Un día como hoy, 24 de Agosto del año 1617, falleció en la Ciudad de Lima, Isabel Flores de Oliva, conocida como Santa Rosa de Lima. Ella una laica peruana que perteneció a la Orden de los Dominicos, desde su niñez sintió su vocación e ingresó a la Tercera Orden con el nombre de "Rosa de Santa María".
Consagró su vida a la ayuda social y atención de los enfermos, indígenas y marginados de la sociedad de aquella época. Venerada ya en vida por sus visiones místicas y milagros verídicos. Fue proclamada Santa en 1671, convirtiéndose en la primera Santa del continente americano.
A continuación, el
relato de su tránsito al cielo:
Cerca al
final de su vida, Rosa de Lima yacía gravemente enferma y quedó afectada por
una aguda hemiplejía. Pasó los últimos tres meses de su vida en la casa de
Gonzalo de la Maza, un contador notable del Virreinato, cuya familia le tenía
particular cariño. En este lugar se levanta actualmente el Monasterio de Santa
Rosa de Santa María.
El 24 de
agosto, en las primeras horas del día, Rosa de Lima murió a los 31 años de
edad, sus últimas palabras fueron "Jesús sea conmigo".
Cuenta el padre Leonardo Hansen que el día de sus exequias y entierro,
los devotos se abalanzaban sobre su cuerpo para arrancarle la vestimenta en
busca de un recuerdo, aclamándole como Santa y "Madre
de los Pobres de Lima".
Su
entierro fue uno de los más notables que vivió la ciudad de Lima, acudiendo el
virrey, miembros del Cabildo Secular y Eclesiástico, las órdenes religiosas
presididas por la Orden de los Dominicos, los oidores y notables, y todas las
personas que en vida la conocieron. Actualmente sus restos se hallan en la
Basílica de Santo Domingo de Lima. Su fiesta en la Iglesia se celebra el
próximo 30 de Agosto. 405 años intercediendo por el Perú, América Latina y por
todos nosotros.
ORACIÓN
A SANTA ROSA DE LIMA
Santa
Rosa de Lima, tú que supiste lo que es amar a Jesucristo con un corazón tan
fino y generoso, enséñanos tus grandes virtudes para que, siguiendo tu ejemplo,
podamos gozar de tu protección en la tierra y de tu compañía en el cielo.
Bendice
mi familia, mis amigos y a todos los que amamos a Dios, protege nuestras vidas
y cuida nuestra salud, para seguir llevando los alimentos que Dios nos concede
llevar a la mesa de nuestros hogares y embellece con tus rosas el camino de
quienes depositan su confianza en Él. Así sea.
Amén
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