¿Siempre compramos lo que necesitamos?
Por: Fernando Azor Lafarga | Fuente: gabinete de
psicología
Vivimos
en una sociedad de consumo en la que nos invitan constantemente desde la publicidad
a tener lo último llegando a sentir en ocasiones que lo “necesitamos”. Este
hecho ha generado que en los últimos años surjan cada vez en mayor número
diferentes casos de las llamadas socioadicciones.
Éstas se caracterizan por ser una adicción no a una sustancia sino a actos
socialmente aceptados como pueden ser ver la televisión, usar el móvil o
Internet, o comprar.
La persona que es adicta a las compras no suele reconocer su problema hasta que
éste tiene unas consecuencias muy graves ya que como en otras adicciones lo
viven con mucha vergüenza.
Este problema es más frecuente en mujeres sobre todo de 40 a 50 años y afecta
aproximadamente a un 3% de la población general según los últimos estudios.
Bajo esta adicción se suelen esconder estados depresivos y de ansiedad así como
bajos niveles de autoestima. El problema se inicia cuando una persona encuentra
gratificante el hecho de ir a comprar y empieza a utilizar esta actividad como
única forma de encontrarse bien, o bien porque abandona otras actividades o
bien porque llena un vacío. Este hecho hace que la persona empiece a asociar el
acto de comprar con una sensación de bienestar. A partir de entonces la persona
puede entrar en un círculo vicioso: en un momento de ansiedad o malestar siente
el impulso de comprar y no puede resistirse; la persona compra algo y en ese
momento siente una sensación de alivio y de bienestar que le sube el ánimo;
posteriormente, al darse cuenta de que no ha podido evitar su impulso, que ha
gastado un dinero que no debía gastar, y que lo ha gastado en algo inútil o que
no necesita, un fuerte sentimiento de culpa junto con una fuerte autocrítica
invaden a esta persona; el malestar derivado de estos sentimientos negativos se
hace insoportable y provocan que la persona busque la forma de sentirse bien;
la persona vuelve a comprar por ser ésta una forma fácil, rápida y efectiva de
sentir ese alivio y bienestar que en ese momento tanto necesita.
Al principio la persona se justifica diciendo que era una oportunidad, que era
un precio excepcional, que siempre viene bien para fondo de armario, etc., pero
en la adicción a las compras no es el objeto que se desea lo que lleva a la
persona a comprar sino que es el hecho de comprar, independientemente de lo que
se compre, lo que se busca. Al final la persona llega a acumular muchos objetos
inútiles o ropa sin estrenar, llegando incluso a esconderla para que la gente a
su alrededor no se dé cuenta de su problema.
Como en toda adicción, en los casos más graves, la persona puede acabar tendiendo
serios problemas familiares, sociales y económicos.
Este tipo de adicciones está relacionada en ocasiones con otras como puede ser
por ejemplo la adicción a la comida en donde el patrón que sigue el sujeto es
muy similar. Además de ciertos rasgos de personalidad que pueden hacer a la
persona más vulnerable hay otros factores más sociales que favorecen el
problema como son la proliferación de tiendas de todo a 1 euro, las tarjetas de
cliente de diferentes cadenas comerciales que gratifican con descuentos si se
hace determinadas compras, las tarjetas de créditos que facilitan el pago, o
los cada vez más numerosos créditos rápidos que nos aseguran una cantidad sin “hacer preguntas”.
ALGUNOS CONSEJOS PARA
INTENTAR CONTROLAR ESTA ADICCIÓN PUEDEN SER:
Intentar hacer una lista de lo que se va a comprar, planificar el gasto para
cada cosa, buscar otras alternativas de ocio y de “invertir”
nuestro dinero, ser más crítico con la publicidad para no dejarnos
engañar, no frecuentar lugares que inciten a las comprar como grandes centros
comerciales, posponer la compra de algo que se desea 1 ó 2 días para
reflexionar sobre su necesidad, etc.
Si estos consejos resultan inútiles o muy difíciles de
llevar a cabo, quizás el primer paso sea reconocer que se tiene un problema y
pedir ayuda.
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