sábado, 12 de marzo de 2022

83 – REFLEXIONES Y VIVENCIAS

El hijo Pródigo salvó una peligrosa tentación: la de dejarse llevar del miedo a su padre.

No faltan estadísticas que nos hablan de suicidios de niños por temor a la reacción de los padres ante unas malas calificaciones.

Hay muchas conciencias aplastadas por el miedo a Dios, por sentimientos de culpabilidad ante la presencia del pecado personal.

Carretadas de personas a las que el miedo agarrota la ilusión para servir a Dios con alegría.

Para todas ellas no hay más que una exclusiva receta que se escribe con mayúscula: Dios es PADRE…, que siempre espera y siempre perdona porque siempre ama.

«El Señor es tan bueno conmigo que me es imposible tenerle miedo»  (santa Teresa de Lisieux»

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