La medalla de la Inmaculada Concepción cumple 192 años, cuya imagen está inspirada en las apariciones de la Virgen María ante la religiosa Catalina Labouré, Hija de la Caridad, en París (Francia).
En la noche del 18 al 19 de julio de 1830, un niño aparece en la
habitación de Catalina de Laboure, novicia de las Hijas de la Caridad, y le
pide que vaya a la capilla.
Según destaca el semanario católico Alfa y Omega,
“allí, en el silencio de la noche, Catalina se
encuentra con la Virgen María. Y conversa con Ella, sin tiempos ni distancias,
durante varias horas. Antes de despedirse, María pone en el corazón de Catalina
un deseo especial: ‘Mi niña, te voy a encomendar una misión’”.
Pero no es hasta el 27 de noviembre de 1830 cuando la religiosa vuelve a
tener una visión de la Virgen. La ve situada sobre la mitad de un globo,
sosteniendo una esfera dorada entre sus manos y mirando al cielo.
La Madre de Dios le explica que la esfera representa al mundo, pero de
manera especial a Francia. De los dedos de María, que tienen joyas, salen rayos
de luz. Son, según explica la Virgen, las gracias que Ella obtiene para
aquellos que se las piden, mientras que otras joyas permanecen apagadas, y son,
según precisa, “los rayos y las gracias que están
disponibles, pero nadie los ha pedido”.
En una tercera aparición, según destaca Alfa y Omega, la Madre de Dios
le muestra una inscripción que rodea la figura de la Virgen: “Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que
recurrimos a ti”.
La Virgen insta a Catalina Labouré a acuñar una medalla según este
modelo y le promete que “quienes la lleven puesta
recibirán grandes gracias, especialmente si la llevan alrededor del cuello”.
Y aunque la religiosa explica a su confesor cada una de las apariciones,
hasta poco antes de morir, no revela que había recibido el diseño de la medalla
47 años antes.
Las primeras medallas son acuñadas en 1832, con la aprobación de la
Iglesia y se distribuyen por todo París. La devoción se propaga rapidísimamente
y por el gran número de gracias que se conceden a través de ella, la gente
empieza a llamarla la “Medalla Milagrosa”.
En 1836 comienza una
investigación canónica en París, que declara auténticas las apariciones.
LA DEVOCIÓN A LA MEDALLA ES, TODAVÍA HOY, MUY
FUERTE.
En el artículo de 2020, Félix Álvarez, entonces director nacional de la
Asociación de la Medalla Milagrosa, dijo a Alfa y Omega que la misión de esta
asociación es “ante todo, promover el amor a María
a través de los más necesitados”.
La medalla milagrosa tiene en la parte frontal la imagen de María que
está de pie sobre un globo como Reina del cielo y de la tierra. Además aplasta
la cabeza de una serpiente para proclamar que Satanás no tiene poder frente a
Ella.
Aparece el año 1830, cuando la Virgen le da el diseño a la santa. La
referencia a María concebida sin pecado manifiesta el dogma de la Inmaculada
Concepción de María, proclamado en 1854.
En el reverso hay doce estrellas que simbolizan los doce apóstoles y la
Iglesia entera, rodeando una M que representa a María, de la que nace una cruz,
que es Cristo. También hay dos corazones con llamas brotando de ellos.
Santa Catalina de
Labouré murió en 1876 y el Papa Pío XII la declaró santa en 1947. La festividad
de la Virgen de la medalla milagrosa se celebra el 27 de noviembre.
Redacción ACI Prensa
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