Es una tradición hispanoamericana de antaño, era a la salida de la iglesia, luego de realizado el bautizo de un niño, el 'padrino cebo' arrojaba monedas al aire, que caían al piso, para que el público presente se abalanzara a recogerlas, dichas monedas eran recogidas mayormente por los niños; los niños para incitar al padrino a seguir arrojando las monedas, gritaban ¡Cebo Padrino!
Para
esto, el padrino con anticipación se premunía de monedas de baja denominación.
Se
desconoce desde cuando se practica la tradición del "Cebo
Padrino" en el Perú, pero hay documentos del siglo XIX que la
mencionan. Según el "Diccionario de
peruanismos" de Juan de Arona, Lima 1883, ¡Padrino
de Cebo! es el grito con que al salir de la parroquia vuelven loco los
muchachos al individuo que acaba de sacar a un niño de las pilas bautismales.
El padrino se va librando de la nube de mataperros que lo asedia, tirándoles
algunos puñados de monedas menudas.
Actualmente
se ha ido perdiendo dicha costumbre, en muchos casos, se han sustituido las
monedas por dulces.
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