De joven fue ateo, más tarde recalco en agnóstico.
Lo
suyo era no ver claro.
Nunca
empezó a ver tan claro como cuando se le empezaron a pudrir los ojos.
«Yo no sé dónde estás, pero te busco, en la noche te busco en mi
alma sueña» (José
Luis Hidalgo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario