¿A qué se le puede comparar una mujer que tiene la gracia exterior, la belleza del cuerpo, pero le falta la gracia interior, la belleza del alma?
A esto: "Anillo de oro en hocico de cerdo es la mujer bella
de poco cerebro" (Pr. 11:22).
¿Sabes
cuál es la peor tragedia en esto? Que la
mayoría de los hombres corren ciegamente detrás de este tipo de mujer: "Oh, si tan solo tuviera una mujer hermosa que
pudiera satisfacer mis deseos en la cama, entonces sería el hombre más
feliz". ¡Tonto! No sé qué es peor: la puerca
con el anillo, o el hombre que haría de ella su morada. ¡Una pocilga digna de
ambos!
En verdad os digo: después de casi 20 años casado con la misma Mujer, a
medida que pasan los años, cada vez importa menos lo de afuera, y cada vez más
pesa lo de adentro.
Quién es ella como persona, su
verdadera esencia, su sabiduría e inteligencia, su gracia al hablar y su
elegancia en cómo se comporta, tanto conmigo como con los demás. Este tipo de
belleza no se arruga ni se hunde con el pasar del tiempo, amigos míos, como
sucede con la belleza exterior. De hecho, con el tiempo, esta belleza brilla
aún más, y realmente satisfará tu necesidad como hombre de tener una compañera
de vida.
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