Cuando todo parece perdido y la esperanza desaparece, búscame. Estoy a tu lado, aunque no me veas.
Cuando las lágrimas insistan en caer de tus ojos, acuérdate de la sangre que
derramé, para que fueras feliz.
Cuando el deseo de morir tome cuenta de tu ser, recuerda que tu muerte será en
vano. Yo morí para salvar a los hombres. Yo tengo mi tiempo, yo soy dueño de la
vida y de la muerte y sólo morirás en mi tiempo,
Cuando todo parezca triste, los desamores, la falta de creencia y las
desesperanzas insistan en tomar cuenta de tu corazón, búscame. Nunca abandoné a
quien de mi necesita, y no serás tú, que confías en mí, que dejaré desamparado.
Vamos,
pon una sonrisa en ese rostro. Levanta la cabeza y sigue de frente. Luego,
sentirás mi presencia y todo se resolverá.
Tristezas
no caben en mi mundo. Y si te pruebo en cosas de la vida, es porque sé, que
tienes fuerza suficiente para enfrentarlas. Yo soy tu Dios, jamás te
abandonaré... Por lo tanto hijo, espera y confía... en mi tiempo... Todo lo
resolveré. Entrégate a mí sin miedo...
Ningún
Padre de este mundo, abandona un hijo. Acepta entonces las pruebas a que te
someto. Éstas solo servirán para engrandecer tu espíritu y te volverás
mensajero de mis palabras y de mis actos en tu vida. ¡Serás
testimonio vivo de mi poder, y de mi amor, para aquellos que confían en mí!
“Yo
soy la luz del mundo, aquel que me siga, jamás andará en las tinieblas”
¡YO
TE AMO!
ATTE.
JESUCRISTO
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