Sembrando Esperanza II. Voy a seguir creyendo, aun cuando la gente pierda la esperanza.
Por: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net
La vida es una realidad maravillosa que no deja
de sorprendernos. Cuantos más datos nos proporcionan la ciencia y la
experiencia humana, mejor podemos comprender que la vida del hombre, creado a
imagen y semejanza de Dios, es un misterio que desborda el ámbito de lo
puramente bioquímico; efectivamente, es algo que va mucho más allá de nuestras
expectativas y progresos meramente humanos.
En su constante progreso la ciencia afirma, cada vez con más fuerza, que desde
la fecundación tenemos una nueva vida humana, original e irrepetible, con una
historia y un destino únicos. ¿Ya sabes cuál es tu
historia y cuál es tu destino último?, ¿de dónde vienes y a dónde vas? Toda vida tiene que ser acogida, respetada y amada: es
compromiso de todos acoger la vida humana como don que se debe respetar,
tutelar y promover, mucho más cuando es frágil y necesita atención y cuidados,
sea antes del nacimiento, sea durante la misma vida, sea al final de su
camino...
Voy a seguir creyendo, aun cuando la gente
pierda la esperanza.
Voy a seguir dando amor, aunque otros siembren odio.
Voy a seguir construyendo, aun cuando otros destruyan.
Voy a seguir hablando de Paz, aun en medio de una guerra.
Voy a seguir iluminando, aun en medio de la oscuridad.
Y seguiré sembrando, aunque otros pisen la cosecha.
Y seguiré gritando, aun cuando otros callen.
Y dibujaré sonrisas, en rostros con lágrimas.
Y transmitiré alivio, cuando vea dolor.
Y regalaré motivos de alegría, donde solo haya tristezas.
Invitaré a caminar, al que decidió quedarse.
Y levantaré los brazos, a los que se han rendido.
Porque en medio de la desolación, siempre habrá un niño que nos mirará
esperanzado, esperando algo de nosotros; y aun, en medio de una tormenta, por
algún lado saldrá el sol; y en medio del desierto, crecerá una planta.
Siempre habrá un pájaro que nos cante, un niño que nos sonría y una mariposa
que nos brinde su belleza.
Pero... si algún día ves que algún ser querido no sonríe, o calla, sólo
acércate y dale un beso, un abrazo, o regálale una sonrisa, con eso será
suficiente; seguramente la vida le habrá abofeteado y le sorprendió por un
segundo.
Solo un gesto tuyo, hará que vuelva al camino. Nunca lo
olvides...
No hay comentarios:
Publicar un comentario