Perdón, Señor, por el tiempo perdido, perdón por los días no agradecidos; perdón por lo sueños no dormidos y por las noches sin tregua de no encontrarte en el descanso.
Perdón,
Señor, por los dones no aprovechados, y mis manos
quedándose vacías por no haberlas usado; perdón, por mis brazos cruzados, exigiendo
recibir lo que no he sudado.
Perdón,
Señor, por haber sido vasto en la tristeza amargo en la
templanza y mezquino en la sonrisa.
Perdón
por quedar abatido en desesperanza y haber dudado
de tu amistad y de tu confianza.
Perdón por las tantas palabras que han sido lanzas y por lo escasos gestos de
esperanzas; perdón por mis obras que han lastimado y las pocas acciones que han
que sanado.
Perdón,
Señor, por los abrazos reprimidos, cien veces perdón por
los amores contenidos y perdón, por ser espina clavada en el alma de mis seres
queridos.
Perdón,
Señor, por no haber sido suave brisa que refresca, sino
braza viva que al corazón agrieta; perdón por dejar de ser perfume de celestial
fragancia que impregne el alma y avive en tu indulgencia su confianza.
Dame
tu perdón, Amado Señor, y la ocasión de hacer todo de nuevo en tu Amor. Amén
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