martes, 14 de junio de 2022

ES EXORCISTA Y SERÁ EL CARDENAL MÁS JOVEN: 5 PAUTAS «CONTRA LAS TERRIBLES MAQUINACIONES» DEL DIABLO

 GIORGIO MARENGO TIENE 47 AÑOS, ES MISIONERO EN MONGOLIA Y RECIBIRÁ EL CAPELO EN EL CONSISTORIO

Giorgio Marengo es misionero -desde hace 20 años- y cardenal -el más joven del mundo- de Mongolia, donde solo el 0,04 de la población es católica: como exorcista y en estrecho contacto con el chamanismo mongol, ofrece una serie de consejos para hacer frente al demonio tanto en Oriente como en Occidente.

De los 3,2 millones de habitantes de Mongolia, en torno a 1.200 son católicos. La minoría que representa la Iglesia católica en este país no llega al 0,04% del total de la población, lo que se aprecia mejor al observar que el número de chamanes supera en diez veces al de fieles católicos.

Frente a la tradición budista y chamánica del país y de otras zonas de Asia oriental, la escasa extensión de la Iglesia en Mongolia se explica también con el reducido número de misioneros -no superan los 60- y la reciente presencia de los mismos en el país desde hace 30 años y tras casi 8 siglos de ausencia de cristianismo.

En este contexto, potente voz evangelizadora se alza en Mongolia, que sin embargo, no es nueva: A sus 47 años, el sacerdote Giorgio Marengo (1974) lleva casi media vida como misionero en diversas zonas del país. Tras su reciente nombramiento como cardenal -el más joven del mundo- Marengo pretende aportar un nuevo impulso evangelizador a estas tierras ignotas para la fe católica.

De entre las múltiples formas que planea llevar a cabo su plan pastoral, Marengo es consciente de la profunda tradición chamánica de este país y de las conexiones que,  de forma directa o indirecta, se da entre las tradiciones orientales y el satanismo. O al menos, de la necesidad real que este país tiene del ministerio del exorcismo.

En este sentido, no sorprende que pocos días antes de que fuese nombrado cardenal por el Papa Francisco el pasado 29 de mayo, Marengo acudiese a su Italia natal para participar en el XVI Curso de Exorcismo y Oración de Liberación que tuvo lugar en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum. Un curso en el que, además, Marengo ya participó como alumno en anteriores ediciones.  

Antes de su nombramiento, fue prefecto apostólico de Ulán Bator (Mongolia) y acudió al curso en calidad de obispo y por tanto, como "primer exorcista en su diócesis". En este sentido, su conferencia titulada El papel del obispo en el ministerio del exorcismo estuvo plagada de referencias a la dimensión "misionera" del exorcismo, así como de su aplicación y consejos tanto en Occidente como en os países de tradición chamánica.

Fruto de ambas experiencias, como misionero y como exorcista, Marengo relató no pocas ocasiones en las que ha presenciado "experiencias comunes de personas no cristianas pidiendo a sacerdotes que los libren del demonio", lo que le permite afirmar que el exorcismo "es una necesidad a todos los niveles", especialmente en un país con cerca de 10.000 chamanes.

EVANGELIZACIÓN Y SACRAMENTOS, CLAVES EN LA LUCHA CONTRA SATANÁS

Luis Santamaría del Río, Fundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, recogió en Portaluz el contenido de la conferencia, donde el cardenal hizo alusión a "la dimensión genuinamente misionera del exorcismo".

"La Iglesia lucha contra él -Satanás, el adversario, el divisor que se mete en medio para impedir la relación con Cristo- con la proclamación del Evangelio de Jesucristo y haciéndolo presente a Él en la acción sacramental", afirmó.

Hasta la desintegración de la URSS, Mongolia no fue una excepción en la secularización generalizada que afectó a las repúblicas integrantes, y el chamanismo, la creencia mayoritaria en el país enfrentó su prohibición y una drástica disminución en su práctica.

Sin embargo, desde la aprobación en Mongolia de su primera constitución en 1992 tras la disolución de la URSS, el chamanismo no solo se ha convertido en una "industria en crecimiento" según el antropólogo Manduhai Buyandelger: Como explica The Guardian, actualmente el chamanismo también está protegido por la propia constitución.

En este sentido, Marengo reconoció "los restos de formas ancestrales ligadas a lo oculto" propias del chamanismo en Mongolia desde hace aproximadamente 2.000 años.

En Mongolia hay cerca de 10.000 chamanes -ocho veces más que los católicos del país- y se les considera una especie de "intermediarios" entre los humanos y los espíritus. 

LOS "PELIGROS REALES" DE LA SUPERSTICIÓN

Consecuencia de ello es la existencia de casos reales de personas que mientras realizaban la preparación para el bautismo sufrían "por acción de los espíritus" y abandonaban el camino de la fe.

"El enemigo se mete en medio, en estos contextos de primera evangelización, para evitar que la gente se adhiera a Cristo", subrayó el ahora cardenal. En este contexto, recordó que "la actividad de los discípulos de Jesús incluía echar demonios y sacar enfermos", por lo que el exorcismo "es parte integrante del ministerio encargado por el Resucitado".

Debido al protagonismo creciente de la superstición -tanto en Mongolia como en Occidente- Marengo se preguntó "¿cómo hacer con un pasado personal de prácticas supersticiosas?" a la hora de evangelizar nuevas culturas antes de responder con varios textos de la Biblia. "Dios llama a no mezclarse con estos cultos, y por eso el Antiguo Testamento insiste en sus peligros reales para la nueva relación del hombre con el Dios que se revela", sintetizó.

"El motivo de la condena es siempre el mismo y nos vale también para hoy: estas prácticas suponen una falta de fe, acudimos a ellas para salir de la incertidumbre", mientras que Cristo "se fía totalmente del Padre" ante la tentación. "Del mismo modo, la humildad de quien cree en Cristo supone fiarse totalmente de Él", añadió.

Por ello, Marengo denunció que las supersticiones -entre las que se encuentra el chamanismo- responden en parte a que "en Occidente hemos puesto entre paréntesis al diablo y se ha negado su existencia pero se experimentan sus terribles maquinaciones". También mencionó el acercamiento a las tradiciones orientales, "donde es corriente el recurso a los espíritus", una práctica "contra la que advierte la Iglesia".

CINCO HERRAMIENTAS PARA LUCHAR CONTRA EL MAL

Antes de finalizar su intervención, monseñor Marengo mencionó cinco pautas con las que la Iglesia puede luchar contra el mal y el demonio de forma cotidiana:

La vía maestra es la oración. Y en ella destacan la adoración eucarística y las diversas formas de devoción mariana”. Y el caso de Mongolia lo ejemplifica: “todo está cambiando tras la difusión de la adoración del Santísimo”. Recomendó el uso de oraciones litánicas con textos alusivos a la sanación, siempre sujetas a las normas litúrgicas.

“Ha de hacerse una catequesis adecuada sobre la acción del demonio y cómo hacerle frente”.

“Compartir frecuentemente espacios de convivencia donde puedan surgir, en el diálogo, cuestiones de demonología”.

Realizar "bien y con coordinación… la celebración del exorcismo cuando sea necesario”, según las normas de la Iglesia. De esta forma, “la Iglesia local tiene la plenitud de la sacramentalidad”.

Por último, mejorar “la formación de sacerdotes y religiosos sobre la salud espiritual y la lucha contra el demonio”.

ReL

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