El Obispo de la pastoral afrobrasileña, Mons. Zanoni Demettino Castro, defendió la Misa con elementos de la cultura afrobrasileña que realizó la Romería de Comunidades Negras en el Santuario Nacional de Aparecida (Brasil) y que fue calificada como “abuso litúrgico” en las redes sociales.
El 6 de noviembre, la XXV Romería de Comunidades Negras reunió a
representantes de las pastorales afrobrasileñas de varias diócesis de Brasil
para marcar el inicio del mes de las conmemoraciones de la Conciencia Negra.
Durante ese día se realizó una Misa, que fue celebrada por Mons.
Demettino y concelebrada por el Arzobispo de Aparecida, Mons. Orlando Brandes,
así como otros obispos y sacerdotes.
En la celebración se utilizaron elementos de la cultura afrobrasileña,
como la música, vestimentas con estampados étnicos, en el ofertorio, se
llevaron al altar canastas con frutas.
Además, durante la procesión de entrada ingresaron personas bailando al
ritmo de la música y llevando impresiones donde se lee información relacionada
a las Comunidades Negras.
“Pisotearon la liturgia hasta que no quedó nada...
si esto pasó en Aparecida pasará en cualquier lugar, de hecho, ya pasa en
algunos lugares”, comentó un internauta en la
publicación de Instagram del Apostolado Santo Inacio de Loyola, de São Paulo
(Brasil).
“Dios mío, ¿qué le está pasando a nuestra Iglesia,
¿dónde se han ido nuestras tradiciones?”, preguntó
otro usuario.
Mons. Zanoni indicó a ACI Digital, agencia en portugués del grupo ACI,
que la Misa celebrada “no es un rito más, es el
rito latino”.
“Está la Liturgia de la Palabra - celebramos la
Solemnidad de Todos los Santos - se hicieron las lecturas, el Evangelio, mi
predicación se basó en la Palabra de Dios, la Doctrina de la Iglesia y el
Magisterio. Celebramos de una manera tan católica”, declaró.
En una carta de presentación del motu proprio Traditionis custodes
enviada a los obispos en julio de este año, el Papa Francisco lamenta el “uso instrumental del Missale Romanum de 1962”
como “un creciente rechazo no solo a la reforma
litúrgica, sino al Concilio Vaticano II”.
De la misma forma, el Santo Padre lamentó también “que ‘en muchos lugares las prescripciones del nuevo
Misal no se celebran de manera fiel, sino que se consideran como una
autorización o incluso una obligación a la creatividad, lo que muchas veces ha
llevado a deformaciones de la liturgia hasta el límite de lo soportable’”.
Según Mons. Zanoni, con “esta nueva
orientación sobre la Misa tradicional, el Papa quiere retomar el camino y el
proceso del Vaticano II, que requiere la participación consciente, fecunda y
significativa de las personas” en la celebración litúrgica.
La Misa, dijo el Obispo, “es una celebración
de la vida, pasión, muerte y resurrección del Señor”.
“¿Cómo celebramos? Con el Misal Romano, las
orientaciones de la liturgia, el Directorio litúrgico, el Concilio Vaticano II,
el Sacrosanctum Concilium”, remarcó.
El Prelado resaltó que para él no debería haber la clasificación de “Misa afro” y remarcó que “la gente necesita estudiar,
conocer, dialogar”.
“Ves una Misa de sombrero, sertaneja (música
popular de Brasil), sanación y liberación, esto y aquello... No. La Misa es
Misa, es la celebración de la vida, la pasión, la muerte y la resurrección”, agregó.
Mons. Zanoni recordó la procesión del ofertorio durante la celebración
en el Santuario de Aparecida y señaló que “trajimos
el pan y el vino, allí simboliza la vida de todas las personas, las alegrías,
los dolores, los sufrimientos de nuestro pueblo”, y también en la
canasta de frutas estaban “los frutos de la
agricultura familiar, traídos y ofrecidos a Dios”.
Durante la celebración se recordaron los 40 años de la Misa de
Quilombos, celebrada el 22 de noviembre de 1981, en la plaza frente a la Igreja
do Carmo, en Recife (Brasil).
La Misa de Quilombos fue concebida por el entonces Arzobispo de Olinda y
Recife, Mons. Helder Câmara, escrita por el entonces Obispo de São Félix do
Araguaia, Mons. Pedro Casaldáliga, y por el poeta Pedro Tierra, con música de
Milton Nascimento.
Esta celebración fue presidida por el entonces Arzobispo de Paraíba,
Mons. José Maria Pires, también conocido como Dom Zumbi, por su conexión con el
movimiento negro. Posteriormente, la Missa dos Quilombos se transformó en una
obra de teatro, dirigida por Luiz Fernando Lobo.
Al comienzo de la Misa en Aparecida, se cantó como canción de apertura “A de Ó”, de Milton Nascimento, que forma parte de
la Missa dos Quilombos.
Según Mons. Zanoni, “la procesión de entrada
es siempre una llamada a la peregrinación” y el canto expresaba que “estamos
llegando, venimos de todos los rincones, de todos los lugares, de comunidades
quilombolas, cofradías, periferias, trayendo vida”.
Además, se hizo referencia a Nuestra Señora Aparecida como “Soberana Quilombola” y “Negra
Mariama”, utilizando la expresión proclamada por Mons. Helder Câmara
para referirse a la Virgen María, en la “Invocación
a Mariama” (palabra que viene de María que ama) pronunciada al final de
la Misa de Quilombos.
“Nuestra gente que vino a participar con sus lindas
ropas, con sus colores, es católica. Tienen una gran deferencia hacia la Madre
de Jesús, quien es aclamada por tantos nombres, Nuestra Señora de Schoenstatt,
Nuestra Señora de la Buena Muerte, Nuestra Señora Desatanudos. Pero, es parte
del pueblo negro, de las comunidades quilombolas, hablar a la ‘Soberana
Quilombola’, soberana que significa la reina y el quilombo es el lugar donde
están estas personas”, añadió.
Mons. Zanoni afirmó que esta peregrinación y la celebración de la Misa “son parte del camino en la Iglesia de este pueblo que
reivindica su catolicidad. No se trata de movimientos sociales, de ideología,
sino de fe, que va a los pies de la Virgen y ofrece su vida”.
Según indicó el Obispo, a pesar de las críticas que se leen
principalmente en las redes sociales, “cientos de
miles de personas quedaron encantadas y se sintieron identificadas”.
Finalmente, señaló que “hoy en día hay
tantas distorsiones en la comunicación y poco se sabe de la vida de la Iglesia”
y subrayó que la Eucaristía también “trae la
vida, los dolores, los sufrimientos, las alegrías de nuestro pueblo”.
“La vida concreta de las personas tiene que ver con
nuestra fe”, concluyó.
Traducido y adaptado por Harumi
Suzuki. Publicado originalmente en ACI Digital.
Redacción ACI Prensa
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