Nada más trascendental que ser mamá.
Por: Marina Galzerano | Fuente: Mujer Nueva
Durante 27 años de mi vida me tragué el cuento de que la mujer tenía que
realizarse fuera de la casa. Había que estudiar y luego trabajar mucho y subir
la escalera corporativa en alguna empresa. Teóricamente eso me daría mucha
felicidad y satisfacción. Y así lo hice. Terminé la Universidad y tomé un
trabajo en una empresa multinacional. Después de cuatro años trabajando de sol
a sol, porque entraba a las 9 de la mañana, pero no sabía a qué hora iba a
salir, conocí a una persona que me tiró un balde de agua fría.
Después de escuchar toda mi cátedra de lo importante que era que las mujeres
trabajaran para sentirse realizadas, porque cambiar pañales no era suficiente
para nuestro intelecto, él me dijo:
“Que bueno que hay mujeres como tú, que trabajan
para hacer una diferencia, pero yo no veo un trabajo que haga más diferencia y
que sea más trascendental que el ser mamá. Ahí haces la diferencia, en educar a
personas honradas y que ayuden a salir adelante al país. El trabajo de ser mamá
es de gran importancia en el mundo, en una empresa siempre serás útil, pero
nunca serás indispensable; en una familia una madre es indispensable”.
En ese momento sentí que toda mi existencia era superficial. En ese momento
todo lo que yo había creído durante TODA MI VIDA se
venía abajo y se me presentaba la realidad en crudo.
Al poco tiempo me casé con ese hombre. Tomamos la decisión de que después de
que naciera nuestro primer hijo, yo podría elegir regresar a trabajar o no
hacerlo. Pero recuerdo como si fuera ayer, cómo mi hija a la edad de tres meses
lloraba, pero al verme entrar al cuarto dejó de llorar y sonrió… en ese momento
me di cuenta de que NADA, ABSOLUTAMENTE NADA QUE YO
HICIERA EN UNA OFICINA ME DARÍA ESA SATISFACCIÓN. Esa satisfacción de
ser necesitada y amada por una personita tan vulnerable.
Fue una decisión difícil, ya que todos incluso familiares cercanos me decían: “para qué estudiaste tanto para cambiar pañales…”
Claro que los años han pasado y probablemente ya no seré tan necesaria como lo
era cuando mis hijos eran chicos, pero con una buena preparación y fuerza de
voluntad, lograré insertarme en el ámbito del trabajo. Aunque insisto que nunca
tendré la satisfacción que tengo cuando mis hijos me llaman MAMÁ.
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