Absolutamente todas las supersticiones son pecado.
Por: servicocatholicohispano | Fuente:
servicocatholicohispano.wordpress.com
La superstición es un pecado contra el primer
mandamiento de la ley de Dios porque atribuye a cosas creadas (uvas, calzones
rojos, etc.) unos poderes que sólo pertenecen a Dios. Muchos de estos pecados…
son cometidos por personas enormemente ignorantes (aunque hayan estudiado en la
universidad, y tengan maestrías y doctorados) y carecen de la capacidad de
plena deliberación, especialmente en los casos de arraigadas supersticiones
populares: números de mala suerte y días
afortunados, tocar madera y cosas por el estilo. Pero si se hace con
plena deliberación y deseo, el pecado es mortal. Incluso si la realización de
actos supersticiosos es sólo por curiosidad, pues damos mal ejemplo y
cooperamos al pecado ajeno.
Por otro lado, la «suerte»
en sí misma no existe. Sólo existe la Providencia
Divina. ¿Qué es la suerte para un creyente?
¿Es un «ente»? ¿Es una «energía desconocida»? ¿Dónde está la suerte? ¿De dónde
proviene? ¿De un objeto, una persona, un animal, de la tierra, del cosmos?
¿Puede dominarnos, guiarnos o desviarnos la suerte? ¿Puede influirnos algo que
no existe, como lo es la suerte?
Para el verdadero católico sólo Dios nos
sostiene, y sólo Él es quien tiene toda respuesta para nuestras dudas y
encrucijadas.
MUNDO
SUPERSTICIOSO: ¿POR QUÉ 12 UVAS PARA EL AÑO NUEVO? Escrito por María Velázquez
Dorantes REPORTAJE ESPECIAL Para @El Observador de la actualidad
La noche del 31 de diciembre es para muchos la
despedida de un año viejo y la espera de uno nuevo. En múltiples hogares se
reúnen las familias y los amigos para realizar esta espera que culminará cuando
el reloj haya marcado la media noche. La más difundida superstición
Alrededor de esta gran costumbre que se festeja
en la diversidad de los países occidentales gira una serie de elementos que
aparentemente no pueden estar «ausentes» de
la reunión-cena de año nuevo, y uno de ellos, quizá el más emblemático, es la
presencia de las uvas en la mesa. Las cuales se comen una uva por cada
campanada que se escucha en la entrada del año nuevo.
Pero ésta es una de las tantas supersticiones
que giran alrededor del año nuevo; no obstante, no es una costumbre o un rito
actual que se haya masificado a través de los medios de comunicación, si bien
estos han colaborado en los últimos tiempos para seguirlo trasmitiendo; el
comer 12 uvas ha sido una tradición que ha caminado a través del recurso oral
de las generaciones.
LAS
UVAS NO SON PODEROSAS
Se ha narrado que quien coma las uvas a tiempo
tendrá un año de prosperidad y de suerte. Si bien el fruto es muy rico y de
temporada, no tiene en su esencia el poder de otorgar ciertas cosas que el
hombre tiene que ir conquistando al paso de su vida.
UN
MITO DE INTENCIONES MERCANTILES
Cuenta una de las historias que las uvas
comenzaron a rodearse de un extraño misticismo cuando, en los viñedos de
alicantino —primera década del siglo XX—, se produjo un excedente de este fruto
y la industria necesitó impulsar mitos que sostuvieran su economía; y aún en
principios del tercer milenio muchos individuos siguen esta tendencia de
superstición, misticismo y enajenamiento.
A
MÉXICO DESDE ESPAÑA, A ESPAÑA DESDE ASIA
La tradición del comer uvas para la buena suerte
nos fue traída por parte de los conquistadores españoles; sin embargo,
alrededor de la uva existe toda una historia que no sólo implica a España y a
su gente, sino que va mucho más allá de la superstición y que involucra la
llegada de este fruto a la civilización.
Su origen se encuentra en Asia Menor, cultivada
alrededor del año 3500 a. C., en la región del Mar Caspio. Se trata de uno de
los alimentos míticos de los países mediterráneos. Primero se ubica en Fenicia,
luego de allí llega a Grecia, cuna de nuestra civilización, a Italia y al sur
de Francia.
¿POR
QUÉ DOCE?
No se tiene la certificación del porqué de las
12 uvas. Algunos las relacionan con las doce campanadas, otros con los doce
meses del año. Lo que es innegable es que este fruto se ha utilizado como un
elemento más de la cábala en la que el hombre ha caído y ha depositado su
energía y, muy riesgosamente, hasta su fe.
CONSUMO
MASIVO
En los tiempos actuales el consumo masivo del
fruto ha sido incrementado debido a ese tipo de creencias. Los costos se
acrecientan de forma impredecible y la gente hace todo un esfuerzo porque en la
noche del 31 de diciembre existan las «uvas de la
buena suerte».
AGRADECER
A DIOS EL VERDADERO SENTIDO DE LA FIESTA
Alrededor de toda esta creencia no existe un
verdadero sentido religioso en donde se agradezca a Dios por el cierre de un
ciclo más de la vida que le ha dado al hombre. Éste es el verdadero sentido
para pensar la noche en que despedimos un año y recibimos otro.
Algunos ritos descabellados
de año nuevo que ningún verdadero católico realizaría
a) Comer
12 uvas al ritmo de las campanadas del reloj, una por campanada. Cada uva
representa un deseo o propósito para cada mes del año, y comerlas a tiempo hace
que éstos se cumplan. Idealmente seis uvas deben ser verdes y seis deben ser
moradas.
¿Mis 12 deseos se cumplirán
aunque yo no me esfuerce por lograrlos? Y, si
es necesario mi esfuerzo para conseguirlos, entonces ¿para
qué necesito comer uvas?
b) Sentarse
y volverse a parar con cada una de las doce campanadas hará conseguir un buen
matrimonio.
¿Y si la persona ya está
casada y hace el rito? ¿Cómo compaginarlo con el de los 12 deseos (12 uvas): no
habrá peligro de ahogo?
c) Para
tener mucha ropa nueva todo el año nuevo la noche del 31 se debe usar la ropa
interior al revés
¿Y por qué no mejor la ropa
exterior al. revés? ¿Sólo porque se ve muy fea?
d) Poner
un anillo de oro en la copa de champaña con la que se hará el brindis asegura
que no faltará el dinero.
¿Y si alguien se traga el
anillo por accidente? ¿Y si se brinda con sidra?
e) Sacar
las maletas a la puerta de la casa para tener muchos viajes en el año. Mejor
aún es dar la vuelta a la manzana.
¿Y si la maleta tiene
rueditas funciona igual? ¿Llenar la maleta con piedras arrastrando las maletas
aumentará la efectividad?
f) Usar
ropa interior amarilla la noche de fin de año para asegurar la felicidad, o
ropa interior roja para atraer el amor.
¿Y si la persona quiere
tanto el amor como la felicidad de qué color deberá usar los calzones? Si se
pone ambos, ¿cuál actúa?
ABSOLUTAMENTE
TODAS LAS SUPERSTICIONES SON PECADO
El número 2111 del Catecismo de la Iglesia
Católica recuerda que «la superstición es la
desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede
afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se
atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas».
La superstición es un pecado contra el primer
mandamiento de la ley de Dios porque atribuye a cosas creadas (uvas, calzones
rojos, etc.) unos poderes que sólo pertenecen a Dios.
En sí misma, la superstición es pecado mortal.
Sin embargo, muchos de estos pecados son veniales porque son cometidos por
personas enormemente ignorantes (aunque hayan estudiado en la universidad, y
tengan maestrías y doctorados) y carecen de la capacidad de plena deliberación,
especialmente en los casos de arraigadas supersticiones populares: números de mala suerte y días afortunados, tocar madera y
cosas por el estilo. Pero si se hace con plena deliberación y deseo, el
pecado es mortal. Incluso si la realización de actos supersticiosos es sólo por
curiosidad, pues damos mal ejemplo y cooperamos al pecado ajeno.
Por otro lado, la «suerte» en sí misma no existe.
Sólo existe la Providencia Divina. ¿Qué es la
suerte para un creyente? ¿Es un «ente»? ¿Es una «energía desconocida»? ¿Dónde
está la suerte? ¿De dónde proviene? ¿De un objeto, una persona, un animal, de
la tierra, del cosmos? ¿Puede dominarnos, guiarnos o desviarnos la suerte?
¿Puede influirnos algo que no existe, como lo es la suerte?
Para el verdadero católico
sólo Dios nos sostiene, y sólo Él es quien tiene toda respuesta para nuestras
dudas y encrucijadas
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