EL RELATO EVANGÉLICO ENCAJA CON LA HIPÓTESIS QUE DEFIENDE DWIGHT LONGENECKER
En los Evangelios, solamente San
Mateo habla de los Reyes Magos, que están entre los personajes más
enigmáticos de la Sagrada Escritura: “Después
de oír al rey (Herodes), se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que
habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo en
el lugar donde estaba el niño. Al ver
la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron
al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron: abrieron
luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra.
Y, avisados en sueños que no volvieran a Herodes, se retiraron a su país
por otro camino” (Mt 2, 9-12).
ARROJAR MÁS LUZ AL ESCRITO
EVANGÉLICO
De este relato evangélico se pueden conocer pocos datos. Mateo hablaba de “unos magos que venían de Oriente”
pero en ningún momento se dice que eran reyes, ni que eran tres, ni cuáles
eran sus nombres. Ni siquiera se sabe de dónde venían.
La tradición ha ido alimentando
este relato y al hablar de Oriente se dio por hecho de que llegaron de Persia o
Arabia.
Adoración de los Magos, diseño de Edward Burne Jones
y detalles de William Morris, tapiz para la Corporación de Manchester en 1894;
sigue la imagen clásica: representan
los tres continentes (Asia, Europa y África) y las tres edades del hombre (juventud, madurez, ancianidad) con los tres regalos bíblicos (oro,
incienso, mirra)
LOS REYES MAGOS EXISTIERON DE
VERDAD
El sacerdote Dwight Longenecker,
es un conocido autor de numerosos libros de teología, espiritualidad,
apologética y de testimonios, entre ellos uno
que puede levantar ampollas o arrojar luz a este relato de Mateo sobre los
Magos que adoraron al Niño.
El origen de este libro, The Mystery of the Magi—The Quest for the True Identity of the Three Wise Men
(El misterio de los magos: la búsqueda de la verdadera identidad de los tres
sabios), cuenta este sacerdote, es la opinión generalizada entre muchos
estudiosos del Nuevo Testamento de que la historia de los Reyes Magos no es más
que una ficción piadosa.
Un experto en esta materia le
dijo una vez que cualquiera que quisiera hacerse un nombre en el mundo
académico en este ámbito ni siquiera puede insinuar la idea de que piensa que la historia de los magos puede ser
cierta.
Y así fue como este sacerdote, fascinado desde niño por la Navidad decidió
lanzarse. “Sin tener una carrera académica por la
que preocuparme, pensé que sería interesante investigar el tema yo mismo y comprobar si
podría haber alguna base histórica para el antiguo cuento de los
Reyes Magos que vinieron de Oriente para adorar a Cristo niño”, afirmó.
MUCHO MÁS DE LO QUE ESPERABA
“Lo que descubrí estaba más allá de mis más locas esperanzas. Una vez que empecé
a investigar, fue sorprendente cómo todas las piezas del rompecabezas
comenzaron a juntarse. Debo decir que las leyendas y los mitos
fantásticos que se han desarrollado en torno a la historia de los Reyes Magos
no pueden justificarse históricamente, pero la breve y simple descripción de
Mateo se ajusta perfectamente a lo que sabemos de la geografía, la economía, la política y la cultura de la
época”, afirmó en una entrevista en Catholic World Report.
En su relato, explica Longenecker, “ahondé en geografía, historia
antigua, arqueología, religión y cultura del Imperio
romano de tiempos del nacimiento de Jesús y me maravilló resolver una explicación
perfectamente buena sobre quiénes fueron los Reyes Magos, de dónde
venían y por qué viajaron para rendir homenaje al recién nacido Rey de los
judíos”.
DIPLOMÁTICOS PERO NO REYES
¿A qué conclusión
llegó? Este sacerdote propone que los Magos de Oriente eran diplomáticos del
reino de los árabes nabateos.
En su teoría, asegura que estos
representantes viajaron “para rendir
homenaje al recién nacido Rey de los Judíos, que pensaban que sería un nieto o
bisnieto de Herodes el Grande. También fueron buscadores
espirituales que buscaban al Mesías”.
Camellos en Petra,
una de las capitales nabateas; según el calculador de rutas romanas Orbis,
si los Magos salieron de Petra y pasaron por la costa, por Gaza y Ascalón -que
no eran ciudades bajo dominio de Herodes- les habría costado 10 días y 300
kilómetros llegar a Belén.
Explica además que “con su capital en la famosa ciudad de Petra,
el rey nabateo Aretas IV tenía toda la motivación de comentar
una alianza con Herodes el Grande. Cuando
los magos de su corte discernieron que había nacido un nuevo heredero al trono
judío, Aretas los envió como emisarios a la corte de Herodes para rendir
homenaje”.
Un arqueólogo de la
Autoridad de Antigüedades Israelí explica en español quienes eran los nabateos,
mostrando una de sus ciudades en el desierto del Negev; del Sinaí a Petra y
luego a Hegra en Arabia tenían un reino
fuerte en la época de Jesús, fronterizo con Judea.
LA AYUDA DE LA CIENCIA Y DE NUEVOS
DESCUBRIMIENTOS
De esta manera, los Magos procedían de un reino cercano y no de uno lejano
tal y como se pensaba hasta ahora.
“Sus presentes de oro, incienso y mirra eran ofrendas diplomáticas
representativas del reino. Con un trasfondo judío y conociendo las profecías
del Antiguo Testamento, también estarían buscando al Mesías venidero”, añade.
Se sirvió de varios descubrimientos y fuentes en distintos ámbitos para llegar
a esta conclusión: “En la década de 1930, el
arqueólogo Nelson Glueck descubrió un zodíaco de piedra en el templo nabateo de
Khirbet et Tannur que data del siglo primero. Esto indica que los nabateos
seguían una religión astral y eran expertos en astrología".
Longenecker añade: "La nueva ciencia de la arqueoastronomía ha
demostrado que las ciudades y templos nabateos se construyeron en alineación
con las constelaciones y los ciclos estelares. Esto también muestra que los
nabateos fueron observadores de estrellas. Los descubrimientos
textuales relacionados con los Rollos del Mar Muerto, el cada vez más detallado
Antiguo Testamento y la erudición histórica también ayudaron a llenar los
espacios en blanco”.
Hegra, otra capital
nabatea, en la frontera oriental de su reino; como en Petra, excavan la roca
para crear fachadas asombrosas.
TRES EXPLICACIONES DE POR QUÉ NO SE HABÍA
ESCRITO ANTES
Según avanzaba en sus
investigaciones se preguntaba por
qué nadie había escrito sobre lo que él iba descubriendo pero nadie lo había
hecho. Según él, hay tres motivos:
En primer lugar, los Magos serían diplomáticos
nabateos y “durante mucho tiempo, la civilización nabatea se había
perdido para los historiadores. Su cultura al noroeste de Arabia se ocultaba en ruinas
bajo en las arenas del desierto y, como no dejaron historia escrita,
se sabía muy poco de ellos. Solamente en los últimos 50 o 60 años hemos
aprendido más sobre este fabuloso y misterioso reino del desierto. Más
recientemente, las avanzadas técnicas de arqueología y estudios
forenses, combinadas
con nuevas ciencias como la arqueoastronomía, han ofrecido más pistas para
identificar a los Reyes Magos”.
En segundo lugar, los cristianos habían aceptado
las elaboradas tradiciones que se han acumulado en torno a la historia de los
Reyes Magos y no se sintieron obligados a cuestionarlas. Una de
estas suposiciones era que los Magos venían de Persia o India. Nadie lo
investigó. Simplemente asumieron que Mateo dijo que venían de “Oriente" y
dieron por hecho que eran de Persia o Arabia.
En tercer lugar está la suposición entre los
estudiosos del Nuevo Testamento de que toda la historia era una fábula piadosa les
impidió mirar más allá en las posibilidades históricas. "¿Por
qué?", podrían preguntarse, "¿alguien buscaría la base histórica de
Blancanieves y los siete enanitos?".
Este cúmulo de cosas habría hecho, según Longenecker, lo que habría
provocado que no se conociera quiénes eran en realidad los Magos de Oriente.
"IMPORTA PORQUE LA
HISTORIA IMPORTA"
En su opinión, hay que ir siempre
hasta el final. “Importa porque la historia importa y la
historia importa porque la verdad importa. Mucha gente considera que el evangelio cristiano es un
tejido de leyendas, mitos e historias mágicas. Este libro es importante
porque basa esta historia, que se percibe más ampliamente como un cuento de
hadas, en la política, la economía, la geografía, la religión y la cultura del
Imperio Romano en el momento del nacimiento de Cristo”, agrega
Longenecker.
Además añade que “si estoy en lo cierto al decir que la historia de los Reyes Magos está
enraizada en la historia, entonces esta es una prueba más que se une al
creciente cuerpo de evidencia que respalda la confiabilidad histórica de los
evangelios. En otras palabras, si podemos confiar en que Mateo
nos cuente la historia de los Magos, podemos tener mucha más confianza en el
resto de la historia del evangelio”.
(Artículo de Hemeroteca, publicado en ReL
originariamente en enero de 2018, con actualizaciones)
Javier Lozano / ReL
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