahora
formulada, cuya respuesta es un anhelo para nosotros y para los millones de
devotos del P. Cicerón”, expresó Mons. Henrique.
El P. Cícero nació el 24 de marzo de 1844 en Rua Grande, hoy Miguel
Limaverde, en Crato. Sus padres fueron los campesinos Joaquim Romão Batista y
Joaquina Román Vice, y fue criado por dos de sus hermanas: Mariquinha y Angélica.
Cuando tenía solo 12 años, después de leer la vida de San Francisco de
Sales, el Siervo de Dios hizo piadosamente un voto de castidad. Fue ordenado
sacerdote en 1870 en Ceará.
Uno de los sucesos más destacados de su vida ocurrió en 1889, cuando fue
testigo de un presunto milagro eucarístico durante una Misa en la capilla de
Nuestra Señora de los Dolores, en el distrito de Juazeiro.
Según la historia, el P. Cícero estaba participando en la Comunión,
cuando la hostia comenzó a sangrar en la boca de un feligrés. Como el suceso se
repitió varias veces, la parroquia comenzó a recibir muchos más peregrinos.
Incluso dos médicos fueron llamados a ver el suceso “milagroso”.
Sin embargo, la Iglesia no aceptó el milagro. En cambio, se acusó al P.
Cícero de manipular la creencia popular y se le suspendió el ministerio
sacerdotal en 1894, por lo que tenía prohibido celebrar Misa.
Cuatro años después, el P. Cicerón viajó al Vaticano y pidió al Papa
León XIII que revocara su sentencia, lo que le fue concedido.
En 1911, Juazeiro fue elevado a municipio y el P. Cícero fue nombrado
alcalde. Durante su encargo, el sacerdote realizó muchas mejoras.
Entre ellas, trajo a los Salesianos a la ciudad, donó terrenos para la
construcción del aeropuerto y abrió varias escuelas.
También construyó varias capillas, promovió el desarrollo de la
agricultura y ayudó a la población más pobre durante los tiempos de sequía.
El sacerdote murió a los 90 años, el 20 de julio de 1934, en Juazeiro do
Norte.
El 30 de mayo de 2006, 254 obispos de Brasil firmaron una carta conjunta
pidiendo a la Congregación para la Doctrina de la Fe que reconozca la acción
pastoral y apostólica del P. Cicerón en el desarrollo de la región.
En 2014, el Secretario de Estado del Vaticano envió a la Diócesis de
Crato una carta de reconciliación del P. Cícero con la Iglesia Católica.
Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado
originalmente en ACI Digital.
Redacción ACI Prensa
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