LA CULTURA WOKE CONSISTE EN GRITAR MUCHO, EXAGERAR, ACALLAR AL OTRO, SATANIZARLO Y EVITAR TODO DIÁLOGO SERENO
El pasado martes 18 de enero
comenzaron las campañas de Cancelados, una iniciativa promovida por la Asociación
Católica de Propagandistas (ACdP) para "dar voz a la gente normal que ha sido cancelada por decir cosas de
sentido común".
La primera campaña, con carteles
en 33 ciudades, se encontró con que sufría su cancelación, censura y
prohibición en 10 ciudades con
gobiernos de izquierda o del PNV (entre ellas, Vitoria, Valencia, Valladolid,
Granada, Vigo, Pontevedra, Gijón...)
Además de las prometidas "acciones en la calle", Cancelados
desarrolla su actividad en campañas publicitarias y en su página web, donde
es posible acceder al Manual para comprender y resistir a la cultura
de la cancelación, escrito
por Jorge Soley.
El economista, presidente de European Dignity Watch
y fundador del Center for European
Renewal desciende en su nuevo libro a los fundamentos y
orígenes de la corriente woke
para demostrar mediante 8 claves que esta corriente "no
hace prisioneros" y aspira a ser la nueva fe
mayoritaria.
1º) EL ENEMIGO YA NO ES
EL FASCISMO, ES EL HETEROPATRIARCADO
Una de las primeras claves que
ofrece Soley es la descripción de lo "woke"
y sus partidarios como "fanáticos
que alardean de una conciencia social
que les impulsa al activismo contra opresiones y privilegios". El
término supera las perspectivas limitadas del "progre"
por ser más amplio, "siempre a la
búsqueda de un nuevo límite a superar. Sería el hijo del viejo progre,
pero hiperactivo y adicto a los alucinógenos deconstruccionistas".
Para Soley, esta nueva corriente
haría referencia, supuestamente, "a quien ha
`despertado´ y tomado conciencia de la verdadera naturaleza de las opresiones que azotan
nuestra sociedad", siendo el heteropatriarcado, la
transfobia o la gordofobia enemigos a abatir.
2º) EL OTRO NO ES UN
ADVERSARIO, SINO EL MAL ABSOLUTO
Antes de profundizar en los
rasgos que hacen de la cultura woke algo parecido a una nueva religión, El Manual analiza
la principal estrategia de esta corriente, la cancelación. Es decir, "la sospecha" que se extiende sobre "quien afirma lo incorrecto
en público" o niega lo políticamente correcto y que justificaría que este fuese marginado,
silenciado e incluso expulsado de su trabajo o universidad.
El procedimiento más extendido es
la "demonización" del que discrepa,
a través de la simplificación y exageración de sus afirmaciones o la manipulación de las mismas, presentándolas
fuera de su contexto".
Por ejemplo, si la campaña de
carteles dice "rezar ante clínicas abortistas es genial", los woke
dirán: "este cartel rompe
la convivencia" (dijo la alcaldesa de Getafe), "es propaganda contra derechos
constitucionales" (Ayuntamiento de Vigo), es "repulsiva y asquerosa"
(Anabel Gulías, portavoz municipal en Pontevedra), "este cartel es una forma de violencia contra las mujeres" (la concejal Teresa
Franco, en Murcia).
Simplificación, exageración y
demonización: las características del discurso
woke.
Para los woke, el adversario "no es alguien equivocado, sino que encarna el
mal y es considerado enemigo del
pueblo. Se hace imposible confiar en lo que uno piensa o ve, "y mucho
menos" en lo que creen sus amigos y familiares: "solo se puede
confiar en los expertos de lo políticamente correcto".
3º) "DA IGUAL LA
REALIDAD", LO IMPORTANTE ES ESTAR OFENDIDO
"Estar
ofendido, oprimido, ser víctima es la clave. Poco importa la realidad -hay
víctimas reales que son dejadas de lado y privilegiados que construyen su
fortuna presentándose como víctimas- sino tu condición de víctima en el relato
elaborado por la ideología woke", constata.
"Presentarse
como miembro de un colectivo victimizado te permite juzgar el mundo desde la superioridad moral y poder exigir todo
tipo de privilegios".
4º) LA SOCIEDAD
OCCIDENTAL ES CULPABLE Y DEBE ARREPENTIRSE
Son varios los ejemplos que
menciona Soley de hombres blancos y heterosexuales que admiten haber sido
obligados a asistir a cursos de autoculpabilización
sobre un supuesto pasado común a
la raza o a los valores de comportamiento occidentales.
Uno de ellos es el estudiante de
24 años Timothy Keiderling, a quien le exigieron asistir a
sesiones de formación antirracista en la universidad: "Nos decían lo que teníamos que
pensar", confirmó Keiderling, como que "ser
blanco es algo de lo que hay que arrepentirse o que la blancura es una forma de
pecado estructural". Un caso similar es el del periodista Toby Young, que estudió numerosos
cursillos obligatorios de muchas empresas "englobados
bajo el nombre de `formación sobre el sesgo inconsciente´, supuestamente
destinada a enseñar a descubrir como inconscientemente somos racistas, tránsfobos
y patriarcales".
5º) UNA PSEUDORELIGIÓN
BASADA EN EL ODIO A LA RAZÓN
En este sentido, Soley afirma que
la cultura woke, al contrario que la cristiana, es una
pseudoreligión basada en el odio a la razón.
Para el woke, explica, "cualquier
crítica es por definición apología de la opresión y la razón no es más que un
instrumento de dominación, expresión del supremacismo blanco,
heteropatriarcal y eurocéntrico".
Por ello, quien
no abraza lo woke "se pone
del lado del discurso de odio" y no es digno de compasión: "Su corolario inescapable es la cultura de la
cancelación y la fiebre
iconoclasta de quienes están en el lado correcto de la historia".
6º) DOGMAS, RITUALES,
HEREJES... Y "FUNCIONARIOS" ASALARIADOS
De este modo, el autor expone
como surge un contexto de la cultura woke similar a la religión, fundamentado
en afirmaciones dogmáticas "que no se pueden
cuestionar", y donde haber nacido blanco
"constituye el mayor pecado original".
Esta pseudoreligión contaría,
además con "rituales públicos" como los desarrollados por Black Lives Matter,
"herejes" a
represaliar, como la escritora J.K.Rowling y profetas, "que
desde sus remunerados puestos en departamentos de inclusividad o burocracias
estatales y supranacionales nos aleccionan sobre cómo debemos actuar para
estar a la altura de esta nueva cosmovisión".
7º) "JERARQUÍA Y
MAGISTERIO" EN LA CULTURA DE LA CANCELACIÓN
Explica que la cultura woke tiene
"su jerarquía y sus centros
magisteriales" y que aspira a convertirse en una religión civil de
pleno derecho, "con sus fiestas propias, sus ritos
y lugares de culto".
Por ser una "religión" política, la cultura woke
asume los rasgos de las iglesias establecidas y las imita regulando el acceso a
los puestos de poder, "reservados a sus
creyentes". Por ello, "quienes se
niegan a afirmar su compromiso con ellas quedan excomulgados de esta nueva pseudoreligión y ven cómo se les cierra el
acceso a una profesión respetable", explica.
8º) HUMILLACIÓN,
AUSENCIA DE PERDÓN Y VICTIMISMO: SUS CASTIGOS
Además, la cultura woke impone
una homogeneidad ideológica sin fisuras que se esconde bajo "una fachada de cartón piedra" que es el
respeto a la pluralidad.
Por ello, esta "pseudoreligión" se basa en la máxima
del rechazo al perdón del transgresor, su humillación
pública y la condena, ya que "cuando uno es cancelado no hay redención posible y,
al contrario que en la buena nueva cristiana, uno queda marcado de por vida:
se desconoce el perdón".
Como dijo el historiador francés Rémi Brague, con la
cultura woke «tenemos mil confesiones, pero sin que
haya nunca absolución».
¿CÓMO HACER FRENTE A LA
CANCELACIÓN?
A lo largo de su Manual, el
autor no se limita a la descripción negativa de los rasgos que caracterizan a
este "gran monstruo", sino que ofrece algunos útiles consejos para hacerle frente.
1º) NUNCA TE DISCULPES
ANTE EL ACOSO WOKE
Y el primero es no pedir perdón.
La cancelación "opera a través de la
humillación que supone la disculpa pública por la que debe pasar el
cancelado", que además "da un
sello de veracidad al proceso cancelador", explica el autor. En su
opinión, ceder ante los chantajes de pedir perdón es comparable al momento "en que la víctima va voluntariamente a la muerte; más
letal que la acusación inicial es la disculpa, que equivale a admitir la culpa
moral"; ya que "al
pedir disculpas a tus verdugos aceptas la acusación y avisas de que no vas a
morder la mano que te estrangula con tal de que te dejen morir en
silencio".
La lección, añade, es obvia: "No juegues a su juego, jamás te disculpes
ante el acoso cancelador. Puede
resultar difícil, pero de este modo la víctima puede preservar su dignidad sin
convertirse en un pelele en manos de la turba woke enfurecida".
2º) RECHAZA SIEMPRE LA
MENTIRA
Para hacer frente a la cultura
woke, Jorge Soley anima a "rechazar siempre la
mentira" que implican sus propuestas y acusaciones y a "negarnos a llamar de una determinada manera
algo que en realidad no es así, sin caer nunca en la trampa
de hablar con sus términos. Si nos negamos a mentir, si rechazamos su juego, su
andamiaje de mentiras empezará a tambalearse.
3º) DI LO QUE VES, SÉ
VALIENTE
El tercer aspecto necesario para
enfrentarse a la cultura de la cancelación pasa necesariamente por "no mentir, decir lo que uno ve y atreverse a
mirar sin orejeras ni filtros". Es decir, la presencia de "valientes que quiebren el consenso de
mentiras sobre el que se asienta
la cultura woke y que con sus gestos den pie a una dinámica liberadora".
"Todos los
asuntos de la agenda woke están interconectados y forman parte de un gran
monstruo, responsable de todas las opresiones que en el mundo han sido, son y serán
y al que debemos combatir sin cesar", concluye.
Lee más en
ReligiónEnLibertad en nuestra sección Woke
José María Carrera
/ ReL
No hay comentarios:
Publicar un comentario