La naturaleza es libro abierto para la mejor oración.
Todas
las cosas tienen aprisionado en su vida un grito que grita a Dios.
El
hombre que ora por las cosas sintoniza su voz con la voz de las cosas.
Decía
Pessoa que el mundo no está hecho para pensar en él, sino para mirarlo y estar
de acuerdo.
Yo
añadiría: para admirarlo y estar de acuerdo…, con Dios.
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