«Hay veces – dice José María Mendiola- en que Dios parece esconderse. Eso son los túneles del alma en los que la vida parece una comida sin sal. Pero cuando parece que Dios se esconde es, curiosamente, cuando más está avanzando hacia nosotros, hacia el encuentro definitivo»
Las desapariciones de Dios siempre terminan en una manifiesta epifanía.
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