EL SUPUESTO CONFLICTO NACE DE TEORÍAS EMPÍRICAMENTE NO VERIFICADAS O INVERIFICABLES
EL HOMBRE ESTUDIA EL UNIVERSO Y DESCUBRE LAS LEYES
QUE LO DESCRIBEN, PERO NO EXISTE FORMA RACIONAL DE CONSIDERAR ESAS LEYES COMO
IMPRESCRIPTIBLES
"Hace unos 22 años, cuando acudía a catequesis
preparándome para entrar en la Iglesia, me causaba problemas el fenómeno de la
Eucaristía, la transustanciación. Como físico, no podía entender que
el cuerpo pudiese convertirse en la carne de Cristo y el vino en su Sagrada Sangre. El viejo y sabio sacerdote
que me instruía me preguntó: '¿Crees en el milagro de la Resurrección de
Cristo?' Le respondí: 'Sí, por supuesto, ¡por eso voy a hacerme católico!' Y
entonces él dijo: 'Bien, pues si crees en un milagro, ¿por qué no en
otro, o en más?' Esa respuesta tuvo mucho sentido para mí".
CONVERSO EN LA EDAD TARDÍA
Así evoca Robert Kurland, físico experto en antimateria, ese momento de su incorporación a la Iglesia, en
1995, cuando ya tenía 64 años de edad. Se doctoró en Física Química en
Harvard en 1956 y dedicó una parte de su vida a la mecánica cuántica,
enseñando en el Carnegie Institute of Technology y en la Universidad del estado
de Nueva York.
Algunas de sus aportaciones de 1970
a la resonancia nuclear magnética (la bautizada como ecuación Kurland-McGarvey) mantienen su vigencia
descriptiva casi medio siglo después. Sus estudios de biología
molecular le llevaron
posteriormente a instituciones de investigación médica como el Roswell Cancer
Institute o la Clínica Cleveland.
Tras su jubilación, Robert Kurland ejerce tareas de
apostolado en la cárcel y en el hospital y toca en el grupo musical de su
parroquia, además de escribir sobre apologética católica basada en la ciencia.
Años después de su conversión, el doctor Kurland inició el blog Reflexiones de un científico
católico, y entre otras obras escribió un libro donde
afronta las principales cuestiones que surgen en cuanto al supuesto conflicto
entre la ciencia y la fe y cuyo subtítulo es un pensamiento de Juan Pablo II sobre el particular: Science versus the Church.
"Truth cannot contradict the truth" [La Ciencia contra la
Iglesia. "La verdad no puede
contradecir a la verdad"].
En él aborda las vías de conocimiento, los límites del conocimiento científico,
una breve historia de las relaciones entre la Iglesia y la ciencia, la creación
ex nihilo, el principio antrópico,
la evolución, el alma, los milagros...
LEYES DESCRIPTIVAS, NO PRESCRIPTIVAS
Kurland, que desde 2005 es oblato de la Orden de
San Benito, se
confiesa seguidor de las tesis del célebre cosmólogo benedictino
húngaro-norteamericano Stanley L. Jaki
(1924-2009) sobre los límites de una ciencia sin límites.
"Para responder a la pregunta '¿ser o no ser?'
no nos sirven los manuales científicos", decía el padre Jaki. Y en
una línea similar, Kurland aporta en su libro conclusiones taxativas: "Nada de lo que conocemos sobre el mundo según
teorías científicas empíricamente verificadas está en conflicto con la doctrina
católica. Cuando aparece el conflicto, éste procede de teorías que no han sido
verificadas por la observación y que, en la mayoría de los casos,
nunca podrán serlo. Al igual que numerosas teorías cosmológicas, las teorías
sobre el origen del Universo (y si tuvo origen o no) son inverificables y
resposan sobre el dominio de lo que podría denominarse mejor como 'metafísica
matemática'. En resumen: no hay guerra entre la ciencia y la
Iglesia".
La alusión a las matemáticas no es casual. Tal como hiciera el físico y
filósofo católico francés Pierre Duhem (1861-1916) en su obra fundamental, La teoría física, Kurland sostiene
que "las leyes de la naturaleza no son leyes
prescriptivas, sino intentos descriptivos de
suministrar un 'cuadro matemático' sobre nuestro mundo".
Pierre Duhem, científico católico: su obra "La teoría física", publicada en
1906 como libro (lo había sido en forma de artículos en 1904-05) es una de las
obras cumbre de la filosofía de la ciencia en el siglo XX.
Ésa es la razón por la cual, en ocasiones, teorías elaboradas sobre resultados matemáticos
adecuadamente descritos por unas determinadas leyes, se revelan
posteriormente falsas o insuficientes, permaneciendo válidos sin embargo tanto
los resultados matemáticos como las leyes que los describen en un ámbito determinado, pero que pierden
su generalidad interpretativa. La transición entre la mecánica clásica y la
mecánica cuántica o entre la física no relativista y la física relativista son
paradigmáticas en este sentido.
NO HAY OBJECIÓN CIENTÍFICA AL MILAGRO
Por ese motivo, sostiene Kurland, esto es, porque las leyes de la
naturaleza son descriptivas y no prescriptivas, para un científico los milagros
no suponen ningún problema. El milagro no viola
la ley, sino que suspende su aplicación: "La primera característica de un milagro es
que se relaciona con la fe en Dios. Es un acto o un signo que
proviene de Dios. Se considera que los milagros son sucesos raros,
sobrenaturales, no ligados a la ley natural. Sin duda no todos los sucesos
raros son milagros, pero los milagros existen".
Y ¿qué son? "Quien cree en la omnipotencia y
en la omnisciencia divinas podría preguntarse por qué Dios, como sugería C.S.
Lewis, no introduce en la naturaleza sucesos que nosotros, según
nuestros esquemas, pudiésemos considerar un milagro. La respuesta es siempre la
misma, a saber, que las llamadas leyes de la naturaleza son descriptivas y no
prescriptivas. Dios no puede hacer que 2 más 2 sean 5. Sin embargo, puede
curvar el espacio de modo que la suma de los ángulos interiores de un triángulo
no sea 180°. En otras palabras: Dios puede hacer posible lo que es lógico,
pero al mismo tiempo difícil. Pero no puede hacer posible lo que en el plano
lógico es imposible".
Y de hecho, destaca que "la irracional eficacia de las
matemáticas en las ciencias naturales" de la que
hablaba Eugene Wigner
(1902-1995), Premio Nobel de Física en 1963, es "una
especie de milagro en sí misma". ¿Por qué un instrumento puramente
racional como las matemáticas sirve para describir un mundo que existe antes de
que existiese la razón humana, supuestamente surgida por azar a partir de ese
mismo mundo?
Tras señalar que "la Iglesia católica es muy
cuidadosa antes de señalar milagros", Kurland afirma que cree
definitivamente en ellos sin necesidad de renunciar a su condición de
científico: "Mi fe en los milagros no
contradice mi creencia en que la ciencia es un instrumento maravilloso para
comprender el mundo y ayudarnos a apreciar la belleza
descrita en el Salmo 19: La gloria de Dios
cuentan los cielos y la obra de sus manos pregona el firmamento".
Publicado en ReL el 7 de septiembre de 2016 y
actualizado.
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