No se opta por Dios en la evidencia, entre las luces diáfanas de una mañana luminosa.
La
opción por Dios se realiza desde la fe, que vale tanto como decir entre las
sombras de los atardeceres, en los que los contornos de las cosas se difuminan
para los ojos.
«Como perro olvidado que no tiene huella ni olfato y yerra por
los caminos, sin camino…, así voy yo, borracho melancólico, guitarrista lunático,
poeta, y pobre hombre en sueños, siempre buscando a Dios entre la niebla» (Antonio Machado)
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