Estando aún en la octava de Pentecostés me parece buena idea acercar un libro interesantísimo de un sacerdote de los que marcan época. Monseñor Fulton Sheen fue un obispo famosísimo por un programa televisado de audiencia abundante en el que mostraba la doctrina católica y que ayudó a convertir a tanta gente. Un hombre de gran corazón y caritativo como pocos. Escribió 96 libros. Traigo una idea contenida en uno de ellos. Se trata de algo sobre el Espíritu Santo, tan poco conocido por muchos de nosotros.
“¿No habría sido
mejor para mí vivir en los tiempos del Señor?” Tremenda pregunta la que se
hace monseñor Sheen. ¿Quién contestaría
negativamente? Las ventajas son obvias; como padres habríamos podido
acercar a nuestros hijos para ser bendecidos por Él, los pecadores quedaríamos
embelesados ante la majestad de Su porte, la elocuencia de Sus palabras ¿no nos
cautivarían a todos? Pero Jesús dijo claramente a Sus discípulos “os conviene que me vaya, porque si no me voy, el
Paráclito no vendrá a vosotros.“ (Jn 16, 7)
Así pues, mejor SIN su
presencia. Si se hubiera quedado en la tierra, lo más habríamos llegado a verle
u oirle, algunos incluso abrazarle. Pero se trataría de un amor sensible y
externo. Al marcharse, Cristo ya no ocupa un espacio externo, no ocupa un
sitio, sino en Su Iglesia y en las almas que le pertenecen.
Fijémonos en los apóstoles;
sólo comprendieron el significado de la muerte del Señor tras Pentecostés,
gracias al Espíritu Santo. Junto al Cristo resucitado no lo comprendieron, tuvo
que marchar.
Así pues, alegrémonos de que Cristo ya no esté
entre nosotros y que sí lo esté el Paráclito.
SHEEN, F.
Rialp. 2020
Urko
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