Empezamos cuaresma con los sonidos de la guerra en el mundo. Cómo quisiéramos estar empezando una cuaresma por la paz.
Cuánto dolor e impotencia se
siente ante una guerra. Muchos de nosotros podemos experimentar la frustración
de estar sentados muy cómodamente en nuestros hogares mientras vemos en las
noticias y en redes sociales el dolor de nuestros hermanos. Familias separadas, hombres obligados a luchar
en un conflicto del que no quieren ser parte, violencia, destrucción y muerte.
Quisiéramos poder hacer algo.
Se ven tantas protestas por la paz, manifestaciones de rechazo ante un
conflicto que parece ilógico en pleno siglo XXI. ¿No
hemos aprendido de la historia? ¿No nos han enseñado las últimas dos guerras
mundiales que nada bueno puede salir de esto?
¿HAY ALGO QUE PODAMOS HACER?
Hace poco me topé con una
caricatura, la puedes ver aquí. Me pareció que ilustraba de manera muy sencilla o que
vivimos hoy. Hoy nos toca llorar. Nos toca dolernos con el sufrimiento de
tantas personas que sienten miedo, que son separadas de sus seres queridos, que
son llamadas a luchar en un conflicto que parece una locura. La guerra es
siempre una locura.
Lloramos también por el odio
que nos separa, por la división y las heridas de nuestro mundo. Lloramos por el
miedo convertido en odio y en sed de venganza.
Pero también nos toca dolernos por nuestras propias heridas, nuestra indiferencia y por todas las veces que hemos sembrado división
en lugar de reconciliación. Por todas las veces que hice daño a mi hermano.
Desde lo pequeño, desde el día
a día, es ahí donde comienza la paz. Construimos un mundo de paz al
reconciliarnos con alguien a quien hayamos hecho daño, acogiendo al que sufre o
es rechazado, viviendo la caridad con quienes Dios pone en mi camino. Hay
tantas maneras cotidianas de construir un mundo de paz.
Como cristianos, es bueno
recordar que, tenemos un arma que no es poca cosa: la oración.
Dios nos escucha y llora con nosotros las guerras y los conflictos
innecesarios.
En esta cuaresma hemos pensado
en las Letanías de la Paz. Una súplica al Señor, Príncipe de la
Paz, por la reconciliación del mundo. Y queremos meditarlas con ustedes durante
esta cuaresma y convertirla en una «Cuaresma por la paz».
Estaremos meditando cada una
de ellas día tras día en nuestro canal de Telegram, únete a él y oremos juntos toda esta
cuaresma por la paz
LETANÍAS DE LA PAZ
De la violencia que corrompe
nuestro mundo, líbranos, Señor
De la injusticia que reclama
vidas ajenas, líbranos, Señor
De la codicia y la sed de
poder, líbranos, Señor
De la venganza y de tomar
represalias, líbranos Señor
De muertes innecesarias y sin
sentido, líbranos, Señor
Del miedo que se convierte en
odio, líbranos, Señor
Del terrorismo y los regímenes
violentos, líbranos, Señor
De la deshumanización del
hermano, líbranos, Señor
De la indiferencia ante el
sufrimiento, líbranos, Señor
De la resistencia a encontrar
caminos de paz, líbranos, Señor
Para que reine la
reconciliación en este mundo, te rogamos, Señor
Para que el odio no tenga
cabida en nuestros corazones, te rogamos, Señor
Para que la muerte de nuestros
hermanos nos pese en el corazón, te rogamos, Señor
Para que nos duela este mundo
roto, te rogamos, Señor
Para que recordemos que nos
pertenecemos los unos a los otros, te rogamos, Señor
Por los gobernantes de las
naciones, para que busquen caminos de diálogo, paz y reconciliación, te
rogamos, Señor
Por las familias que son
separadas a causa de la guerra, te rogamos, Señor
Por los más vulnerables, en
especial los niños, ancianos, discapacitados y enfermos, te rogamos, Señor
Por las personas que arriesgan
su vida por ayudar a quienes están en zonas de conflicto, te rogamos, Señor
Por todos los que viven con
miedo a morir, te rogamos, Señor
Por la indiferencia ante al
dolor de nuestros hermanos, perdónanos, Señor
Por cerrar los ojos frente a
la injusticia, perdónanos, Señor
Por encerrarnos en nuestro
propio mundo evitando ver el sufrimiento ajeno, perdónanos, Señor
Por construir barreras que nos
alejan del prójimo, perdónanos, Señor
Por la búsqueda de una falsa
paz, perdónanos, Señor
Por fomentar conflictos
innecesarios, perdónanos, Señor
Por palabras y acciones
violentas que destruyen en lugar de construir, perdónanos, Señor
Por rechazar al otro y
olvidarnos que es nuestro igual, perdónanos, Señor
Por el miedo a alzar la voz, perdónanos,
Señor
Para que sepamos elegir
caminos de paz, escúchanos, Señor
Para que arda en nuestro
corazón el anhelo de reconciliación, escúchanos, Señor
Para que viva en nosotros el
deseo por un mundo sin guerras, escúchanos, Señor
Para que reconozcamos nuestra
responsabilidad de construir la paz, escúchanos, Señor
Para que vivamos con la
certeza que el odio y la muerte no tienen la última palabra, escúchanos,
Señor
Para que no dudemos en tender
la mano a quienes más sufren, escúchanos, Señor
Para que veamos tu rostro en
medio del dolor, escúchanos, Señor
Para que llevemos tu luz donde
hay oscuridad, escúchanos, Señor
Para que seamos uno en el amor
como tú lo quisiste, escúchanos, Señor
Para que busquemos ser
instrumentos de tu paz, escúchanos, Señor
Señor Jesús,
Príncipe de la Paz, ten misericordia de nosotros y de este mundo roto. Escucha
las súplicas de tu pueblo que grita de dolor. Tú que sanas todo mal, llévanos
de la mano para construir la paz que tú tanto quieres para nosotros. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Escrito por: Marigina Bruno
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