Se desconoce el autor de esta oración tradicional del Misal Romano. A menudo se le ha atribuido a San Ignacio de Loyola (1491-1556), ya que de hecho fue uno de sus favoritos y aparece al comienzo de sus Ejercicios Espirituales. Sin embargo, no pudo ser su autor pues una copia de la oración aparece en un documento de 1334, un buen siglo y medio antes del nacimiento de San Ignacio. Otros lo han atribuido al beato Bernardino de Feltre (1439-1494), pero nuevamente la oración también existió durante al menos un siglo antes de su tiempo. La oración también se conoce como la Oración de San Patricio y algunos eruditos ubicaron anteriormente la composición de la oración en la Irlanda del siglo VII. Esto también parece poco probable, ya que no se sabe que exista una copia tan temprana. La oración conlleva una indulgencia parcial.
Anima Christi, sanctifica me. Alma de Cristo, santifícame.
Corpus
Christi, salva me. Cuerpo de
Cristo, sálvame.
Sanguis
Christi, inebria me. Sangre de
Cristo, embriágame.
Aqua
lateris Christi, lava me. Agua del
costado de Cristo, lávame.
Passio
Christi, conforta me. Pasión de
Cristo, confórtame.
O
bone Iesu, exaudi me. Oh buen Jesús,
escúchame.
Intra
tua vulnera absconde me. Dentro de tus llagas, escóndeme.
Ne
permittas me separari a te. No permitas que me separe de ti.
Ab
hoste maligno defende me. Del maligno enemigo, defiéndeme.
In
hora mortis meae voca me. En la hora de la muerte, llámame.
Et
iube me venire ad te, ut cum Sanctis tuis laudem te, in saecula saeculorum.
Y mándame
ir a ti, para
que pueda alabarte en compañía de tus Santos, por toda la eternidad
Amén.
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