martes, 22 de marzo de 2022

DE AQUELLOS POLVOS, ESTOS LODOS

 El tema de la energía en España se ha transformado en una emergencia nacional. Está en juego la supervivencia de toda nuestra economía. Hemos entrado en una espiral de destrucción del sector productivo que marcará un antes y un después si no se toman con urgencia medidas muy severas. No hace falta esperar a ver qué sucede en un año. Los resultados ya se pueden predecir ahora. Esperar a dentro de un año para tomar medidas es inaceptable.

Hay que dejar claro a la Unión Europea que se deben tomar medidas ya de manera urgente. ¿Qué medida tomaría con la autorización de Bruselas? La nacionalización temporal de todo el sector energético: gas, electricidad, distribución de hidrocarburos. Las gasolineras seguirían siendo de propiedad privada, pero se fijaría el precio por ley para que haya un beneficio justo.

Todo ese sector debe regirse por el principio de que deben ganar un beneficio justo, razonable, pero no se pueden aprovechar para hacer caja a costa de la destrucción de toda la economía.

Se fijará el precio real de cada producto (lo que se paga por la gasolina, gas, electricidad y el precio de distribuirla.), se fijará un margen adecuado. Con un margen mínimo los beneficios para la industria ya son inmensos. Lo que no pude ser como ahora es que sean disparatados a través de un sistema laberíntico hecho contra el bien común.

No se pondrán impuestos a esos productos. Sí que se colocará un pequeño margen de sobrecoste para ofrecer un precio estable cuando esos productos fluctúen en el mercado, así la industria española, la agricultura, todos, no se resentirán tanto de los vaivenes. Además, ese margen se puede usar para crear una reserva que sirva de segundo colchón ante esos vaivenes. Estados Unidos creo una reserva federal hace años que lleva ejerciendo una magnífica función para ese país: comprar cuando está barato, vender cuando está caro.

Hay que preservar la industria a toda costa, y la agricultura y el sistema de transporte de mercancías. Ya no se pueden buscar pequeños apaños, pequeños remiendos. Llevamos muchos años de antiracionalización del mercado energético en este país. No es cierto que la crisis vaya a afectar a todos por igual. España se enfrenta a una pobreza sin precedentes. Ya no estamos hablando de mayor o menor crecimiento del PIB, estamos hablando de una destrucción sistemática de las fuentes de ingresos para España.

Al mismo tiempo se requiere favorecer todo lo que se pueda las placas solares, parques eólicos y la energía nuclear. Alguien ingenuamente pensará que ya se favorecen todo lo que se pueda, por ejemplo, la energía solar. Pues no, lamento deciros que no; no me voy a extender en este artículo, pero la capacidad de los gobernantes (sean los de ahora o los de la oposición) para hacer las cosas de forma contraria a la razón es admirable. En este campo los dos partidos tienen culpa: muchas y algunas muy grandes.

Escribo este post viendo la que se avecina y cómo de momento se van buscando pequeños apaños por aquí, algunas subvenciones por allá.

Cuando la pobreza se abata sobre España, podré recordar con toda verdad a mis compatriotas: “No os quejéis. Les votasteis vosotros. Tenéis lo que os merecéis”.

Es cierto que el sistema no me permite votar ni al candidato ideal, ni al partido ideal. Pero una cosa es eso y otra seguir votando a las peores opciones políticas posibles y a los peores políticos posibles. El futuro de España lo veo muy claro y os lo habéis merecido. Otros lo sufriremos sin culpa, pero millones de votantes han sido unos insensatos. Esto no lo puede decir, ¡jamás!, un político. Pero yo que miro la licitud o ilicitud de los actos os lo digo: “¡Sois culpables!”.

Hay una culpabilidad colectiva. También millones de personas pueden tener responsabilidad. No se diluye la culpabilidad por el hecho de que tantos hayan seguido el mismo mal camino.

No estoy diciendo que el PP es el bien, el PSOE es el mal. Las cosas son más complejas. Los casos cuanto más intermedios son más difíciles de juzgar, y eso que yo ni lo intento, ni debo hacerlo. Ahora bien, hay opciones políticas o de personas que son tan insensatas, que conllevan una carga evidente de calificación moral. Hablando en general, no podemos decir que se pueda votar a determinadas opciones y afirmar que uno solo ha caído en el error. Hay errores de juicio tan evidentes que solo una persona moralmente desnortada puede caer en ellos.

Yo no debo ahora concretar, pero la repercusión moral del acto de votar está fuera de toda duda.

Lo que sí que es evidente es que el mercado de la energía hace años que se ha construido contra el bien común y a favor de empresas que pueden pagar ejercer lobby ante los gobiernos y ante la Unión Europea.

El problema es que ahora sus beneficios se han disparado más allá de lo imaginable, pero es el entero sistema el que se va a desplomar en sectores enteros con un derrumbe incontrolado.

P. FORTEA

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