¿Qué me traerá el año que comienza? ¡Lo que Tú quieras, Señor!
Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
BALANCE DE FIN DE AÑO
En fin de año se reúnen las familias cristianas, para despedir juntos el año que termina y recibir el que empieza.
Es una oportunidad para hacer un balance de nuestra vida y reflexionar en lo
que hemos hecho y lo que dejamos de hacer.
Debemos ir a la Iglesia a dar gracias a Dios por el año que termina y pedir
ayuda para el año que comienza.
En familia, se puede platicar acerca de cómo ha sido el año para cada uno y los
propósitos que se tienen para el próximo.
ALGUNAS PAUTAS PARA
REFLEXIONAR :
- -¿Qué cosas buenas he hecho este año para
mí?
- -¿Qué obras buenas he hecho por los demás?
- -¿Con qué no cumplí de la mejor manera?
- -¿ En qué puedo mejorar mi vida?
- -¿Cuánto aumentó mi amor a Dios y a la
Iglesia?
- -¿Cómo he cumplido con mi vocación (como
hijo de familia, como padre de familia,
como esposo, como cristiano?
- -¿Qué propósitos tengo para el siguiente
año?
SUGERENCIAS PARA DESPEDIR
LA NOCHE VIEJA:
Cada miembro de la familia escribe en un papel la actitud que va a tratar de mejorar el próximo año, después queman todos los papeles juntos, en una fogata.
También, pueden decir en voz alta a lo que se comprometen, como miembro de la
Iglesia, para hacer que Cristo esté cada día más presente en la comunidad.
PARA LEER EN FAMILIA
A) AL DESPEDIR EL AÑO VIEJO.
Hoy terminas de escribir un capítulo más de la historia de tu vida. Cuando naciste, este libro era todo tuyo. Te lo puso Dios en tus manos. Podías
escribir en él lo que quisieras: un poema, una pesadilla, una aventura, una
blasfemia, o una oración. Podías… ahora ya no puedes, ya no es tuyo, ya lo has
escrito, ahora es de Dios.
Te lo va a leer Dios, en el día mismo en que te mueras, con todos sus detalles.
Ya no puedes corregirlo, ha pasado al dominio de la eternidad.
Piensa unos momentos en esta Noche Vieja. Toma tu libro y hojéalo despacio.
Deja pasar sus páginas entre tus manos y entre tu conciencia. ¡Ten el gusto de leerlo a ti mismo!
Lee todo. Repite aquellas páginas de tu vida en las que pusiste tu mejor
estilo, no te olvides de que uno de tus mejores maestros, si tienes la
conciencia bien formada, eres tú mismo.
Lee también aquellas páginas que nunca quisieras haberlas escrito. ¡No!... ¡no intentes arrancarlas!, es inútil. Ten
valor para leerlas. Son Tuyas.
No puedes arrancarlas… pero puedes anularlas cuando escribas las páginas
siguientes. Si lo haces así, seguramente Dios las pasará de corrido cuando lea
tu libro en tu último día.
Lee tu libro esta Noche Vieja. Hay en él trozos enteros de ti mismo.
Es un drama apasionante en el cual, el primer personaje eres tú: Tú en escena con Dios, con los hombres, con la vida.
Tú lo has escrito con el instrumento asombroso de tu libertad sobre la
superficie inmensa y movediza del mundo.
Es un libro misterioso que en su mayor parte, la más interesante, no puede
leerlo nadie más que tú y Dios.
Esta noche, cuando hayas terminado de leerlo… si te dan ganas de besarlo,
bésalo. Si te dan ganas de llorar, llora fuerte sobre tu libro viejo, pero
sobre todo… reza sobre tu libro viejo. Tómalo entre tus manos, levántalo hacia
el cielo y dile a Dios sólo dos palabras: “gracias”
y “perdón”.
Después, dáselo a Cristo, no importa… así como esté, aunque tenga páginas
negras… nunca olvides que Cristo sabe perdonar.
Esta noche, Dios te entregará un libro nuevo. Es todo tuyo. Puedes escribir en
él lo que quieras. Escribe el nombre de Jesús en la primera página. Después
pídele que no te deje escribir a ti solo. Pídele que te lleve siempre de la
mano y del corazón.
B) ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO
¡Gracias, Señor, por todo lo que en este año me
diste!
¡Gracias por los días de sol y los nublados tristes!
¡Gracias por las noches tranquilas y por las inquietas horas obscuras!
¡Gracias por la salud y la enfermedad, por las penas y las alegrías!
¡Gracias por todo lo que me prestaste y después me pediste!
¡Gracias por la sonrisa amable y la mano amiga, por el amor y todo lo hermoso y
dulce!
¡Por las flores y las estrellas y la existencia de los niños y de las almas
buenas!
¡Gracias por la soledad, por el trabajo, por las dificultades y las lágrimas,
por todo lo que me acercó a Ti más íntimamente!
¡Gracias por tu presencia en el Sagrario y la gracia de tus Sacramentos!
¡Por haberme dejado vivir, gracias Señor!
¿QUÉ ME TRAERÁ EL AÑO QUE
COMIENZA?
¡Lo que Tú quieras, Señor!
Te pido fe para mirarte en todo; esperanza para no desfallecer;
caridad perfecta en todo lo que haga, piense y quiera.
Dame paciencia y humildad.
Dame desprendimiento y un olvido total de mí mismo.
Dame, Señor, lo que Tú sabes me conviene y yo no sé pedir: suficientes pruebas
que me mantengan fuerte, suficientes tristezas que me mantengan humano, suficientes
fracasos que me mantengan humilde, suficiente determinación para hacer cada día
mucho mejor que ayer.
¡Que pueda yo amarte cada vez más y hacerte amar por los que me rodean!
¡Derrama, Señor, tus gracias sobre mí y todos los que quiero, para que en este
año que empieza, tengamos siempre el corazón alerta, el oído atento, las manos
y la mente activas y el pie dispuesto para extender tu Reino!
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