El Papa Francisco afirmó que la secularidad consiste en habitar la misión de “dedicarse al proyecto de Dios en la historia”.
El Pontífice subrayó que “la profecía de la
consagración secular es incompatible con el miedo a lugares y situaciones de
riesgo”.
Más bien al contrario, “son precisamente
estas situaciones las propicias para tal consagración de forma que en ellas los
miembros de los Institutos seculares puedan ofrecer su contribución con
humildad y valentía a la historia de la salvación, allí donde las personas
sufren exclusión, marginación y se les hiere en su dignidad”.
El Papa se expresó así en una audiencia celebrada este sábado 20 de
noviembre con miembros del Instituto Secular de Cooperadores Oblatas Misioneras
de la Inmaculada con motivo del 70 aniversario de su fundación y del 20
aniversario de su aprobación pontificia.
El Santo Padre recordó al fundador del Instituto, el P. Gaetano Liuzzo,
quien transmitió el carisma de San Eugenio de Mazenod, fundador de los
Misioneros Oblatos de María Inmaculada.
Esa herencia permite “acoger la misión
evangelizadora imitando la audacia de San Eugenio en el anuncio de Cristo
Salvador, en su amor apasionado por Él, por la Iglesia y por todo hermano y
hermana”.
“Estáis llamados a vivir este carisma en la
secularidad, insertados en el mundo con el corazón sumergido en Dios. Ser
consagrados en un Instituto secular no significa refugiarse en ‘tierra de
nadie’, sino compartir plenamente, como Jesús, la condición de la gente común,
la cotidianidad del trabajo, de la casa, de las relaciones del vecindario”.
Todo ello “animado por la luz de la fe, del
calor de la caridad, del horizonte de la esperanza. Y vivir el espíritu de la
Encarnación en el tiempo y en el lugar en que Dios nos ha puesto, asumiendo la
realidad con corazón abierto, para sembrar el amor del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo”.
El Papa describió el carisma de los miembros del Instituto Secular de
Cooperadores Oblatas Misioneras de la Inmaculada como “vivir
como los demás en medio de los demás, en las mismas profesiones, en las mismas
funciones, en las mismas dificultades, pero con una unión a Dios que santifica
los proyectos y las acciones”.
En ese sentido, recordó el ejemplo ofrecido por el mismo Cristo. “Jesús, en su vida escondida, es un modelo para todos.
También sus acciones ordinarias tenían un valor divino, inherente a su persona
por la unión con el Padre, tenían una función de redención para el cual se
había encarnado”.
En su discurso el Papa explicó el significado de las tres actitudes de
los miembros del Instituto secular: estar preparadas, ser oblatas, confiar en
Dios como María.
Estar preparada “significa vivir plenamente
el presente implicándose en la promesa de eternidad. Toda nuestra vida es
tender a la vida eterna y debemos estar preparados. Una persona está preparada
cuando se entrega por completo a Dios y a los hermanos”.
Ser oblatas significa “donarse por completo
a Cristo para identificarse espiritualmente con Él”.
Por último, confiar en Dios como María consiste en “imitarla a ella en la escucha y en la acogida de la
voluntad de Dios, para que su Palabra se haga carne también en nosotros.
Gracias a su fe, a su ‘sí’, a su ‘aquí estoy’ se cumplió el plan de salvación
universal del Padre”.
El Papa finalizó su discurso invitando a cumplir todo ello “con alegre dedicación como María, para ser de forma
verdadera cooperadoras oblatas misioneras de la Inmaculada”.
Redacción ACI
Prensa
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