Si María dio a luz a Cristo, y Cristo es Dios, entonces María debe y con mayor razón puede ser llamada con derecho Madre de Dios.
Por: Daniel Alberto Robles Macías | Fuente:
ConMasGracia.org
Nuestros hermanos
protestantes encuentran dificultad para comprender cómo es que nosotros los
católicos podemos llamar a María con el título de “Madre de Dios”. Pues cómo Dios, que es el creador de todo el
universo, puede tener una madre. ¿Cómo
debemos entender nosotros los católicos este título? Vamos a descubrirlo.
Nombrar a Nuestra Madre
como la “Madre de Dios”, es ya una tradición bien conocida entre los fieles. En el Avemaría lo mencionamos frecuentemente al
decir: “Santa María, Madre de Dios”, ruega
por nosotros pecadores.
María es la Madre de Jesús,
el Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad y así lo constatan los Evangelios. De modo que con
esto no queremos decir que María engendró a Dios Padre, sino a Cristo, el Hijo
del Altísimo. El ángel Gabriel así se lo manifestó a nuestra Señora
cuando le dijo: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo
te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios” (Lc 1,
35).
María concibió en sus entrañas por obra del Espíritu
Santo y dio a luz a su Hijo. Ese Primogénito es verdadero Dios y verdadero
Hombre. Si María dio a luz a Cristo, y Cristo es Dios,
entonces María debe y con mayor razón puede ser llamada con derecho Madre de
Dios, quien con su sí, nos trajo al Emmanuel es decir: al “Dios con nosotros”.
El Catecismo de la Iglesia
Católica nos dice: […] En efecto, aquél que
ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho
verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre,
la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es
verdaderamente Madre de Dios [Theotokos] (cf. Concilio de Éfeso, año 649: DS,
251) (CEC 495).
Es cierto que María sólo otorgó
a Jesús su condición humana y no la divina. Pero también, es cierto que dio a
luz a una persona divina.
Y es que este niño, que es Cristo, fue procreado por el Padre en su forma
divina y de María Virgen vino su humanidad.
Es decir, Jesús en
su persona divina existe desde toda la eternidad y obtiene su forma de
naturaleza humana en el momento en que es concebido en el seno virginal de
María.
Esta unión en Cristo de sus dos naturalezas (la
divina y la humana) se conoce como “unión
hipostática”. Por lo que el hecho de que María sea Madre de Dios avala que Jesús es
verdadero Dios y verdadero Hombre.
Es en el Concilio de Éfeso
que se llevó a cabo en el año 431, es en donde se proclamó de manera oficial
este título a María como la Madre de Dios. Aquí un extracto de esa declaración:
“Desde un comienzo la
Iglesia enseña que en Cristo hay una sola persona, la segunda persona de la
Santísima Trinidad. María no es solo madre de la naturaleza, del cuerpo pero
también de la persona quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a
luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios.
Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la
persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos Dios y
hombre, entonces Ella es la Madre de Dios”.
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