MARÍA CALVO MUESTRA EL CAMINO PARA SUPERAR AL FEMINISMO RADICAL Y LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO
LA GUERRA DE SEXOS EMPRENDIDA POR EL FEMINISMO O LA
ELIMINACIÓN DE AMBOS DE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO SON DOS GRANDES ENEMIGOS DE LA
FAMILIA Y POR TANTO DE LA CIVILIZACIÓN
La ideología de género y el feminismo campan
a sus anchas en el mundo de la cultura, el entretenimiento y también en la educación.
Por no hablar ya del ámbito de la política, donde gran parte del espectro
político está a los pies de estas dos ideologías, a pesar de que la guerra
entre ambas corrientes sea cada vez más potente.
Su implantación está trayendo de
manera directa la paulatina destrucción de la familia, la
ausencia de hijos y también la destrucción de la persona. Y de
personas destruidas y maleables surgen sociedades débiles y por tanto una
civilización milenaria que se derrumba.
En su libro La mujer femenina (Rialp), María Calvo, profesora universitaria y
experta en estas cuestiones, afronta esta realidad e insiste en la urgencia de
actuar ya para precisamente salvar la civilización que hoy todavía podemos
lograr reconocer.
La escritura señala directamente
al Mayo del 68 y
la revolución sexual. En su opinión, “las
separaciones, el divorcio, el aborto, la violencia doméstica, la confusión en
la identidad sexual, han caracterizado los años siguientes a aquella revolución
que, habiéndose adueñado monopolísticamente del símbolo del amor y la
paz, trajo consigo conflicto, frustración e infelicidad al
entorno familiar y, en consecuencia, al social”.
De este modo, Mayo del 68 se ha
convertido –tal y como señala Calvo- en el “inicio del
camino hacia la depresión social”.
Ve claramente el nexo de unión entre aquel movimiento revolucionario y
los fenómenos actuales.
Por ello, María Calvo recalca
que “la revolución sexual y la ideología de género que
ha venido de su mano no han liberado a nadie”. Al contrario, considera que han traído la “esclavitud”.
María Calvo es
profesora universitaria y autora de diversos libros sobre temas educativos y
defensa de la equidad entre el hombre y la mujer.
Sin embargo, en la tesis que
defiende en su libro insiste en que el tiempo de lamentarse ha terminado y es “urgente reaccionar”, además cuanto antes “pues el coste es demasiado elevado: la
deconstrucción de la persona humana, de la familia, de la sociedad, de la
civilización”.
¿QUÉ
PROPONE PARA DAR LA VUELTA A ESTA SITUACIÓN?
En su opinión, el primer paso
debe ser conseguir el reconocimiento
social y el respeto hacia la feminidad y la masculinidad.
“Hombres y mujeres
nunca han sido iguales, sino cada cual único a su manera; cada sexo amplía el carácter del
otro. Esto implica que cada uno, para ser verdaderamente único, depende de la
reciprocidad con un compañero igualmente único”, asegura.
De hecho, Calvo se ve obligada a
explicar algo que hasta hace no demasiado tiempo era algo obvio pero que ha sido
negado en el debate público. Hombres y
mujeres son iguales en derechos, deberes, dignidad, humanidad… Esto es la
igualdad. Pero esto no implica que negar las
diferencias que existen entre los sexos.
El empeño que existe en negar
dichas diferencias implica según la autora de La
mujer femenina llenar las relaciones “de
conflictos, tensiones y frustraciones” pues hombres y mujeres habitan en
“dos realidades emocionales” diferentes. Por
tanto, comprender esto “ayudará a acortar el
espacio que nos separa”.
María Clavo ve fundamental que se
llegue a dicha comprensión de las diferencias.
LA
VERDADERA REVOLUCIÓN SEXUAL
Por otro lado, la profesora
universitaria señala que la ideología de género y la indiferenciación sexual
que promueve ha abierto de par en par las puertas a “la
desintegración personal, la deconstrucción de la persona
y la sociedad”.
Por ello, aboga por una “verdadera revolución sexual” que
aún está por llegar. ¿Cómo debe ser? Así lo
considera Calvo: “será aquella que, recobrando los
fundamentos antropológicos esenciales del ser humano y sustentándose en los
descubrimientos científicos que demuestran la existencia de un dimorfismo
sexual innato, reconozca la existencia de diferencias inherentes entre hombres
y mujeres, diferencias que pertenecen a la naturaleza y que son la esencia del
ser humano, hombre y mujer. Diferencias que lejos de separarnos nos
complementan, equilibran y enriquecen, haciéndonos más plenos como
personas y, en consecuencia, más libres y felices”.
Para facilitar este camino hacia
esta “revolución sexual” es fundamental –a
juicio de esta experta- una renovada investigación
antropológica que incorpore las novedades de la ciencia y las actuales sensibilidades culturales.
Esto ayudará a contribuir en la profundización de la identidad femenina y
también en la masculina, a veces “objeto de
reflexiones parciales e ideológicas”.
Insiste de nuevo en que el enfrentamiento entre los sexos que se está alentando y
fomentando ahora es “antinatural” y “contrario a las necesidades humanas básicas y a nuestra
biología”, y lleva únicamente a la confusión, los conflictos y la
infelicidad.
Estos ataques ideológicos a la
biología y sobre todo la ruptura con esta ciencia no libera a la mujer ni al
varón, sino que es algo que conduce a lo
patológico, advierte María Calvo.
PARA ACABAR, LA AUTORA
LANZA ESTA REFLEXIÓN:
“La
sociedad necesita hombres conscientes de las responsabilidades que implica tener una familia, que tengan las
virtudes del valor, la lealtad, el esfuerzo y el compromiso. La sociedad
necesita hombres de los que las mujeres e hijos se sientan orgullosos. La
sociedad precisa de mujeres que sepan lo que significa ser un hombre y
los acepten y comprendan como tales. Mujeres deseosas de llevar al ámbito
público y profesional sus especiales virtudes femeninas sin que ello signifique
renunciar a una maternidad que las engrandece en todos los aspectos de su vida
Y necesitamos hombres y mujeres decididos a formar familias estables en
las que ambos cooperen y colaboren de forma generosa y equilibrada en la
crianza y educación de sus hijos. Estos hombres y mujeres ‘nuevos’ serán la
base de una sociedad sana y con futuro”.
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