EN MEDJUGORJE, SIOBHAN TUVO UNA VISIÓN QUE LE LLEVÓ A LA FE: «SUPE QUE 'ESO' ERA JESÚS»
SIOBHAN MHIC
CRAITH, HIJA DEL FAMOSO CANTANTE LIAM CLANCY, CUENTA EN CAMBIO DE AGUJAS SU
CONVERSIÓN A LA FE EN MEDJUGORJE.
Siobhan Mhic Craith tuvo la vida que muchos desearían. Al menos
en apariencia. Como hija de un famoso
músico irlandés, vivía rodeada de fiestas, dinero y famosos,
pero la felicidad era solo puertas a fuera. Su familia, entregada a la
diversión, se oponía a la fe y vivía al margen de toda estabilidad en el hogar.
Un viaje a Medjugorje y un
encuentro de la joven con lo que parecía ser actividad demoníaca le hizo
despertar.
“Lo que más destaca
de mi familia”, cuenta Siobhan en el programa de
testimonios Cambio de Agujas de HM TV, “es sin duda mi
padre, un famoso cantante de folk irlandés”.
Y no era para menos: Liam Clancy fue el miembro más
joven y líder del grupo de folk The Clancy Brothers, la primera agrupación estrella del pop en Irlanda.
Grabaron 55 álbumes, sus ventas
se contaban por millones, las entradas a sus conciertos se agotaban a los pocos
días y tocaron en los principales escenarios culturales de Europa.
UN HOGAR CON DINERO Y
FAMOSOS, PERO SIN FE NI FELICIDAD
“Mis padres al principio eran dos católicos
devotos que vivían en Nueva York, pero allí, en el mundo de la música y
la fama, el catolicismo no estaba de moda. Su fe se enfrió, y cuando
crecí en mi familia no había rastro de fe, oración, ni siquiera
imágenes religiosas”, relata Siobhan.
La indiferencia de su padre se
convirtió pronto en un feroz rechazo. “Rechazaba a la
Iglesia y la religión. Intentaba disuadirnos de la fe y quitarnos de la cabeza lo que aprendíamos en nuestros
colegios católicos, hablándonos de lo equivocado que estaba todo lo que nos
enseñaban”.
`Mountain Dew´, una de
las piezas más famosas de "The Clancy Brothers".
Y con su madre, añade, casi no
había diferencia. “La meta que buscaban siempre
era la fiesta y la diversión,
estábamos rodeados de grandes cantantes, músicos y dinero”.
Para Siobhan era “la típica vida que todo el mundo envidiaría” de
puertas a fuera, “pero nuestro hogar era frio y sin
estabilidad”. Todo empeoró al comenzar la universidad.
“Solo tenía una vida de
fiesta, diversión, alcohol y conciertos”, recuerda.
RECHAZABA LA FE Y TEMÍA
SER TOCADA POR DIOS
“Mi tía
invitó a mi madre a ir a Medjugorje. Tuvo una
profunda conversión. Cuando
volvió era otra persona, nuestro hogar comenzó a ser agradable y cálido y
empezó a hablar de los mensajes de la Virgen”.
Años después la hermana de su
madre decidió invitar a Siobhan al mismo destino. “Tenía
20 años, pensé que sería interesante ver otras partes del mundo y que quizá me
pondría morena con el sol”, comenta.
En ese momento la joven vivía
como todos sus amigos, “no muy bien” dice. “Rechazaba la fe, tenía mucho miedo de ir y de
ser tocada por Dios”. Pero
finalmente aceptó la invitación junto con toda su familia.
Una vez en Medjugorje, explica, “me sentía incómoda, fue difícil acostumbrarse
a la oración, pero pasaban los
días e iba asimilando las cosas”.
Sin embargo, la joven tenía una profunda lucha interna que crecía conforme terminaba la semana.
SIGNOS DEL MALIGNO
“La última noche,
una amiga y yo subimos la gran montaña de las apariciones. Había truenos,
relámpagos y mucho calor y nos pusimos muy nerviosas. Cuando bajamos, nos
separamos del grupo y nos fuimos a un bar a tomar unas copas”.
Entonces un grupo de
hombres las rodearon y comenzaron a hablarles. “Nos sentíamos acosadas. El hombre que nos hablaba nos preguntó de
dónde éramos, y cuando le dijimos que éramos irlandesas nos contó que formaban
parte de un grupo similar al IRA”, un grupo terrorista.
Entonces el hombre le miró
fijamente y le dijo: “No me gustas”. Cuando ella le miró, vio asustada como “su rostro se transformó en la cara del
diablo”.
En ese momento llegó al bar un
familiar. “Nos estaban buscando, era mi primo. No
sé explicarlo, pero reaccioné con mucha ira y me enfadé con todos los que
estaban buscándonos”.
Aquella noche, -añade- “volví a la habitación y sentía que veía cosas malas por
todas partes, por el pasillo y me decía que solo eran imaginaciones,
pero al sentarme era como si la cama no estuviese y debajo de
mí estuviese el infierno. Algo me agarraba tirando de mí,
mostrándome cosas pecaminosas mientras me decía: 'Si te vas con ellos –Jesús y
María– no podrás hacer todo esto'”.
"DE REPENTE LO
SUPE: 'ESO' ES JESÚS"
De inmediato, recordó los
mensajes de la Virgen de Medjugorje que le contaba su madre y un
rosario que le regaló.
“Ni si quiera me sabía los misterios, pero empecé
a rezar y me dormí”, agrega
Siguiendo con su historia
explica: “Me desperté con el sol atravesando mi
ventana y le dije a mi madre: 'Tengo que confesarme'. Salió de mí. Sabía que
tenía que hacerlo, y que iba a ser un nuevo comienzo”.
Después de confesarse, durante la
misa, observó como el sacerdote elevaba la hostia en la consagración. “De repente lo supe: `Eso es Jesús´”. Me vino
el don de la fe, solo sabía que
Jesús estaba presente, era una certeza, y así comenzó mi fe”.
Cuando volvió a casa, como su
madre, Siobhan era una persona nueva. “Busqué un grupo
de oración y poco después acabé dirigiendo uno, pero necesitaba algo más, y me fui a formar parte de una comunidad de jóvenes de
Escocia durante un año”.
Muchos de sus conocidos le decían
que aquello solo sería una fase. Sin embargo, cuenta, “tuve
muchas consolaciones aquellos primeros años,
volví varias veces a Medjugorje y
empecé a rezar el rosario leyendo los mensajes de Nuestra Señora”.
Lejos de ser algo esporádico,
Siobhan se casó, tuvo tres hijas y comenzó a trabajar feliz como cocinera en una
comunidad de jóvenes. “Estaba completamente enamorada de Dios”,
concluye, y hasta hoy “no he vuelto a tener miedo”.
(La historia resumida de Siobhan la tomamos
del portal de noticias marianas CariFilii)
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