Nuestros protectores espirituales no desaparecen de nuestro lado cuando alcanzamos la edad adulta; de hecho, ahí es cuando los necesitamos más que nunca.
Por: Katrina | Fuente: EnlaceCatolico.info
PREGUNTA:
¿Cómo puedo forjar una relación con mi ángel de la guarda?
Este mediador tan poderoso se encuentra tan cerca de nosotros que es un
desperdicio no entablar una relación. ¿Qué me recomienda?
RESPUESTA:
Nuestros ángeles de la guarda son fantásticos.
Es una pena que hayan pasado a considerarse una devoción infantil. Muy
difícilmente se podrá encontrar un símbolo o iconografía de estos ayudantes
donde no aparezca también un niño pequeño. Pero nuestros protectores
individuales no desaparecen de nuestro lado una vez alcanzamos la edad adulta,
así que es muy inteligente por tu parte querer forjar una relación con los
tuyos.
¡Y son muy poderosos! Los
ángeles de la guarda son criaturas divinas feroces. Recuerda que cuando en la
Biblia se hace referencia a estos ángeles, se menciona que su apariencia
produjo una reacción de miedo y terror entre la gente.
Los niños se encuentran casi de forma inherente
llenos de fe y nacen con la capacidad de creer. Los adultos luchan con la
creencia cuando su percepción se ha enturbiado por el cinismo y la duda. Es
normal pensar que es en nuestras vidas adultas cuando más necesitamos la ayuda
divina de nuestros ángeles de la guarda, para protegernos de nosotros mismos.
Establece una relación con tu ángel de la guarda
como lo harías con cualquier otra persona. Esto significa que
debes comunicarte. Cuando le decimos a las personas que desean crecer en
santidad y acercarse a Dios que recen, esto supone una forma de comunicación
sobrenatural. Tu ángel está simultáneamente contigo y ante Dios, así que, sí,
busca oraciones angelicales para que te ayuden a crecer en santidad.
Pero no necesitas oraciones formales:
simplemente habla con tu ángel. A menudo entro en una reunión pidiéndole al mío
que me dé un codazo si estoy a punto de decir alguna tontería, o le pido que
hable con el ángel de algún compañero de trabajo si hemos tenido un desacuerdo,
para que nos ayuden a trabajar juntos en paz.
Muchas personas creen que los ángeles de la
guarda son solo (¡solo!) los seres que nos protegen del daño físico y nos
alejan de los problemas, pero también son los guardianes de nuestra
espiritualidad y pueden ayudarnos a luchar contra las tentaciones. Cuando
pienso en las palabras “ángel” y “guarda”, debo recordar que hay fuerza y
resistencia en sus definiciones.
Para comprender en mayor medida la capacidad de
su fuerza y el abanico de capacidades sobrenaturales, repasa la al
Ángel de la Guarda. Ellos nos reconfortan, nos protegen del mal, nos consuelan
en el Purgatorio y llevan nuestras plegarias ante el trono de Dios.
Mi abuelita solía decir que las madres envían a
menudo a sus propios ángeles de la guarda al ángel de sus hijos para que lleven
oraciones y mensajes. Ella creía que los ángeles hablaban entre ellos también
y, ¿por qué no? Algunas personas incluso
dirán que, si lo pedimos, terminarán nuestras oraciones y rosarios por nosotros
si nos quedamos dormidos a mitad.
A mí me gusta pedirle ayuda a mi ángel antes de
la confesión mientras hago un examen. Cuando siento una tentación particular
hacia un pecado, le pido ayuda. Además, a menudo le pido que cuide de mi hijo o
que le dé las gracias al ángel de la guarda de mi hijo por cuidar de él. En el
pequeño altar que tengo en casa se encuentran María, Jesús, José, mi santo
patrón, el santo patrón de mi hijo y un símbolo de un ángel de la guarda.
No siempre recuerdo las oraciones exactas
dedicadas a ellos ni busco en el teléfono móvil la letanía o novena completas,
pero puedo recordar que debo reconocer su función en mi vida física y
espiritual y agradecerles la ayuda. Es en estos pequeños detalles cuando las
relaciones con mis ángeles de la guarda se vuelven más íntimas.
Este artículo fue publicado
originalmente en EnlaceCatolico.info
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