NO TE EMPEÑES
No
hay aguas definitivas para tu sed y para tu fiebre.
Porque
cuando se agota en tu cántaro el agua breve del placer, ya está otra vez en tu
vida la sed hecha calentura y exigencia de felicidad.
Arrima
bien tu cántaro bajo el caño de Dios.
Él
es exclusiva. Agua para tu sed.
«Nos has hecho Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto
mientras no descanse en ti» (San Agustin)
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