Adoramos el Corazón de Cristo porque es el corazón del Verbo encarnado, del Hijo de Dios hecho hombre.
Por: Teresa Vallés | Fuente: Catholic.net
EXPLICACIÓN
DE LA FIESTA
La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de
nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por
tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida.
Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.
La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la
finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo imitemos
especialmente en estos 30 días.
Esto significa que debemos vivir este mes demostrándole a Jesús con nuestras obras que lo amamos, que correspondemos
al gran amor que Él nos tiene y que nos ha demostrado entregándose a la muerte
por nosotros, quedándose en la Eucaristía y enseñándonos el camino a la vida
eterna.
Todos los días podemos acercarnos a Jesús o alejarnos de Él. De nosotros
depende, ya que Él siempre nos está esperando y amando.
Debemos vivir recordándolo y pensar cada
vez que actuamos: ¿Qué haría Jesús en esta situación, qué le dictaría su
Corazón? Y eso es lo que debemos hacer (ante un problema en la familia, en el
trabajo, en nuestra comunidad, con nuestras amistades, etc.).
Debemos, por tanto, pensar si las obras o
acciones que vamos a hacer nos alejan o acercan a Dios.
Tener en casa o en el trabajo una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, nos ayuda
a recordar su gran amor y a imitarlo en este mes de junio y durante todo el
año.
ORIGEN DE LA DEVOCIÓN AL
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Santa Margarita María de Alacoque era una religiosa de la
Orden de la Visitación. Tenía un gran amor por Jesús. Y Jesús tuvo un amor
especial por ella.
Se le apareció en varias ocasiones para decirle lo mucho que la amaba a ella y
a todos los hombres y lo mucho que le dolía a su Corazón que los hombres se
alejaran de Él por el pecado.
Durante estas visitas a su alma, Jesús le pidió que nos enseñara a quererlo
más, a tenerle devoción, a rezar y, sobre todo, a tener un buen comportamiento
para que su Corazón no sufra más con
nuestros pecados.
El pecado nos aleja de Jesús y esto lo entristece porque Él quiere que todos
lleguemos al Cielo con Él. Nosotros podemos demostrar nuestro amor al Sagrado
Corazón de Jesús con nuestras obras: en esto
precisamente consiste la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
LAS PROMESAS DEL SAGRADO
CORAZÓN DE JESÚS:
Jesús le prometió a Santa Margarita de Alacoque, que si una persona comulga los
primeros viernes de mes, durante nueve meses seguidos, le concederá lo
siguiente:
1. Les daré todas las gracias necesarias a su
estado (casado(a), soltero(a), viudo(a) o consagrado(a) a Dios).
2. Pondré paz en sus familias.
3. Los consolaré en todas las aflicciones.
4. Seré su refugio durante la vida y, sobre todo, a la hora de la muerte.
5. Bendeciré abundantemente sus empresas.
6. Los pecadores hallarán misericordia.
7. Los tibios se harán fervorosos.
8. Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección.
9. Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
10. Les daré la gracia de mover los corazones más endurecidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi
Corazón y jamás será borrado de Él.
12. La gracia de la penitencia final: es decir, no morirán en desgracia y sin
haber recibido los Sacramentos.
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN
AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Podemos conseguir una estampa o una figura en donde se vea el Sagrado Corazón
de Jesús y, ante ella, llevar a cabo la consagración familiar a su Sagrado
Corazón, de la siguiente manera:
Señor Jesucristo, arrodillados a tus pies, renovamos alegremente la Consagración de nuestra familia a tu Divino Corazón.
Sé, hoy y siempre, nuestro Guía, el Jefe protector de nuestro hogar, el Rey y Centro de nuestros corazones.
Bendice a nuestra familia, nuestra casa, a nuestros vecinos, parientes y amigos.
Ayúdanos a cumplir fielmente nuestros deberes, y participa de nuestras alegrías
y angustias, de nuestras esperanzas y dudas, de nuestro trabajo y de nuestras
diversiones.
Danos fuerza, Señor, para que carguemos nuestra cruz de cada día y sepamos
ofrecer todos nuestros actos, junto con tu sacrificio, al Padre.
Que la justicia, la fraternidad, el perdón y la misericordia estén presentes en
nuestro hogar y en nuestras comunidades.
Queremos ser instrumentos de paz y de vida.
Que nuestro amor a tu Corazón compense,
de alguna manera, la frialdad y la indiferencia, la ingratitud y la falta de
amor de quienes no te conocen, te desprecian o rechazan.
Sagrado Corazón de Jesús, tenemos confianza en Ti. Confianza profunda, ilimitada.
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