ESTA ORACIÓN, FUE REDACTADA Y LEÍDA POR GASTON ACURIO EN EL DESAYUNO REALIZADO EN EL SWISSHOTEL LA SEMANA PASADA, POR EL “DÍA MUNDIAL DE LA ORACIÓN”... DESPUES DE LEERLA ...AL TERMINO DE SUS PALABRAS, NO QUEDO NI UNA SOLA PERSONA SENTADA; NO DEJABAN DE APLAUDIRLO, EMOCIONADAMENTE, PERSONALIDADES, PUBLICO ASISTENTE, MINISTROS Y MIEMBROS DE LAS FUERZAS ARMADAS QUE TUVIERON EL PRIVILEGIO DE ESCUCHAR UNA ORACION TAN HERMOSA Y PERFECTA.
Señor,
estamos todos aquí esta mañana para que escuches nuestro ruego. Pero esta vez
Señor, no te pediremos por nuestro Perú. Cómo
hacerlo? Como pedírtelo Señor, si a nuestro Perú tú ya le diste todo.
Porque si hubo un lugar en el que tú decidiste poner todo lo que cualquier ser
humano soñaría tener para alcanzar la prosperidad para él y su comunidad, ese
fue el Perú, Señor. Porque aquí, reuniste todas las riquezas, todas las
sangres, todos los climas, todas las oportunidades para que un día este pedazo de
la tierra sea el más hermoso de los espacios para vivir.
Llenaste
sus montañas de oro, plata y minerales. Pusiste inmensos lagos de gas y
petróleo bajo sus selvas, y sobre ellos, árboles, vegetación y naturaleza
infinita. Dibujaste ríos que cortan la cordillera cargados de energía, bajando
a irradiar desiertos que luego se convertirán en verdes valles. Y nos diste un
mar de riqueza infinita, con todos los peces posibles y toda la abundancia
posible. Hiciste que vinieran todos los hombres y mujeres del mundo a
instalarse en nuestra tierra trayendo consigo lo mejor de sus mundos bajo el
brazo. Y vinieron gentes de Europa, de Asia y de África. Todos a asimilarse y
mimetizarse con las antiguas culturas del Perú, formando un hermoso y
envidiable crisol de culturas único en el mundo. Y no contento con ello, nos
diste 85, de los 110 climas existentes en el mundo. Casi como imaginando al
Perú, como una suerte de muestrario de todo lo bello del mundo que tú creaste y
que tiene para ofrecer.
No
querido Señor, como podríamos pedirte aún más por esta tierra. Si en ella tú ya
lo pusiste todo. Sin embargo y a pesar de todo lo que nos diste, quienes
habitamos en ella NO lo hemos sabido ni podido aprovechar. No hemos podido
darle el destino necesario y justo que Tú soñaste al poner todo ello a nuestro
alcance. No hemos podido lograr que toda esa abundancia y generosidad con la
que nos bendeciste haya podido alegrar la vida de los hombres y mujeres que hoy
pueblan nuestra tierra. E increíblemente, a pesar de todo lo recibido, hoy
somos considerados, aunque sea imposible de comprender, como un país tercermundista.
Por ello
Señor todo poderoso, estamos aquí para decir y reconocer con humildad que tú no
nos has fallado. Que esta tierra no nos ha fallado. Somos nosotros, los que hemos
fallado. Por eso estamos esta mañana Señor, no para pedirte por el Perú, sino
para pedirte por nosotros. Por todos los que estamos aquí reunidos y por todos
aquellos que hoy, a diferencia de una gran mayoría de compatriotas, tuvieron la
suerte de disfrutarlo todo y de vivirlo todo tal cual Tu lo soñaste, para que
nos ilumines y nos haga reconocer y revelar de una vez por todas y para
siempre, cual es nuestro verdadero rol en este Perú que tan generosamente
creaste.
Te
pedimos que nos hagas comprender que si nos has dado tanto, en un espacio en
donde la mayoría tiene tan poco es porque hay un mensaje y una misión expresa
tuya detrás. Que es la de asumir nuestro rol como líderes. Como hombres y
mujeres elegidos para conducir a nuestro pueblo y nuestro Perú hacia esa
prosperidad que tu diseñaste y nos encargaste hacer realidad. Te pedimos Señor,
que nos des la fuerza para reconocernos como hombres y mujeres de paso en esta
larga historia de la humanidad, cuya misión es entregar nuestras vidas al
servicio de las generaciones futuras, y en ese sentido, que sepamos comprender
que habiéndolo recibido todo, ha llegado el momento de darlo todo.
Que
finalmente, ha llegado la hora que todos demos un paso atrás, renunciando a
nuestros sueños más individuales, nuestras aspiraciones materiales más
personales, y nos demos la mano para formar un solo grito, una sola voz, un
solo camino que no es otro que el que tú siempre soñaste y bendeciste para el Perú. El camino de la belleza abrazada a la justicia, de la prosperidad iluminada
por la equidad, del amor tocándoles la puerta a todos los hombres y mujeres que
aquí habitan.
Señor, lo
sabemos, la tarea no es fácil. Son tantos años en que hemos fallado. Pero nunca
es tarde y lo sabes. Aún estamos a tiempo si es que nos decidimos aquí y ahora
todos, cada uno en nuestro campo de acción, a cambiar nuestro destino común
para siempre. Lo sabemos Señor, hemos contaminado tus ríos, hemos vaciado tus
montañas, hemos talado tus bosques, hemos despreciado nuestras diferencias. Y
ello a nada nos ha conducido. Lo sabemos. Nuestros niños en vez de jugar
trabajan sin descanso. Nuestros ancianos mueren olvidados en las puertas de
viejos hospitales. Nuestros hombres y mujeres no logran conciliar siquiera un
sueño digno al ver a sus familias sin un futuro posible. Nuestros poderosos
miran con indiferencia el mundo que los rodea.
Entonces
Señor, si todo eso lo sabemos y estamos todos aquí para reconocerlo
abiertamente y sobre todo para aceptar que al habernos dado todo, algo mucho más
grande esperas de nosotros. Te pedimos Señor que nos des ese último don que nos
lleve a acabar para siempre con esta larga historia y podamos empezar esa nueva
historia que siempre quisiste para este paraíso que creaste llamado Perú.
Báñanos
por última vez de humildad infinita, de generosidad, de solidaridad, de
fortaleza de espíritu, de capacidad de perdón, pero también de inteligencia y
astucia para enfrentar a todas las fuerzas del mal que se desplegaran en esta
lucha que nos convoca. Señor te pedimos esta mañana por nosotros, los peruanos
que tu elegiste para esta última gran batalla, prometiéndote darlo todo y
entregarlo todo para que un día cuando ya no estemos, quienes aquí habiten,
puedan contarle a sus hijos y a sus nietos, que en el Perú se vivieron momentos
difíciles, pero que todo eso ya pasó. Que finalmente llegó al Perú, ese mundo
de belleza y justicia que Dios nos entregó y que sus hijos se encargaron de
hacerlo florecer.
Te
lo pedimos señora
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