ENTREVISTA AL PADRE JUSTO LOFEUDO, PREMIO REL NUEVA EVANGELIZACIÓN 2021
EL PADRE JUSTO LOFEUDO, MISIONERO DE LA SANTÍSIMA
EUCARISTÍA, ES UN APÓSTOL DE LAS CAPILLAS DE ADORACIÓN PERPETUA
El sacerdote Justo Lofeudo es
misionero de la Santísima Eucaristía y durante años lleva recorriendo España y
el mundo entero promoviendo la Adoración
Eucarística y
especialmente la apertura de capillas de Adoración Perpetua.
Gracias a su abnegada entrega a
esta misión se han logrado abrir, gracias a la generosidad de numerosos
adoradores dispuestos a estar disponibles día y noche, numerosas capillas por ciudades y pueblos de distintos países. Con el tiempo, los frutos
en las propias personas que acuden allí a rezar, pero también en el entorno en
el que se encuentran estas capillas son visibles.
Por esta impagable labor, el
padre Lofeudo ha sido reconocido con el Premio
Religión en Libertad 'Nueva Evangelización' 2021. La gala de la entrega de estos galardones se
celebrará el próximo 25 de noviembre, a las 19.00
horas, en el Auditorio de la Universidad CEU San Pablo de Madrid
(Julián Romea, 23) en un acto público hasta completar aforo.
En una entrevista con este portal
profundiza sobre su misión y la relación que existe entre la Adoración y la
Nueva Evangelización:
-¿QUÉ
LE HA PARECIDO EL HABER SIDO RECONOCIDO CON ESTE PREMIO REL NUEVA
EVANGELIZACIÓN 2021?
-El premio en sí me parece
una estupenda y necesaria iniciativa para el conocimiento y el estímulo de la
nueva evangelización o sea de la transmisión
de una manera viva y renovada de la fe en Cristo y de su Evangelio.
-
A ALGUNOS LES PUEDE PARECER CONTRADICTORIO, ¿QUÉ RELACIÓN EXISTE ENTRE LA NUEVA
EVANGELIZACIÓN Y LA ADORACIÓN PERPETUA?
-La relación entre nueva
evangelización y Adoración Perpetua es íntima y total porque la evangelización
implica siempre una misión y, como nos lo recuerda el Concilio Vaticano
II, la Eucaristía es la fuente y el culmen de la misión
de la Iglesia y de su vida
espiritual. La verdadera evangelización parte de la Eucaristía, celebrada y
contemplada, y todo vuelve a ella.
En cuanto a la AEP (Adoración
Eucarística Perpetua), la misión evangelizadora es doble, por un lado, está la
misión para establecer y promover la AEP en un lugar, es decir para que se
reconozca la presencia real de la Persona Divina de Jesucristo y se la adore
sin interrupción (como en el Cielo así en la tierra), y por el otro, la acción evangelizadora de la AEP en sí misma.
En cada vez más lugares
se van abriendo capillas de Adoración Perpetua /
Los adoradores, que
se suceden día y noche, ofrecen un testimonio que interpela al mundo, atrae
a aquellos que están en la búsqueda de Dios y llama la atención a quien está
lejos del Señor para que se acerque a Él. Quien descubre la adoración, ese
permanecer en intimidad con su Señor, llama a otros a que también lo descubran.
Muchas veces con palabras de entusiasmo por el tesoro oculto que han
descubierto. Otras veces sin decir nada porque, por ejemplo, quien adorando recibe paz se vuelve portador de paz y como todos anhelamos la paz habrá
siempre quienes se acerquen a una capilla de AEP para poder ellos también
recibir ese don único, el don pascual de la paz de Cristo.
-HAY
QUIEN DIRÁ QUE LA ADORACIÓN SE QUEDA EN UNA ACCIÓN CONTEMPLATIVA…
-A este punto se debe aclarar que
nunca debe disociarse el culto, que manifiesta la fe y el amor a Dios, del amor
a los hermanos. Muchas veces se oyen críticas sobre la Adoración porque dicen
que propende a un intimismo, a un aislarse del resto y se la antepone a la
acción caritativa que busca a Dios en el otro y lleva Dios al otro. A esa
crítica se le responde que este tipo de división, o “esto
o lo otro” o “contemplación o acción”,
no viene de Dios. Así como es cierto que hay que advertir que si no hay bondad
en el corazón no hay verdadero culto agradable al Señor, también es de rechazar
todo intento de división entre dos aspectos fundamentales de la vida en Cristo
y de Cristo: la contemplación y la acción. Y así lo enseñó el Señor en su vida
en la tierra. La simple acción que carezca de su fundamento e impulso
contemplativo es efímero activismo humano. Nosotros llevamos
al mundo lo que antes hemos recibido de Dios en la adoración. “Contemplata aliis tradere” decía
santo Tomás de Aquino (contemplar y llevar de lo contemplado), y la Santa Madre
Teresa de Calcuta: “nosotras las Misioneras de la
Caridad pasamos primero nuestra Hora Santa ante el Santísimo para luego pasarla
con Cristo en el pobre”.
La Adoración lleva
a la acción fecunda. No hay que olvidar que la
misión está encerrada en la Eucaristía y que luego de llamarnos a sí, el Señor
nos envía al mundo. Para decirlo con términos actuales vamos del Centro a las
periferias para llevar las periferias al Centro que es Cristo.
La Adoración es siempre encuentro transformante y de plenificación del corazón. Si por
evangelización entendemos acción y por adoración quietud nos quedamos sólo en
las apariencias de las cosas, en la superficie, porque no hay mayor acción que
en un lugar donde se adora el Santísimo, ya que no somos nosotros quienes
hacemos sino el Señor que obra en nosotros transformándonos.
-
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE QUE HAYA CAPILLAS DE ADORACIÓN PERPETUA?
-La Adoración es la primera
actitud del hombre que se reconoce criatura ante su Creador. Por la adoración
se exalta la grandeza del Señor que nos ha hecho y la omnipotencia del Salvador
que nos libra del mal. Es la acción de humillar el espíritu ante el “Rey de la gloria” y el silencio respetuoso en
presencia de Dios. Implica reconocer con respeto y
sumisión absoluta nuestra nada y que sólo existimos por Dios. Todo esto es lo
que nos dice el Catecismo.
Si por adorar entendemos una
respuesta de fe a Dios, entonces lo primero es suponer esa fe. Sin embargo,
antes de la fe está el deseo de Dios que todo hombre tiene, sea o no consciente
de ello, y lo busque a Dios o busque sucedáneos, ídolos, algo o alguien
diferente de Dios mismo. El deseo de Dios está inscrito en el corazón humano.
Cuando el hombre encuentra a Dios
y lo adora, descubre su verdadera dimensión y descubre que en Dios no existe
confines. Se puede afirmar que a través de la adoración
eucarística ponemos al Señor en el centro de nuestras vidas personales, familiares, de las
parroquias y estimulamos la fe en la presencia real del Señor en la Eucaristía,
y está visto que cuanto más viva es la fe eucarística en el Pueblo de Dios más
honda es su participación en la vida y en la misión de la Iglesia.
-¿QUÉ
PUEDEN APORTAR ESTAS CAPILLAS A LAS PERSONAS, A LAS IGLESIAS LOCALES Y A LAS
CIUDADES EN LAS QUE SE INSTALAN?
-Todo esto anterior es así desde
la perspectiva puramente humana, pero falta lo más importante: la acción
divina. Cuando se expone el Santísimo Sacramento en adoración el Señor irradia
sus gracias y esas gracias no sólo alcanzan a quienes acuden a la capilla, sino
que atraviesan las paredes y llegan más allá de esos angostos confines. Esto
que digo no son palabras sino realidades que comprobamos cada día. Muchísimas son los testimonios de conversiones, de personas totalmente
alejadas que un buen día entraron a una capilla de Adoración Eucarística
Perpetua sin saber por qué y salieron transformadas o encontraron una paz desconocida y
regresaron a la fuente de aquella paz.
Todo ello puede ocurrir y de hecho
ocurre en sitios donde se adora al Señor en su presencia eucarística, pero si,
además, la adoración es sin interrupción, o sea perpetua, la posibilidad que
alguien tiene del encuentro es absoluta y no limitada a un momento específico y
quizás un día determinado cuando la iglesia u oratorio esté abierto y el
Santísimo expuesto. Y, me atrevo a agregar, que la fuerza de la
gracia es mayor donde se adora día y noche. El
Señor, no olvidemos, siempre responde a nuestra fe, y grande es la fe de una
comunidad que decide adorarlo siempre a su Señor.
Sé, por experiencia, que donde se
establece la Adoración Eucarística Perpetua hay un antes y un después y
que no hay mejor exorcismo para un lugar que tener una
capilla de Adoración Perpetua.
-
¿CÓMO EMPEZÓ EN USTED ESTE ARDIENTE DESEO DE ABRIR ESTAS CAPILLAS?
-Mi respuesta es simple: la pura
gracia de Dios. Las circunstancias, si así se quisiera llamar a la Providencia,
fueron tales que conociese a uno de los grandes
promotores de la Adoración Eucarística Perpetua en los EEUU y luego fuera de los EEUU, para
descubrir que esa era la misión a la que me llamaba el Señor.
-
POR ÚLTIMO, ¿CREE QUE EXISTE RELACIÓN ENTRE LA CRISIS EN LA IGLESIA, LA
SECULARIZACIÓN DE LA SOCIEDAD Y EL LAICISMO MILITANTE QUE SE HA IDO GENERANDO
CON EL DESPRECIO A LA EUCARISTÍA Y LA MISA?
-Sin lugar a dudas. La relación
es directísima. La devastación de la liturgia
ha sido el factor determinante de la pérdida de la fe. Ciertamente ambas cosas se retroalimentan,
cuanto menor es la fe el culto más decae y un culto que deja de serlo no
celebra la fe sino cualquier cosa. Pero, históricamente podemos decir que
partió todo de la liturgia. Nosotros celebramos nuestra fe. Nuestra fe,
dicho de otro modo, está reflejada en la liturgia. Si no hay signos, por ejemplo,
de adoración a la Eucaristía, ¿cómo se va a creer
que la Eucaristía es la misma Persona de Cristo? Si se la trata como un
objeto, pues entonces no puede haber fe.
La situación última de
confinamiento y de Misas online lo
empeoró todo. Además, en algunos lugares, no pocos, abusivamente se obligó a
comulgar únicamente en la mano, como si la Eucaristía, el Señor de señores,
pudiera ser ¡motivo de contagio! Si desaparece
la fe no hay más contención posible a las corrientes disgregantes de la
humanidad, porque ha sido quitado Jesucristo del centro de las sociedades que
las mantenía cohesionadas. Sin fe no hay verdadero culto a Dios, sólo
caricaturas. El culto de adoración y alabanzas al Dios
verdadero que se celebra en cada Eucaristía, sin la fe, se vuelve culto al
hombre y a sus ideologías bastardas.
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