La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha editado un sencillo libro de oraciones destinado al uso de los miembros del circo, los feriantes y otros trabajadores itinerantes que, por su modo de vida, no pueden disfrutar del calor de una comunidad parroquial estable.
Bajo el título “Mis oraciones de cristiano.
En el camino, en la caravana, en el recinto ferial, en la carpa”, el
Departamento de Pastoral de Circos y Ferias de la CEE ha recopilado las
oraciones principales del cristiano y algunas específicas para estos
trabajadores itinerantes.
El pequeño libro está dividido en siete partes que contienen las
oraciones básicas del cristiano, a la Virgen María, a San José y a los ángeles,
así como algunas para quienes están en camino.
También cuenta con algunas oraciones variadas (como la oración sobre el
sentido del humor de Santo Tomás Moro) y otras específicas de circenses y
feriantes.
En la presentación del libro, el director nacional del Departamento de
Pastoral de Circos y Ferias de la CEE, P. José Aumente, transmite a las gentes
del circo y a los feriantes que es consciente de que, “debido
a vuestra peculiar vida itinerante, no os es posible pertenecer a una parroquia
concreta”.
Sin embargo, les recuerda, en palabras del Papa Francisco, que “podéis ser comunidad cristiana itinerante, testigos de
Cristo que está siempre en camino para encontrar también a los más
alejados”.
Esta es la razón por la que el libro de oraciones pretende que, “en las caravanas, bajo la carpa o en las
atracciones de las ferias, podáis elevar vuestros corazones a Dios”, especifica el P. Aumente.
“SEÑOR, SOY UN TRASTO,
PERO TE QUIERO”
Entre las oraciones específicas de los circenses y feriantes, se
encuentra la llamada Oración del Payaso, que comienza diciendo: “Señor: soy un trasto, pero te quiero, te quiero
terriblemente, locamente, que es la única manera que tengo yo de amar, porque:
¡sólo soy un payaso!”
No es la única para estos artistas, tan queridos en especial por los
niños. La Oración del don de ser payaso reza: “Nunca
permitas que yo me olvide del don de ser Payaso, el deber de animar, de hacer
reír, de dar felicidad y amor a la gente. Quiero ser un instrumento de tu amor
y cariño. Señor, te consagro mi profesión de Payaso para ser un instrumento de
tu alegría”.
La oración dedicada a
la Virgen como “madre de los circenses y los feriantes, se confía así a la
Madre de Dios:
“¡Oh, Virgen Santísima! Te amo, creo y confío en Ti. Antes que nada, deseo
darte gracias por todo aquello que he recibido del Señor por tu intercesión, no
obstante, mis errores y pecados. Virgen Santísima, te pido que cuides de mí y
de mis seres queridos que, como feriantes y artistas de circo que somos,
siempre estamos viajando a pueblos y ciudades, para llevar alegría a los niños,
a los jóvenes y adultos, con las vistosas atracciones y sanos espectáculos. Y
al final, Madre de Dios y mía, cuando mi papel haya terminado, y las luces y la
música se hayan apagado, también para mí, porque debo ir a la ‘Gran Final’,
entonces, Virgen Santísima, llévame contigo al cielo a la fiesta y alegría que
no tendrán fin”.
Por su vida de ciudad en ciudad, que exige muchas horas de carretera, se
han incorporado también al libro la oración al Cristo de la carretera, a la
Virgen de los itinerantes, a la Virgen de la Prudencia, la oración del
conductor o la dedicada a San Cristóbal.
El libro también incluye una pequeña ficha personal para que se pueda
llevar el control de dónde se recibieron los diversos sacramentos.
PASTORAL ESPECÍFICA
DESDE FINALES DEL SIGLO XIX
La atención pastoral a las gentes del circo y los feriantes está
encomendada a nivel universal en la Iglesia al Pontificio Consejo para la
Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, perteneciente al Dicasterio para el
Servicio del Desarrollo Humano Integral.
La pastoral específica dedicada a los feriantes y circenses tiene su
primer precedente en la llamada Action Roulotte,
instituida con este fin en Bélgica en 1868. Entre 1975 y 1979 se realizaron
varios encuentros internacionales en París, Roma y Berlín.
En estas reuniones se abordaron cuestiones como la escolarización de los
niños, la marginación o el desarrollo de la dimensión ecuménica de esta
pastoral.
A partir de entonces, se han ido sucediendo reuniones a lo largo de los
años que han tratado de abordar los retos de la pastoral con los itinerantes
del circo y las ferias.
San Juan Pablo II, en un discurso con motivo del VII Congreso
Internacional de la Pastoral para los circenses y feriantes, explicó su deseo
de que “el mundo del circo y del espectáculo
itinerante se convierta en un laboratorio de frontera por lo que
concierne a las grandes temáticas de la pastoral, del ecumenismo y del diálogo
interreligioso, así como del compromiso común por construir una fraternidad
universal”.
POR NICOLÁS DE
CÁRDENAS | ACI Prensa
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