jueves, 2 de diciembre de 2021

LECHUGA

 “El que come lechuga cruda, además de dificultar la digestión ¡se vuelve olvidadizo! En cambio, si comenzamos las comidas con un plato caliente que nos pone a tono y nos comemos la ensalada al final de la comida, las cosas ocurren de distinta forma. Las hojas de lechuga las cortamos menudas y habiéndolas dejado 15-20 minutos para que se impregnen bien con un aliño de sal, vinagre, aceite y una pizca de azúcar (a fin de que ningún sabor predomine), cuando las consumimos, se digieren mejor y el cerebro se ve fortalecido”.

Santa Hildegarda de Bingen, monja benedictina nacida hace 900 años.

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