Kristin Marguerite Collier, profesora de medicina interna y directora del Programa de Salud, Espiritualidad y Religión en la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan, explicó recientemente cómo Santa María y Jesús estaban unidos desde la Encarnación hasta en un nivel celular.
Entrevistada por la publicación española Revista Misión
en diciembre de 2020, la médica católica subrayó que “las madres, desde siempre, han intuido que sus hijos
permanecían con ellas toda la vida, pero ahora tenemos la certeza de que esto
es cierto no solo de forma psicológica o espiritual, sino también a nivel
celular”.
“La ciencia ha comprobado en las últimas décadas
que las madres cargan remanentes celulares de sus hijos en su cuerpo para
siempre”, señaló.
was
interviewed for a piece in the Spanish magazine @RevistaMision for their annual Christmas edition. spoke with
them about fetomaternal microchimerism, the placenta & the possible
theological implications of such. the piece is below, shared with permission by
the editor. pic.twitter.com/22mxG5yOaQ
— Kristin Collier
(@KristinCollie20) December 4, 2020
En la entrevista, realizada para el especial de Navidad de la
publicación española, Collier profundiza sobre el microquimerismo
materno-fetal, que implica que células del bebé traspasan la placenta y se
establecen en diversas partes del cuerpo de la madre.
Estos hallazgos científicos, destacó Collier, “son
muy reconfortantes para todas las madres, y especialmente para quienes han
perdido hijos en el embarazo o cuyos hijos han fallecido”.
“Tengo cuatro hijos y en mis embarazos nadie me
habló de este bellísimo fenómeno. Si lo hubiera sabido, mi experiencia de la
maternidad habría sido muchísimo más sagrada", señaló.
Para la médica estadounidense, estos descubrimientos de la ciencia
evidencian que “Nuestro Señor no solo redimió
nuestro cuerpo, sino que redimió también cada etapa de nuestra existencia y
cada célula de nuestro cuerpo”.
“No nos debe sorprender, entonces, que seamos seres
relacionales incluso a nivel celular, porque Dios, autor de toda ciencia,
incluida la biología, es un ser relacional”, destacó.
Al distribuirse por el cuerpo de la madre, las células de su bebé asumen
distintas funciones dependiendo de la zona. “Por
ejemplo, en los senos se comportan como células mamarias y emiten señales para
poner en marcha la lactancia; y en la zona de una cesárea, ayudan a sanarla
tras dar a luz”, indicó.
“Sabemos incluso que estas células ayudan a la
madre en procesos fisiológicos muchos años después del embarazo”, dijo, y destacó que es una forma en la que el bebé "le da las gracias" a su madre por
haberlo acogido en su seno.
Este artículo fue publicado
originalmente el 4 de diciembre de 2020.
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
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