Descaro
inaudito del presidente de la Conferencia Episcopal Alemana
El obispo de
Limburgo y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Georg Bätzing,
ha demostrado el tipo de persona que es. El prelado ha elogiado la declaración
del cardenal Reinhard Marx sobre el informe de abusos de Múnich calificándola
de «fuerte y auténtica» al mismo tiempo que ha criticado a Benedicto XVI por no
admitir sus supuestos errores y no pedir perdón.
(Katolich.de/InfoCatólica) Marx reconoció claramente su
responsabilidad y sus errores y prometió cambios, dijo el obispo en Limburgo el
jueves. Al mismo tiempo, Bätzing hizo un
llamamiento
al Papa emérito Benedicto XVI para que vuelva a revisar su declaración sobre el
informe de abusos, admita los errores y pida perdón.
La
declaración de Benedicto XVI ha causado mucha confusión e indignación en
Alemania, incluso entre los obispos, aseguró Bätzing. Dijo que deseaba y esperaba
que el anterior Papa hubiera tomado nota de ello, desoyera a sus
asesores y adoptara de nuevo una posición clara.
Hace unos días, Benedicto había rectificado su afirmación de que, como
arzobispo, no había participado en una importante reunión sobre el envío de un
sacerdote abusado de la diócesis de Essen, en Baviera. Las declaraciones de
Benedicto sobre un sacerdote que había realizado actos sexuales delante de
niñas menores de edad también han causado consternación.
LO QUE VA DE
RATZINGER A MARX
Conviene recordar, llegados a
este punto, que cuando Benedicto XVI fue arzobispo de Münich no había ninguna
regulación específica en la Iglesia sobre la forma de abordar los casos de
abusos entre el clero. Fue precisamente el papa
emérito quien, primero como
cardenal Prefecto de la Congregación para la Fe y luego como Papa, impulsó las reformas necesarias para atajar de raíz el problema.
El cardenal Marx ha sido arzobispo de la archidiócesis bávara cuando ya estaban
vigentes las reformas auspiciadas por el papa alemán.
CAMBIAR LA FE CON LA
EXCUSA DE LOS ABUSOS
Bätzing
apoyó expresamente a Marx en sus demandas de reformas fundamentales en la
Iglesia católica. El informe sobre los abusos de Múnich ha vuelto a dejar claro que
existen causas sistémicas para los abusos y una forma equivocada de tratar a
los autores y a las víctimas, dijo Bätzing. «Hay
que cambiar esto». Al igual que Marx, el obispo de Limburgo también
criticó a los círculos eclesiásticos conservadores que acusan a los defensores
de la reforma de utilizar el debate sobre los abusos como palanca para cambiar
la Iglesia.
LA PRESIDENTA DEL
ZDK, STETTER-KARP, CRITICA A MARX
Por su parte, la presidenta del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), Irme
Stetter-Karp, criticó la reacción de Marx al informe de Múnich como
«sorprendentemente poco concreta». «No dio ningún ejemplo de cómo era exactamente el apoyo
de las parroquias en las que había abusadores hasta ahora», explicó
Stetter-Karp el jueves en Berlín. En definitiva, faltaron indicaciones
concretas de cambios aquí y ahora. Y «el hecho de
que el cardenal, según sus propias palabras, quiera comparecer ante la opinión
pública dentro de un año para explicar lo que ha cambiado, me parece tardío», dijo
Stetter-Karp.
También le decepcionó que el
cardenal no pudiera encontrar una palabra clara sobre la «Causa Benedikt», incluso una semana después de la
publicación del informe sobre los abusos.
A los afectados por la
violencia sexual en la iglesia les dejará un regusto rancio que a Marx le
preocupa una Baviera sin cristianismo. «Cuando el
cardenal dice que la Iglesia no puede abandonar su lugar porque Baviera debe
seguir siendo cristiana, la perspectiva de las víctimas de los abusos ha
quedado relegada a un segundo plano», dijo.
Al mismo tiempo, alabó el
hecho de que en la archidiócesis de Múnich y Freising se creara el año pasado
un consejo asesor para las víctimas y una comisión independiente para tratar el
escándalo de los abusos. También es bueno que exista un punto de contacto para
las víctimas de abusos sexuales desde el 20 de enero. Sin embargo, este no es
el fin de la asunción de responsabilidades. Espera que «en
la próxima Asamblea Sinodal de Fráncfort, a principios de febrero, veamos a un
cardenal Marx que promueva la reforma de la Iglesia, que considera necesaria,
con el apoyo de los proyectos de resolución, y que esté dispuesto a organizar
las mayorías necesarias con su compromiso personal».
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