El Papa Francisco dijo este viernes que cuando una persona considera la vocación sacerdotal, es necesario evaluarla íntegramente para tener sacerdotes que sean capaces de comunicar la bondad de Dios.
Así lo indicó el Santo Padre en el Palacio Apostólico del Vaticano, en
la audiencia concedida a los formadores del Seminario Arzobispado de Milán
(Italia), en ocasión del 150 aniversario de la revista “La
Scuola Cattolica” (La Escuela Católica).
“Cuando se discierne si una persona puede iniciar o
considerar un recorrido vocacional, es necesario escrutarla y evaluarla de modo
integral”, explicó el Papa Francisco en su
discurso este viernes 17 de junio.
En ese sentido, continuó, “se debe
considerar su modo de vivir los afectos, las relaciones, los espacios, los roles,
las responsabilidades, así como las fragilidades, los temores y los
desequilibrios”.
“Todo el recorrido debe activar procesos que busque
formar
sacerdotes y consagrados maduros, expertos en humanidad y
proximidad, y no funcionarios de lo sacro”, precisó
el Papa Francisco.
Para ello, resaltó el Santo Padre, “los
superiores y los formadores del seminario, los acompañantes y las mismas
personas en formación son llamados a crecer cotidianamente hacia la plenitud de
Cristo para que, a través del testimonio de cada uno, se manifieste más
claramente la caridad de Cristo”.
El Papa Francisco dijo también a los formadores que “los seminaristas y los jóvenes en formación deben poder
aprender más de sus vidas que de sus palabras, deben poder aprender la docilidad de su obediencia, la
laboriosidad de su dedicación, la generosidad con los pobres de su sobriedad y
disponibilidad, la paternidad de su afecto casto y no posesivo”.
“Somos consagrados para servir al Pueblo de
Dios, para atender las heridas de todos, a partir de los más pobres”, resaltó el Papa.
El mundo, continuó el Papa Francisco, “necesita
sacerdotes capaces de comunicar la bondad del Señor a quien experimenta el pecado y el
fracaso, sacerdotes expertos en humanidad, pastores dispuestos a compartir las
alegría y las fatigas de los hermanos, hombres que sepan escuchar el grito de
los que sufren”.
LA RENOVACIÓN Y EL
CUIDADO DE LAS VOCACIONES
El Santo Padre también dedicó un momento de su reflexión a la renovación
de las vocaciones sacerdotales.
“La renovación y el futuro de las vocaciones es
posible solo si hay sacerdotes, diáconos, consagrados y laicos
bien formados”, resaltó el Papa Francisco.
“Cada vocación particular nace, crece y se
desarrolla en el corazón de la Iglesia, y los ‘llamados’ no son como hongos que
aparecen de improviso. Las manos del Señor, que modelan estos ‘vasos de
arcilla’, operan a través del cuidado paciente de formadores y acompañantes”.
A ellos, aseguró el Papa Francisco, “se les
confía el servicio delicado, experto y competente de cuidar el nacimiento, el
acompañamiento y el discernimiento de las vocaciones, en un proceso que
requiere mucha docilidad y confianza”.
EL SERVICIO DE LA
TEOLOGÍA
El Santo Padre también habló de la importancia de la teología y de la
necesidad de tener personas capaces de explicarla al mundo de hoy.
La comunidad “necesita del trabajo de
aquellos que buscan interpretar la fe, traducirla y retraducirla, de hacerla
comprensible, de exponerla con palabras nuevas: un trabajo que debe
hacerse nuevamente con cada generación”.
Por ello, “la Iglesia alienta y sostiene este esfuerzo, la fatiga de
redefinir el contenido de la fe en cada época, en el dinamismo de la
tradición”.
En ese sentido, continuó el Papa Francisco, “el
lenguaje teológico debe ser siempre vivo, dinámico, no puede hacer menos que
evolucionar y preocuparse de hacerse comprender”.
El Papa resaltó además el papel iluminador de la teología en el mundo
actual donde se ha perdido el sentido de las cosas.
“Uno de los mayores problemas de nuestro tiempo es
en efecto la pérdida de sentido. La teología, hoy más que nunca, tiene la gran
responsabilidad de estimular y orientar la búsqueda, de iluminar el camino”.
POR WALTER SÁNCHEZ
SILVA | ACI Prensa
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