Muchos hablan del karma sin conocer su lugar en las filosofías orientales reales: no es sino una negación de la Providencia y de la misericordia y el perdón de Dios, de la esperanza y del juicio particular.
Por si no lo habías notado, es
muy frecuente entre los jóvenes rebelarse contra sus padres. Como parte del
plan, adoptan frases o imágenes de otras religiones como si fueran algo genial.
¡Las frases y las imágenes cristianas no lo son!
Vas a la típica tienda para
adolescentes, y a pesar de que casi no hay jóvenes que sean realmente budistas
sinceros, encontrarás imágenes de Buda… pero no
encontrarás cruces. O si escuchas conversaciones entre niños o jóvenes en el
colegio, es posible que les oigas expresiones sobre el “karma”.
Pero si hablasen de la gracia salvadora de Jesucristo,
enseguida alguien saltaría con un “¡Ya salió el
fanático religioso!”
Voy a hablar un poco del karma y de por qué no es algo tan bueno como parece… (Para ser
sinceros: de por qué repugna.)
Muchas personas educadas como
cristianos utilizan palabras como karma, pero tienen una idea muy vaga de lo que el karma es realmente. Creen que el karma significa que
si haces cosas buenas te pasarán cosas buenas, y si haces cosas malas te
pasarán cosas malas. Así que asegúrate de que sueles mandar buenas vibraciones al
universo para que el universo te devuelva buenas vibraciones.
Pero realmente el karma es algo mucho más oscuro y menos prometedor que eso. El otro día tuve una conversación
muy interesante con un hindú. (Me gusta hablar con personas de otras
religiones, en parte porque respeto a las otras religiones y también porque me
gusta la gente. Pero no me gustan estas conversaciones porque yo crea que todas
las religiones son básicamente lo mismo y que da igual una que otra: ¡porque eso no es verdad!)
Me habló de su experiencia como
creyente en el karma. Dijo que había cometido pecados y errores cuando era
joven y que pensaba que estaba abocado a una vida difícil por las cosas que
había hecho en su juventud.
Yo le dije: “¿Y no hay forma de escapar a ese ciclo?”
“No”, me dijo.
Lo más que él podía hacer era
rezar para que los castigos por sus pecados le llegasen lentamente en el tiempo
y no de forma dolorosa, de modo que pudiese prepararse para una próxima vida
mejor.
Le dije: “¿Hay posibilidad de redención, de perdón, de esperanza fuera de ese sistema?”
“No”, me dijo.
¡Así funciona el
karma, amigos! Eso es el karma. Es un sistema que te mantiene atado a tus pecados. Así que si usas palabras como “karma” pero evitas palabras como “gracia” (porque no es guay, ¡es un concepto cristiano!), deberías despertar al
hecho de que no hay nada más genial que la gracia.
Publicado en National Catholic Register.
Chris Stefanick es
el fundador de Real Life Catholic.
Traducción de
Carmelo López-Arias.
Por: Chris Stefanick
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