Cada 27 de agosto se celebra la fiesta de Santa Mónica, mamá del gran Obispo San Agustín de Hipona. Por ello, aquí compartimos 4 datos de la que es modelo de madre del hogar.
1. UN PADRE DE LA
IGLESIA LE HIZO UNA PROFECÍA
Santa Mónica sufría mucho por la vida descarriada de su hijo Agustín y
rogaba a algunos miembros del clero que hablen con su hijo. En una ocasión, se
encontró con San Ambrosio, actual Padre y Doctor de la Iglesia por sus
enseñanzas de fe y de gran valor.
Cierto día, San Ambrosio al ver las insistentes súplicas de Mónica por
su hijo, le dijo: "Estad tranquila, es
imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas". La santa luego
se dejó guiar por él y se convirtió en una mayor ferviente cristiana.
2. RECIBIÓ CONSUELO EN
UN ANGELICAL SUEÑO
Cuenta el propio San Agustín en su libro “Confesiones”
que cuando él andaba por malos pasos, su madre soñó que estaba parada
sobre una regla de madera y un joven resplandeciente le preguntó el por qué
lloraba diariamente. La santa le señaló que por su hijo y el de aspecto de
ángel le contestó que donde estaba ella, estaba también su hijo. De pronto vio
a Agustín a su lado sobre la misma regla.
3. PIDIÓ SER ENTERRADA
FUERA DE SU PATRIA
Santa Mónica nació en Tagaste, en el año 331, al norte de África, y
viajó hasta Italia para ayudar a que su hijo se convirtiera. Tras el bautismo
de San Agustín, se fueron al puerto de Ostia con la intención de volver a
África, pero Santa Mónica, después de ver que ya había obtenido su anhelado
deseo de ver a su hijo como cristiano, cayó gravemente enferma y murió a los 55
años.
Cuenta San Agustín: “nos dijo: ‘Enterráis
aquí a vuestra madre’. Yo callaba y frenaba el llanto… y mirándome después a
mí, dijo: ‘Enterrad este cuerpo en cualquier parte, ni os preocupe más su
cuidado; solamente os ruego que os acordéis de mí ante el altar del Señor
doquiera que os hallareis’”.
4. ¿CÓMO MANTENER LA
PAZ EN EL HOGAR?
Mónica se casó con Patricio, un hombre pagano, mujeriego y con carácter
muy fuerte y violento, pero que nunca le alzó la mano a su esposa. Sus vecinas,
que tenían esposos también violentos y que incluso les pegaban sin compasión,
le preguntaban cómo hacía.
La santa les decía: "Es que, cuando mi
esposo está de mal genio, yo me esfuerzo por estar de buen genio. Cuando él
grita, yo me callo. Y como para pelear se necesitan dos y yo no acepto entrar
en pelea, pues....no peleamos".
En este sentido, ella aconsejaba dominar “la
lengua”, origen de muchos de los problemas en el hogar. La santa, con
sus oraciones y ejemplo, poco a poco logró la conversión de su esposo, quien
murió santamente. Además, también logró convertir a su suegra.
POR ABEL CAMASCA
| ACI Prensa
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