EL SACERDOTE ANTONELLO IAPICCA PIDE EL FIN DE LA «CEGUERA» Y LA «TIBIEZA» DE LOS CREYENTES
LA IGLESIA NO PUEDE
SER APOCADA NI TIBIA AL DENUNCIAR LA IDEOLOGÍA QUE ESTÁ ARREBATÁNDOLE ALMAS A
DIOS, DICE DON ANTONELLO, SACERDOTE DEL CAMINO NEOCATECUMENAL EN JAPÓN.
Antonello
Iapicca nació en Roma hace 51 años. Forma
parte del Camino
Neocatecumenal, y hace veinte años fue enviado a Japón,
donde se formó en el seminario Redemptoris Mater de Takamatsu, una ciudad al
sur del país. Hace catorce años fue ordenado sacerdote en la catedral de la diócesis, y desde entonces
ha realizado diversos ministerios en colaboración con dos familias itinerantes,
una española y una italiana.
Cuando analiza la realidad que
nos circunda, no cae en ninguna ingenuidad, y su tono es oscuro. Pero lo
ilumina enseguida la esperanza cristiana. Su objetivo es que el hombre vuelva a
regenerarse en Cristo, en vez de intentarlo de espaldas a él con señuelos como la ideología de género o el catastrofismo climático, que no duda en denunciar: abocan a las nuevas generaciones a experiencias
frustrantes y dolorosas.
VALERIO PECE LE HA ENTREVISTADO EN IL TIMONE:
-Don Antonello,
en Tempi Caterina
Gojelli ha escrito que cada vez más a menudo "los millennial se
esterilizan para ganarse la etiqueta de childfree", sinónimo
actualmente de "quien considera que es 'moralmente un error' traer a este
mundo niños que contaminarán". El artículo tiene, por lo menos, el mérito
de sacar definitivamente el tema del halo del conspiracionismo...
-Desde luego es así. Estamos a
años luz de cualquier tipo de conspiracionismo, la situación es grave y
peligrosa. Por desgracia, parece que una parte de la Iglesia no se
ha dado cuenta realmente de la gravedad del momento.
-¿Entonces?
-Entonces necesitamos un profundo
discernimiento. Un veneno con el que el anticristo está seduciendo actualmente
a nuestros hijos es precisamente el engaño pseudo-ecológico del
calentamiento global. Aquel que
se enmascara de ángel de luz, hoy se ha mimetizado en una causa -la salvación
del planeta- que solo puede considerarse noble, sacrosanta, improrrogable.
Lástima que las esterilizaciones de los jóvenes de las que habla Tempi, Il
Timone y otros pocos periódicos, demuestren, otra vez, que el
demonio es "el padre de la mentira"
-Testigo de esta falsa
revolución son los quinceañeros de hoy en día, adolescentes que se mueven
siguiendo los medios de comunicación. ¿Realmente es posible culparles de algo?
-Claro que no. El problema, como
es habitual, son los adultos. Cuando todos -educadores, sacerdotes, influencers-
sostienen y animan las ausencias escolares para que se manifiesten,
automáticamente el objeto de la manifestación se convierte en algo más
importante, no solo que la escuela, sino que cualquier otra clase de enseñanza
y que la idea misma de "formación" de
la persona. La cobertura y la "garantía" que
dan los directores de colegio y los ministros equivalen, para los alumnos, a
una señal mucho más poderosa que cualquier discurso.
-La última ocurrencia,
bendecida por una directora de colegio, ha permitido que los estudiantes del
Instituto Zucchi de Milán vayan a clase con falda a fin
de manifestarse "contra el sexismo y la masculinidad tóxica". Todos
los periódicos, sin excepción, han alabado a los alumnos y a la directora.
-También aquí la "clave" cristiana y contrarrevolucionaria
nos ayuda a comprender. Con mucho amor, y al mismo tiempo con la misma firmeza,
deberíamos recordar a esos estudiantes de secundaria que la libertad
consiste en ser realmente lo que uno es, mientras que la esclavitud consiste en
ser lo que uno quiere ser. No al revés, como susurran las sirenas
del mundo. Aquí radica toda la diferencia entre la verdad y la mentira, entre
la felicidad y la infelicidad, entre la plenitud y esa frustración que es hija
de búsquedas imposibles.
Las contradicciones
de la ideología de género: alumnos varones de un instituto de Milán se visten
con una falda, entendida como ropa femenina... ¡para luchar contra los
estereotipos de sexo! Al día siguiente, lograda la publicidad por los ideólogos
del centro educativo, acudieron a clase en pantalones, quedando así confirmados
los dos estereotipos que se supone querían combatir.
-De hecho, usted ha
recordado que "hemos nacido para estar en la plenitud de lo que se nos ha
dado gratuitamente". ¿Es este el mensaje "contrarrevolucionario"
que debemos transmitir a nuestros jóvenes?
-Por supuesto que sí. La libertad es obedecer a la Palabra que nos creó, la esclavitud es
obedecer las mentiras de los que nos engañan para ser como Dios,
decidiendo lo que es verdadero y lo que es falso, lo que queremos o no queremos
ser. En definitiva, lo que es bueno y lo que es malo, en un engaño que se
remonta al pecado original. Nacemos para convertirnos en verdaderos hombres
y mujeres, es decir, para madurar en plenitud lo que nos ha sido dado
gratuitamente por el Padre. El diablo nos empuja a intentar
ser lo que no somos, nos obliga
continuamente a "convertirnos" en
otra persona, en un egoísmo que siempre acaba en decepción y dolor. Solo en
Cristo es posible ser hasta el fondo los hijos de Dios que hemos sido creados.
-Todo el mundo habla de
un "nuevo humanismo" que hay que alcanzar, pero no hay nadie que
explique en qué consiste exactamente. Usted ha tenido el valor de hablar
abiertamente de la "ideología satánica". ¿Puede explicarlo?
-"Nuevo
humanismo" es una expresión vaga, en muchos
sentidos insustancial, así que... perfecta. Debemos ser "astutos como serpientes" y comprender que el verdadero objetivo es inculcar a los jóvenes una ideología atea,
perversa, enemiga del hombre, en cuyo centro anida la idea de que el
hombre es responsable de todas las maldades.
-¿Cómo explicar que
esto no es cierto, o al menos que no lo es en estos términos?
-No es difícil. Sería cierto si
se partiera de la antropología cristiana, que revela en el pecado la causa del
sufrimiento y de toda devastación social, pero que al mismo tiempo anuncia la
verdadera y única solución: la regeneración del hombre en
Cristo. El único "nuevo
humanismo", si queremos conservar la expresión, está solo en Jesucristo. La
religión ecológica, en cambio, asegura la absoluta e irredenta maldad del
hombre, culpable de multiplicarse sin ninguna responsabilidad
social, destruyendo el planeta y robando el futuro a las nuevas generaciones.
-Por lo que la única
"redención" posible para el hombre es que deje de tener hijos...
-Exactamente, como lleva
imponiendo China desde hace años con su política del hijo único. Después de
lograr -en virtud del miedo a la muerte generado por el discurso
terrorista sobre el virus- imponer cualquier regla y estrategia, y habiendo
probado así el grado de manipulabilidad de la población,
pronto impondrán por ley un control de natalidad muy estricto. Por la salud del
planeta y de la humanidad, por supuesto...
Don Antonello explica
para la RAI las dificultades de la evangelización en Japón, en buena parte por
la extensión del budismo, que es "la antítesis de la Encarnación".
-¿Cómo podrán llevar a
cabo este plan?
-En realidad, ya lo están
consiguiendo, y con especial sagacidad y constancia. Solo hay que mirar la
realidad. La homosexualidad y el desmantelamiento cultural y
social de la familia en favor de formas fluidas de relaciones
obviamente estériles e infértiles. La propaganda e imposición de la ideología de género, que está generando
millones de jóvenes inseguros y confundidos, impulsados hacia una falsa
homosexualidad, inducida por el espejismo de la autodeterminación. Y también
con la demonización de la figura masculina, que siempre se presenta como violenta,
peligrosa, traicionera, a la que las mujeres deben mirar constantemente con
recelo.
-El plan incluye la
pornografía, de la que muy pocos hablan...
-Se trata de una plaga
verdaderamente trágica, sobre la que, es cierto, no se alzan voces. Sin
embargo, al separar definitivamente la sexualidad del amor fecundo -un proceso
que comenzó con la revolución sexual, la introducción de la píldora y otros anticonceptivos-, la pornografía hiere la mente,
el corazón y la carne de nuestros jóvenes, haciéndolos potencialmente
impotentes. No menos destructiva es la distribución programada de la píldora del día después a
las menores, que, además del aborto, produce en sus mentes la devastación del
ser mujer, esposa y madre.
-No es el único que
escribe que "las cuotas rosas y el feminismo están reduciendo a las
mujeres a una fea copia de los hombres". Se arriesga a ganarse muchos
enemigos...
-Un sacerdote no puede tener ciertos miedos. En cualquier caso, no
es nada auténtico el amor a la mujer cuando se la pone en constante competencia
con el hombre, cuando se la empuja hacia formas de vida que pulverizan su esencia antropológica, con el
único objetivo de hacerla estéril de mente y cuerpo, incapaz incluso de pensar
en sí misma como madre, dedicada a los hijos y la familia.
-La herramienta más
poderosa para el control de la natalidad sigue siendo el aborto, la enésima e
histórica flecha a disposición del ejército del mal...
-Cierto, pero si ese mal es
quizás todavía reconocible (como lo demuestra el continuo ataque a los médicos
objetores), hay muchas flechas en ese arco que pasan desapercibidas. Desde la ficción, que chorrea muerte
trivializada y reduce la vida misma a meras oportunidades para la lujuria,
hasta un cierto animalismo, que exalta a los animales
hasta el punto de hacer creer que son mejores que los humanos. Desde el salutismo, que exalta la pseudoperfección del cuerpo (un
objeto que se disfruta mientras rinde, para desecharlo cuando ya no ofrece un
rendimiento satisfactorio), hasta la búsqueda del consenso de los jóvenes a
través de las drogas gratuitas, el sexo protegido y
el voto de los menores. ¿Cuándo
entenderemos que no son más que medios con los que arponear almas y mentes para
imponer una ideología mortífera y anticristiana? Europa se está
muriendo y el resto del mundo pronto la seguirá.
-Ante el panorama
descarnado y realista que nos ha dibujado, ¿qué deben hacer los creyentes y los
hombres de buena voluntad?
-Lo digo con humildad y claridad:
ya no es aceptable la ceguera de los que
han conocido el amor del Señor, la tibieza
de los que son fruto de la santa fecundidad de la Iglesia, la esposa de Cristo.
Es hora de abrir los ojos y convertirse. Porque solo la fe que se
encarna en un pueblo nuevo, que ofrece su vida crucificada para dar testimonio
de la Verdad, podrá frenar el tsunami de maldad que se
avecina. Solo un pueblo unido a Cristo, y por tanto capaz de
exorcizar al diablo, podrá salvar a esta generación.
Traducido por Elena
Faccia Serrano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario