La fe no se orienta principalmente a afirmar dogmas, sino a provocar una actitud vita.
Para
Abrahán creer significó extender un cheque en blanco a Dios, abrirle un crédito
incondicional, marginar el reto del sentido común, cerrar los ojos y «ponerse en camino» hacia unas metas inciertas.
¡Felices
los que, en medio de la oscuridad de una noche, esperan confiadamente la luz
del amanecer!
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