Un grupo de sacerdotes católicos en Suiza denuncia que un nuevo código de conducta para prevenir abusos en la Diócesis de Chur es un intento para “imponer la ideología LGBT” (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales), ya que viola “la doctrina y la disciplina de la Iglesia Católica”.
Como informa CNA Deutsch,
agencia en alemán del Grupo ACI, los clérigos consideran que el código de
conducta es un intento para “imponer la ideología
LGBT en la Iglesia bajo la apariencia de la prevención de abusos, minando así
la doctrina de la fe de la Iglesia”.
El Obispo de Chur, Mons. Joseph Bonnemain, firmó el código de conducta (CC)
a inicios de abril.
En una carta enviada a todas las parroquias, a la que tuvo acceso CNA
Deutsch, el Obispo dijo que el CC es “vinculante para todos los líderes y empleados desde
mediados de 2022 en adelante” y
que una declaración se compromiso se registrará en el archivo personal de cada
uno.
Los sacerdotes enfatizan que “el 95% del
contenido del CC relacionado a la prevención, consideramos es una expresión de
sentido común y decencia”.
Es “absolutamente necesario hacer todo lo
posible para asegurar una mejor prevención y responder a esta preocupación con
determinación en la Iglesia. Nosotros también lo haremos con todas nuestras
capacidades”, agregaron.
El Círculo de Sacerdotes de Chur o Priesterkreis
es responsable por la oposición al código. Los clérigos citan diversos pasajes
que consideran “amordazan la doctrina de la fe y la
moralidad”.
De acuerdo al CC, los sacerdotes deben estar de acuerdo con la siguiente
afirmación: “Me abstengo de emitir evaluaciones
negativas de supuestas conductas no bíblicas basadas en la orientación sexual”.
En contraste, el Círculo de Sacerdotes resalta que “cualquiera que firme esta afirmación ya no podrá –
incluso invocando el derecho esencial a la libertad religiosa – proclamar la
enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad como está establecido en el
Catecismo de la Iglesia Católica”.
El Catecismo señala que los actos homosexuales “son
intrínsecamente desordenados” y “no pueden
recibir aprobación en ningún caso”.
El código de conducta también establece que: “En
conversaciones pastorales, no me referiré a temas relacionados a la sexualidad.
En cualquier caso, me abstendré de preguntas ofensivas sobre la vida íntima y
el estado civil. Esto también se aplica a las conversaciones que tendré como
supervisor”.
Estar de acuerdo con este punto prohibiría a los sacerdotes y diáconos
hacer las preguntas obligatorias previas al matrimonio, explica el Priesterkreis,
como cuando se interroga a los esposos si “aceptan
el matrimonio como una ‘comunidad sacramento de vida y amor entre un hombre y
una mujer’ para su propia vida”.
Asimismo, ya no se podría preguntar sobre “el
estado civil, para averiguar sobre algún matrimonio previo o divorcio o algún
hijo de relaciones anteriores”.
Los sacerdotes explican que el código de conducta haría imposible la
aplicación de algunas normas existentes para la formación sacerdotal.
Por ejemplo, no sería posible asegurarse de que hombres con tendencias
homosexuales no sean ordenados.
El Círculo de Sacerdotes cuestiona: “¿Cómo
se le podría exigir creíblemente a un candidato al sacerdocio que se comprometa
‘públicamente ante Dios y la Iglesia de acuerdo a lo prescrito en el rito’ al
celibato de por vida (canon 1037) si al mismo tiempo se declara que el ‘estado
civil’ es un hecho tabú para el liderazgo de la Iglesia?”.
“Si a los sacerdotes, diáconos y empleados laicos
que viven en relaciones inmorales heterosexuales u homosexuales ya no se les
puede pedir cuentas o no se les puede expulsar del ministerio eclesial,
entonces se instala un doble estándar”.
Los sacerdotes precisan que, con una situación así, “la Iglesia estaría adherida a la enseñanza tradicional
en su predicación, pero no la exigiría a su clero ni a sus laicos”.
Con el código, los sacerdotes y otros involucrados en la atención
pastoral, también tendrían que declarar lo siguiente: “Me
abstengo de cualquier forma de discriminación basada en la orientación sexual o
género” y “Reconozco los derechos sexuales
como derechos humanos, especialmente el derecho a la autodeterminación”.
El Círculo de Sacerdotes explica que la aplicación consistente de la
moral sexual de la Iglesia “se percibe como
discriminatoria en partes de la sociedad” porque, por ejemplo, la
Iglesia no puede bendecir parejas del mismo sexo.
La única preocupación de la Iglesia es “poder
actuar de acuerdo con su doctrina perenne, invocando el derecho esencial de la
libertad religiosa, reconocido y garantizado por el estado”, agregan los
sacerdotes.
La declaración del código de conducta sobre derechos humanos está “abierta a varias interpretaciones”, pero
finalmente debe rechazarse porque, por ejemplo, el aborto es considerado por
algunos como un derecho humano y parte de la autodeterminación sexual, explican
los sacerdotes.
Más allá del comentario del Obispo Bonnemain de que el código de
conducta es vinculante, el CC en sí no parece descartar consecuencias en la
legislación laboral. El texto señala que “rechazar
firmarlo demuestra un gran déficit en la capacidad de reflexión, dado que una
persona así tendería a hacer juicios temerarios o a no compartir
suficientemente la preocupación por la prevención”.
“En relaciones de empleo existentes, el CC se firma
como último plazo en la MAB anual”, es
decir en la reunión de personal del año, precisa el código.
En Suiza, los sacerdotes y los empleados de tiempo completo en la
Iglesia son empleados generalmente por organizaciones regidas por la ley
pública, pero financiadas por los impuestos de la Iglesia.
Las diócesis, como una estructura eclesiástica, reportan directamente a
Roma pero son financieramente responsables solo de unos pocos empleados.
El Círculo de Sacerdotes resalta que “pedimos
al obispo diocesano en el camino de la publicación del CC que no lo firme. Dado
que lo firmó y lo publicó, ahora le pedimos públicamente que retire su firma y
así evite el conflicto de conciencia que él ha generado en muchos de sus
empleados”.
Los clérigos afirman finalmente que ellos “elaborarán
un código de conducta para la prevención de abusos que esté en armonía con la
enseñanza de la Iglesia y que sí podamos firmar”.
Redacción ACI Prensa
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