lunes, 11 de abril de 2022

114 – MISCELÁNEA

Decían de él que era un «católico practicante» porque practicaba la misa.

Solo le faltaba practicar el evangelio para empezar a ser católico.

Su preocupación obsesiva era: «¿Esta misa me vale para mañana?»

Se curó de su obsesión el mismo día que descubrió al prójimo y se convirtió por la palabra de Dios: «Misericordia quiero y no sacrificio»

Desde aquel día le empezaron responder todas las misas y además perdió la obsesión de preguntar.

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