Este 18 de noviembre se inicia la novena en honor a la Virgen de la Medalla Milagrosa, que concluirá el próximo día 26.
“Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo
sobre los que las piden”, le dijo Nuestra Señora de la
Medalla Milagrosa a Santa Catalina Labouré cuando le explicaba el significado
de algunos de los símbolos que aparecen en la medalla.
La devoción de los fieles a esta medalla es muy grande en el mundo y
millones de fieles la portan, confiando en la intercesión de la Madre de Dios.
Cercanos a la fiesta de Virgen de la Medalla Milagrosa, que se celebra
cada 27 de noviembre, aquí una novena para pedir la intercesión de la Madre de
Dios que quiso que su imagen quedara acuñada en un humilde objeto como signo de
su maternal cuidado y protección.
PRIMER
DÍA DE LA NOVENA A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Oración para todos los
días
Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que
viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a
darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Creo y
espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y tengo
la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.
Lectura bíblica del
primer día: Lucas 1,26-31.
Meditación: Cuando María recibió el anuncio del ángel y aceptó los planes de Dios,
no conocía muchos detalles, pero se puso ciegamente en las manos de su Señor.
Ese será el mérito de nuestra fe: confiar
plenamente en la bondad y providencia divinas.
Breve historia
En una medianoche iluminada con luz celeste como de Nochebuena -la del
18 de julio de 1830- se apareció por primera vez la Virgen Santísima a Santa
Catalina Labouré, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl.
Y le habló a la santa de las desgracias y calamidades del mundo con
tanta pena y compasión que se le anudaba la voz en la garganta y le saltaban
las lágrimas de los ojos.
¡Cómo nos ama nuestra Madre del Cielo! ¡Cómo siente
las penas de cada uno de sus hijos! Que tu
recuerdo y tu medalla, Virgen Milagrosa, sean alivio y consuelo de todos los
que sufren y lloran en desamparo.
Súplica a Nuestra
Señora
Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al
contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las
piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión,
innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo
nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a
tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes
necesidades... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh
Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos
para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras
almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al
pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así
sea.
Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción,
pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por
tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de
tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa
pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del
bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.
Se rezan tres veces el Padre Nuestro,
el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a ti.
Acto de Consagración a
la Virgen de la Medalla Milagrosa
¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de
la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos
nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada
uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de
nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu
amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos
unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros,
tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos
gozar un día de la celeste beatitud. Amén.
Oración final
Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada
tú que has creído! tu corazón fue traspasado junto con el corazón de tu
Hijo y ahora no cesas de interceder por nosotros. Te consagramos nuestras
fuerzas y disponibilidad para estar al servicio de la evangelización. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
SEGUNDO
DÍA DE LA NOVENA A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Oración para todos los
días
Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que
viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a
darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Creo y
espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y
tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.
Lectura bíblica del
segundo día: Lucas 1, 30-38
Meditación: María
creyó en su Hijo, Jesús, en todo momento, aún crucificado y muerto. Cree en
Dios, en el amor de Dios, y cree cuando las cosas te salgan bien y cuando te
salgan mal. Que nada te haga dudar del amor de Dios.
Profundización
En su primera aparición, la Virgen Milagrosa enseñó a Santa Catalina la
manera como había de portarse en las penas y tribulaciones que se avecinaban.
"Ven al pie de este altar –le decía la celestial Señora-, aquí se
distribuirán las gracias sobre cuantas personas las pidan con confianza y
fervor, sobre grandes y pequeños."
Que la Virgen de la santa medalla y Jesús del sagrario sean siempre luz,
fortaleza y guía de nuestra vida.
Súplica a Nuestra
Señora
Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al
contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las
piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión,
innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo
nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a
tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes necesidades...
(SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh Virgen de
la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos para
mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras almas. Y
para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al pecado y
danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así sea.
Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción,
pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por
tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de
tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa
pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del
bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.
Se rezan tres veces el Padre Nuestro,
el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a ti.
Acto de Consagración a
la Virgen de la Medalla Milagrosa
¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de
la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos
nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada
uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de
nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu
amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos
unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros,
tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos
gozar un día de la celeste beatitud. Amén.
Oración final
Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada
tú que has creído! tu corazón fue traspasado junto con el corazón de tu
Hijo y ahora no cesas de interceder por nosotros. Te consagramos nuestras
fuerzas y disponibilidad para estar al servicio de la evangelización. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
TERCER
DÍA DE LA NOVENA A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Oración para todos los
días
Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que
viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a
darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Creo y
espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y
tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.
Lectura bíblica del
tercer día: Juan 13, 34-35
Meditación: En su vida, María se preocupaba
más por amar que por comprender, vivía todo en la dimensión del amor. ¡Qué distinta sería nuestra vida cristiana si en todo nos
moviera clamor, si el amor fuera la explicación de nuestras actitudes y
reacciones!
Profundización
En sus confidencias le dijo la Virgen Milagrosa a Sor Catalina: "Acontecerán no pequeñas calamidades. El peligro
será grande. Llegará un momento en que todo se creerá perdido. Entonces yo
estaré con vosotros: tened confianza…"
Refugiémonos en esta confianza, fuertemente apoyada en las seguridades
que de su presencia y de su protección nos da la Virgen Milagrosa. Y en las
horas malas y en los trances difíciles no cesemos de invocarla: "Auxilio de los cristianos, ruega por
nosotros".
Súplica a Nuestra
Señora
Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al
contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las
piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión,
innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo
nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a
tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes
necesidades... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh
Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos
para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras
almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al
pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así
sea.
Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción,
pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por
tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de
tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa
pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del
bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.
Se rezan tres veces el Padre Nuestro,
el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a ti.
Acto de Consagración a
la Virgen de la Medalla Milagrosa
¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de
la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos
nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada
uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de
nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu
amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos
unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros,
tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos
gozar un día de la celeste beatitud. Amén.
Oración final
Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada
tú que has creído! tu corazón fue traspasado junto con el corazón de tu
Hijo y ahora no cesas de interceder por nosotros. Te consagramos nuestras
fuerzas y disponibilidad para estar al servicio de la evangelización. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
CUARTO
DÍA DE LA NOVENA A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Oración para todos los
días
Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que
viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a
darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Creo y
espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y
tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.
Lectura bíblica del
cuarto día: Carta a los Romanos 8, 14-17
Meditación: El Espíritu de Dios condujo a María
a la realidad de la redención. Como María, el cristiano que se deja conducir
por el Espíritu Santo, llegará a una eminente santidad y la luz de la fe lo
iluminará para conocer las cosas de Dios y gustar de ellas.
Profundización
En la tarde del 27 de noviembre de 1830, baja otra vez del Cielo la
Santísima Virgen para manifestarse a Santa Catalina Labouré.
De pie entre resplandores de gloria, tiene en sus manos una pequeña
esfera y aparece en actitud extática, como de profunda oración. Después, sin
dejar de apretar la esfera contra su pecho, mira a Sor Catalina para decirle: "Esta esfera representa al mundo entero… y a cada
persona en particular".
Como el hijo pequeño en brazos de su madre, así estamos nosotros en el
regazo de María, muy junto a su Corazón Inmaculada. ¿Podría
encontrarse un sitio más seguro?
Súplica a Nuestra
Señora
Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al
contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las
piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión,
innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo
nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a
tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes
necesidades... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh
Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos
para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras
almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al
pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así
sea.
Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción,
pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por
tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de
tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa
pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del
bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.
Se rezan tres veces el Padre Nuestro,
el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a ti.
Acto de Consagración a
la Virgen de la Medalla Milagrosa
¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de
la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos
nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada
uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de
nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu
amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos
unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros,
tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos
gozar un día de la celeste beatitud. Amén.
Oración final
Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada
tú que has creído! tu corazón fue traspasado junto con el corazón de tu
Hijo y ahora no cesas de interceder por nosotros. Te consagramos nuestras
fuerzas y disponibilidad para estar al servicio de la evangelización. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
QUINTO
DÍA DE LA NOVENA A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Oración para todos los
días
Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que
viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a darte
gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Creo y
espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y
tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.
Lectura bíblica del
quinto día: Juan 2, 1-10
Meditación: Ninguna realidad puede causar en
nosotros una alegría tan sentida y tan duradera como la de sabernos hijos de
Dios e hijos de María. Ten presente a María en todos los momentos de tu vida.
Si vas con ella, no te desviaras.
Profundización
De las manos de María Milagrosa, como de una fuente luminosa, brotaban
en cascada los rayos de luz. Y la Virgen explicó: "Es
el símbolo de las gracias que Yo derramo sobre cuantas personas me las
piden", haciéndome comprender -añade Santa Catalina- lo mucho que
le agradan las súplicas que se le hacen, y la liberalidad con que las atiende. La
Virgen Milagrosa es la Madre de la divina gracia que quiere confirmar y
afianzar nuestra fe en su omnipotente y universal mediación. ¿Por qué, pues, no acudir a Ella en todas nuestras
necesidades?
Súplica a Nuestra
Señora
Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al
contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las
piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión,
innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo
nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a
tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes
necesidades... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh Virgen de la Medalla
Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos para mayor gloria de Dios,
engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras almas. Y para mejor servir a
tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al pecado y danos el coraje de
afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así sea.
Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción,
pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por
tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de
tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa
pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del
bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.
Se rezan tres veces el Padre Nuestro,
el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a ti.
Acto de Consagración a
la Virgen de la Medalla Milagrosa
¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de
la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos
nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada
uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de
nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu
amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos
unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros,
tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos
gozar un día de la celeste beatitud. Amén.
Oración final
Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada
tú que has creído! tu corazón fue traspasado junto con el corazón de tu
Hijo y ahora no cesas de interceder por nosotros. Te consagramos nuestras
fuerzas y disponibilidad para estar al servicio de la evangelización. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
SEXTO
DÍA DE LA NOVENA A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Oración para todos los
días
Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que
viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a
darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Creo y
espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y
tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.
Lectura bíblica del
sexto día: Hechos de los Apóstoles 1, 12-14
Meditación: Toda comunidad debe tener una cabeza y un corazón: la comunidad
cristiana tiene a Jesucristo como cabeza y a María como corazón. Si quieres que
tu apostolado sea fecundo y que el cansancio no te venza, ponte siempre bajo la
protección de María.
Profundización
Como marco "¡Oh María, sin pecado
concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!".
Y enseguida oyó una voz que recomendaba llevar la medalla y repetir a
menudo aquella oración-jaculatoria, y prometía gracias especiales a los que así
lo hiciesen.
¿Dejaremos nosotros de hacerlo? Sería imperdonable dejar de utilizar un medio tan fácil de aseguramos en
todo momento el favor de la Santísima Virgen.
Súplica a Nuestra
Señora
Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al
contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las
piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión,
innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo
nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a
tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes
necesidades... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh
Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos
para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras
almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al
pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así
sea.
Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción,
pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por
tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de
tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa
pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del
bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.
Se rezan tres veces el Padre Nuestro,
el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a ti.
Acto de Consagración a
la Virgen de la Medalla Milagrosa
¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de
la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos nuestros
bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada uno de
nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de nuestros
deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu amable
protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!,
consérvanos unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a
todos nosotros, tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos
contigo, podamos gozar un día de la celeste beatitud. Amén.
Oración final
Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada
tú que has creído! tu corazón fue traspasado junto con el corazón de tu
Hijo y ahora no cesas de interceder por nosotros. Te consagramos nuestras
fuerzas y disponibilidad para estar al servicio de la evangelización. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
SÉPTIMO
DÍA DE LA NOVENA A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Oración para todos los
días
Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que
viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a
darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Creo y
espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y
tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.
Lectura bíblica del
séptimo día: Lucas 1, 39-45
Meditación: La misión de la Madre de Jesús no consistió sólo en traerlo físicamente
a este mundo, sino en mostrar su verdadero espíritu, que Cristo imprimió
fuertemente en el alma de su Madre. Esa es la misma misión que tenemos que
cumplir todos los bautizados.
Profundización
Nuestra Señora ordenó a Sor Catalina que fuera acuñada una medalla según
el modelo que Ella misma le había diseñado.
Después le dijo: "Cuantas personas la
lleven, recibirán grandes gracias que serán más abundantes de llevarla al
cuello y con confianza".
Esta es la Gran Promesa de la Medalla Milagrosa. Agradezcámosle tanta
bondad, y escudemos siempre nuestro pecho con la medalla que es prenda segura
de la protección de María.
Súplica a Nuestra
Señora
Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al
contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las
piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión,
innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo
nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a
tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes
necesidades... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh
Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos
para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras
almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al
pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así
sea.
Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción,
pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por
tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de
tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa
pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del
bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.
Se rezan tres veces el Padre Nuestro,
el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a ti.
Acto de Consagración a
la Virgen de la Medalla Milagrosa
¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de
la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos
nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada
uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de
nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu
amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos
unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros,
tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos
gozar un día de la celeste beatitud. Amén.
Oración final
Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada
tú que has creído! tu corazón fue traspasado junto con el corazón de tu
Hijo y ahora no cesas de interceder por nosotros. Te consagramos nuestras
fuerzas y disponibilidad para estar al servicio de la evangelización. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
OCTAVO
DÍA DE LA NOVENA A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Oración para todos los
días
Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que
viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a
darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Creo y
espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y
tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.
Lectura bíblica del
octavo día: Lucas 1, 46-55
Meditación: María oraba y meditaba el mensaje
de salvación de Dios a su pueblo. La Palabra de Dios nos habla, nos cuestiona,
nos alienta; por lo tanto es preciso leerla, meditarla y vivirla con fidelidad.
Profundización
Fueron tantos y tan portentosos los milagros obrados por doquier por la
nueva medalla (conversiones de pecadores obstinados, curación de enfermos
desahuciados, hechos maravillosos de todas clases) que la voz popular empezó a
denominarla con el sobrenombre de la medalla de los milagros, la medalla
milagrosa; y con este apellido glorioso se ha propagado rápidamente por todo el
mundo.
Deseosos de contribuir también nosotros a la mayor gloria de Dios y
honor de su Madre Santísima, seamos desde este día apóstoles de su milagrosa
medalla.
Súplica a Nuestra
Señora
Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al
contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las
piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión,
innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo
nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a
tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes
necesidades... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh
Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos
para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras
almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al
pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así
sea.
Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción,
pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por
tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de
tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa
pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del
bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.
Se rezan tres veces el Padre Nuestro,
el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a ti.
Acto de Consagración a
la Virgen de la Medalla Milagrosa
¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de
la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos
nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada
uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de
nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu
amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos
unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros,
tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos
gozar un día de la celeste beatitud. Amén.
Oración final
Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada
tú que has creído! tu corazón fue traspasado junto con el corazón de tu
Hijo y ahora no cesas de interceder por nosotros. Te consagramos nuestras
fuerzas y disponibilidad para estar al servicio de la evangelización. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
NOVENO
DÍA DE LA NOVENA A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Oración para todos los
días
Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que
viene a ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección y a
darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Creo y
espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y
tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido. Amén.
Lectura bíblica del
noveno día: 1º Carta de Juan 4, 7-14
Meditación: La paz,
como el amor, es un fruto de nuestra unión con Dios. La Virgen María es la
Reina de la paz, da la paz al alma que acude a ella por la devoción, construye
la paz en los hogares que la invocan y por ella la sociedad llegará a una paz
duradera.
Profundización
Las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa constituyen
indudablemente una de las pruebas más exquisitas de su amor maternal y
misericordioso.
Amemos a quien tanto nos amó y nos ama. "Si
amo a María -decía San Juan Bérchmans- tengo asegurada mi eterna
salvación".
Como su feliz vidente y confidente, Santa Catalina Labouré, pidámosle
cada día a Nuestra Señora, la gracia de su amor y de su devoción.
Súplica a Nuestra
Señora
Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al
contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las
piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión,
innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo
nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a
tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes
necesidades... (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh
Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos
para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras
almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al
pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así
sea.
Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción,
pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por
tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de
tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa
pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del
bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.
Se rezan tres veces el Padre Nuestro,
el Ave María, el Gloria y la jaculatoria: Oh María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a ti.
Acto de Consagración a
la Virgen de la Medalla Milagrosa
¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de
la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos
nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada
uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de
nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu
amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo. ¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos
unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros,
tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos
gozar un día de la celeste beatitud. Amén.
Oración final
Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
¡Bendita tú entre todas las mujeres!
¡Bienaventurada tú que has creído! tu corazón fue traspasado junto con
el corazón de tu Hijo y ahora no cesas de interceder por nosotros. Te
consagramos nuestras fuerzas y disponibilidad para estar al servicio de la
evangelización. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora
y en la hora de nuestra muerte. Amén.
En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Redacción ACI Prensa
No hay comentarios:
Publicar un comentario