domingo, 3 de abril de 2022

HISTORIA DE UN CURANDERO

 Un día, un señor de Lima trajo un derrotero de un gran tesoro donde uno de los más famosos adivinos para ubicar el sitio donde estaba enterrada esa riqueza.

Mientras descifraba el mapa, el espíritu le informó que detrás de ese tesoro había mucha ambición, y durante un tiempo lo estuvo embromando. En las visitas que le hizo, este señor vio como fue curando a una señora que a puras penas podía andar. Él tenía una hermana en las mismas condiciones. El curandero la trató dándole baños de sudor en un pozo de arena cuando el sol resplandecía a las doce del día, teniendo en la cabeza un sombrero de junco y vestida con una túnica. Cuando tenía sudado hasta el último pelo, chorreando agua, la extraían del pozo cubriéndola con una manta a reposar. Luego de algunas curaciones más quedó sana.

Un día un alto prelado de la iglesia, amigo de la casa se sorprendió de ver esta señora considerada tullida, desenvolverse normalmente en sus quehaceres. Monseñor le preguntó qué médico le había curado tan rápidamente, el hermano sonrió, confesándole que un curandero la había sanado. “Yo tengo una enfermedad a las vértebras con mucho dolor, que ningún médico de aquí o del extranjero han podido curar. Sólo me han dado calmantes”. Monseñor sin darse a conocer, concurrió donde este curandero. Poniéndole las manos sobre el cuello, y unos rezos, en poco tiempo curado. Agradecido, se dio a conocer ¿tú sabes a quién has curado? y ante su sorpresa le contestó: “Sí Monseñor, y de gracias que trabajo con un espíritu bueno”.

“Me han tratado los mejores médicos y tú en un instante me has curado”. “Hay hombres que nacen con ciertos poderes que Dios les da. Para hacer curaciones verdaderamente milagrosas y tú eres uno de ellos”. –Le respondió.

“¿Qué hubiera pasado –preguntó Mandinga- si este brujo o curandero, hubiera trabajado con el espíritu malo?”

Ante la risa de todos Machete contestó: “Lo hubiera entregado en cuerpo y alma al “tío”.

El gringo “Peje” dijo: “está amaneciendo, otro día estaremos contando estas historias de brujos y curanderos…, para la matanza del chancho de doce arrobas que tengo, los invito a todos comer chicharrones el próximo sábado”.

Tradición literaria de Alberto Bisso Sánchez, de su libro “Revelaciones del último curaca” (1992).

Alejandro Smith Bisso

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