KLAUS KINZLER RELATA SU CASO Y HABLA DE UNIVERSIDAD, «OFENDIDOS» Y PÉRDIDA DE DERECHOS
KLAUS KINZLER LLEVA 27 AÑOS COMO PROFESOR EN EL
INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS DE GRENOBLE, PERO SU VIDA CAMBIÓ EN MARZO DE
2021.
Klaus
Kinzler es uno más del cada vez
mayor número de víctimas de la cultura woke. Este
profesor de alemán que desde hacía más de dos décadas enseñaba en el Instituto
de Estudios Políticos (IEP) de Grenoble (Francia) ha sufrido durante el último
año y medio una tremenda persecución con insultos y amenazas, hasta incluso ser
suspendido por la propia institución educativa para la que trabajaba y
necesitar protección policial.
¿Qué hizo? Cuestionar
el concepto de “islamofobia” en un correo privado con otro profesor en el que debían organizar un debate con alumnos sobre racismo,
antisemitismo e islamofobia. Kinzler aseguraba en ese mail que este último
concepto era poco claro y no estaba en Francia a la altura de los otros dos.
Pero sus palabras fueron filtradas a un sindicato de estudiantes, que desde ese
momento comenzó la caza contra él tachándolo públicamente de “fascista” e “islamófobo,”
colocando fotos suyas por el IEP y en redes sociales e informando de su
nombre. Su caso llegó incluso a las más altas instancias políticas.
Se inició una caza contra este
profesor con el objetivo de que fuera cancelado y borrado de la esfera pública.
Pero este señalamiento pudo tener consecuencias mucho más graves contra él. Al
ser acusado de islamófobo le convertía en objetivo de grupos islamistas, pocos
meses después de que otro profesor, Samuel Paty, fuera
asesinado en Francia tras haber sido igualmente acusado de islamofobia.
El IEP de Grenoble
ha tenido que levantar la suspensión del profesor Kinzler, que
en principio podría volver a las clases en septiembre, aunque se le ha hecho
ver que no es bienvenido. Ahora acaba de publicar sus experiencias de estos
casi dos años en el libro L’islamogauchisme ne m’a pas
tué (El islamoizquierdismo no me mató).
En el IPE de Grenoble
estudiantes hicieron pintadas, colgaron carteles y amenazaron al profesor
Kinzler.
El profesor denuncia el fin de la
libertad de expresión llevada a cabo por la cultura woke y la permisividad de
los responsables académicos con estas tácticas de ataque contra el disidente. "Dejamos a los estudiantes extremistas del IEP de
Grenoble bañados en total impunidad, incluso con el sentimiento de 'omnipotencia'",
denunciaba en una entrevista con el digital Atlantico.
En este tiempo, el profesor ha
criticado que este centro de estudios superiores haya cedido al chantaje de los
grupos de estudiantes más extremistas. Por ello, tal y como recoge Le Parisien,
Klaus Kinzler no se achantó y en los medios de comunicación calificó la
institución como un instituto de “reeducación
política”, acusando a un “núcleo duro” de sus colegas de adoctrinar a los
estudiantes en la cultura del "wokismo".
De la noche a la mañana, su vida
tranquila como docente cambió: oleada de odio en las redes
sociales, amenazas de muerte, protección policial diaria, investigación
abierta por "insulto público", intervención del gobierno, ausencia de
apoyo de la dirección del IEP, etc. Pero también recibió cientos de mensajes de
apoyo, lo que le impulsó a escribir este libro.
En una entrevista con Famille Chretienne a raíz de su publicación, Kinzler recuerda
lo que pasó:
“Me invitaron a
participar en un debate titulado ‘Racismo, antisemitismo e islamofobia’. Lo que
me molestaba era esa falta de rigor, a nivel intelectual, consistente en
resaltar el antisemitismo y el racismo por un lado, y la islamofobia por el
otro. El antisemitismo y el racismo, sabemos muy bien lo que es, han sido
estudiados por historiadores, filósofos, sociólogos. ¿Pero islamofobia? Es un
término muy reciente, un concepto muy vago del que no sabemos a qué se refiere
exactamente. ¿Es esta hostilidad a la religión musulmana
perfectamente legítima y legal en Francia? Entre los propios musulmanes, ¿quién
caería bajo el delito de racismo? No se sabe. Me hubiera gustado discutirlo
sobre todo porque, en este caso, percibí un deseo de banalizar la Shoah y una victimización
de los musulmanes franceses, supuestamente los nuevos judíos. No me dejaron
tiempo para ello... Fui atacado, insultado por carteles y publicaciones en las
redes sociales...”, cuenta el profesor.
Estas diferencias las mostraba
Kinzler por correo electrónico con otro profesor mientras se organizaba el
debate. En copia estaban también algunos alumnos que debían también organizar
esta jornada. Y fue entonces
cuando esta conversación privada estalló en redes sociales y
en carteles pegados en el IPE de Grenoble.
Este profesor denuncia el poder
otorgado a esta izquierda woke en la universidad. En su opinión, se encuentra “particularmente en las ciencias sociales. Y no son sólo
los estudiantes, también son los docentes-investigadores, que han importado
teorías de Estados Unidos sobre el género, la raza o el ‘decolonialismo’, que
no sería un problema si accedieran a discutirlo. Pero quieren imponerlas por la
fuerza. La tolerancia y el debate están desapareciendo. Si
contradices estas teorías, inmediatamente se te considera el enemigo a vencer.
Me hubiera gustado hablar de la islamofobia, pero me negaron este debate y me
insultaron. Lo peor es que rechazamos el debate en nombre de la ciencia, una
ciencia militante. En cuanto a los estudiantes, o se declaran 'ofendidos' o se
vuelven agresivos".
Kinzler ve este “hipócrita” este posicionamiento porque “los que dicen sentirse ofendidos, por ejemplo por la
islamofobia, son los mismos que al minuto siguiente muestran una enorme agresividad atacándote y
difamándote con violencia”.
Volviendo al problema de la
universidad, el todavía profesor del IPE de Grenoble denuncia igualmente que el
nivel intelectual de las ciencias sociales ha bajado considerablemente. Asegura
que los artículos sobre temas de género, raza o decolonialismo “suelen ser extremadamente pobres. Sus autores han leído
poco, son muy especializados y no dominan una disciplina sino que se
contentan con ‘estudios’ en los que inventan palabras complicadas y por tanto
atractivas”.
Lo mismo ocurre, en su opinión,
con los estudiantes. “Su nivel también ha bajado
enormemente. Tampoco han leído las grandes obras de literatura. Llegan
pensando que lo saben todo, esperando que sus profesores les den el
barniz científico que adornará sus prejuicios”, agrega.
Y deja un punto muy interesante
sobre este aspecto: “Además, en un mundo sin Dios, creo
que detrás de todo hay una búsqueda de espiritualidad”.
Klaus Kinzler afirma que todas
estas creencias de alumnos y profesores y que son “sólo
ideologías” reemplazan “a ese Dios que murió
desde Nietzsche”. Y lo explica: “mis alumnos
tienen padres que ya no van a la iglesia, no conocen los evangelios, no saben
lo que es la fe… La utopía del comunismo también está muerta. Al mismo tiempo
necesitan creer en algo. Los hemos convencido de que nuestra democracia
occidental es terriblemente injusta. Creen en la necesidad de salvar el planeta
y que para eso es necesario abolir el capitalismo… En fin, se niegan a
cualquier debate racional, víctimas que son de un estrecho dogmatismo; su
lucha tiene algo de religioso, en el peor sentido del término. Así que la
crítica de sus creencias es sentida por ellos como una blasfemia”.
Aunque injusto cree que su caso
tiene algo de positivo, mostrar a la sociedad lo que está ocurriendo: “la imposibilidad del libre debate, la amenaza a la
libertad de expresión, el adoctrinamiento que allí reina: todo
eso hay que saberlo”.
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